Y llegamos a la tercera y última entrega, más que nada porque tampoco se trata de realizar una saga sobre las mujeres que componen sino un breve recorrido por ellas y darlas a conocer un poco. Y en algún momento hay que poner punto y final. En las anteriores entregas le dediqué espacio a las pioneras y a aquellas que fueron las primeras en ser reconocidas en la década de los noventa a pesar de llevar varios años trabajando. En esta nos centraremos en las compositoras que han desarrollado su trabajo desde el nuevo siglo, con la apertura iniciada por aquellas. Lo que no quita para que, al igual que pasaba con casos como Portman, Dudley o Walker, estén componiendo música desde años atrás.
Una de ellas es Lisa Gerrard, que quizás habría que haberla incluido en el capítulo anterior pues entró en el mundo del cine en la década de los noventa. Miembro del grupo Dead Can Dance, suele participar como colaboradora de compositores reconocidos, sobre todo con Hans Zimmer y Pieter Bourke, como sucedió en Heat, El dilema o Gladiator, su trabajo más conocido. Desde entonces ha compuesto para algunas películas, como Ali, Black Hawk derribado, El fuego de la venganza, El rey Arturo o Collateral, aunque de manera discontinua y siempre bajo la supervisión del compositor de la película. Es frecuente que incluya instrumentos exóticos y étnicos así como voces y coros en sus composiciones como forma de destacar y exaltar la acción de la película.
Jocelyn Pook es otra de esas compositoras que provienen del mundo del pop. Su carrera en el cine comenzó cuando Kubrick eligió un tema de su disco Flood para la escena del baile enmascarado en Eyes Wide Shut. Desde entonces ha combinado su faceta de compositora de música contemporánea con la música para el cine, aunque en un tempo más discontinuo al dedicarse tanto a películas más serias como El mercader de Venecia como a tv movies, destacando su participación en dos películas de Julio Medem: Caótica Ana y Habitación en Roma.
Ya es hora de hablar de compositoras españolas ¿no? Que haberlas haylas. Una de ellas es Eva Gancedo, la primera mujer y hasta la fecha la única en ganar el Goya a la Mejor Banda Sonora por la música que compuso para La buena estrella allá por 1997. Ha compaginado su labor en el cine, más bien escaso y centrado principalmente en los primeros años del 2000 con trabajos como Lágrimas negras, Arderás conmigo y La noche del hermano, con su presencia en la televisión donde ha puesto música a series como 7 Vidas o Un lugar en el mundo. Una lástima que no se haya prodigado un poco más en los últimos años.
De la nueva generación tenemos a Zeltia Montes, quizás la cara más conocida de la nueva hornada de compositoras españolas. Con una corta carrera aún pero en la que ya se incluyen documentales, cortos y varios largos como Pradolongo, Vilamor y A Esmorga (las tres del director Ignacio Vilar) así como La tropa de trapo en el país donde siempre brilla el sol. Es, quizás, uno de los valores emergentes de los compositores españoles y esperemos que tenga una carrera fructífera.
Por supuesto, aún se quedan unas cuantas compositoras en el tintero. Por ejemplo, ahí están Wendy & Lisa, un dúo de mujeres que de cantar con Prince en los ochenta y formar su propio dúo musical pasaron a componer para el cine (Mentes peligrosas) pero, principalmente, para series de televisión (Crossing Jordan, Heroes, Nurse Jackie, Mercy, Touch, Witches of East End). O Lolita Ritmanis, compositora que, al igual que Shirley Walker y con la que colaboró durante varios años, se ha dedicado a poner música para series animadas como Batman, Superman, Batman del futuro, Teen Titans, La liga de la justicia, Ben 10: Alien Force y varias más.
Como podreis observar, muchas de ellas provienen o se han refugiado en el mundo de la televisión, un ambiente más abierto y propicio a la participación femenina que las grandes producciones. Esperemos que con los años puedan dar el salto a la gran pantalla y continúen poniendo su toque a la música para el cine. Porque lo que sí he advertido es que se ha producido una regresión; a finales de los noventa y principios de la década del 2000 parecía que la mujer se iba a incorporar definitivamente al mundo del celuloide. De hecho, la mayoría de las citadas en las dos últimas entradas tienen trabajos relevantes y ganan premios importantes. Sin embargo, en los últimos años y salvo honrosas excepciones apenas existen figuras llamativas y en algunos casos sus trabajos se han espaciado sin que exista una nueva generación que las sustituya. Y es una pena porque la música del cine necesita de la visión femenina, de su subjetividad, de su sensibilidad. Ojalá que este panorama vaya cambiando...