La verdad es que tenía pensado un post sobre Maurice Jarre, que falleció el sábado, y su música. Pero, como siempre, la realidad te impone otras cosas.
El domingo por la noche mi pareja y yo nos enteramos de que había fallecido una chica que conocíamos. Fue un palo por muchas razones. La noticia nos llegó por medio de una amiga que vive en la península; encima el entierro había sido el mismo domingo al mediodía; y tuvimos que llamar a una buena amiga para darle la mala noticia. Además, había muerto en su casa y allí se la encontraron como un día después. Yo la conocí por medio de mi pareja y vale que no teníamos una relación especialmente estrecha pero nos veíamos cuatro o cinco veces al año, cuando quedábamos el grupillo de los colegas y lo pasábamos bien, o nos veíamos más sobre todo porque ella también era remisa a salir a tomar algo.
Y cuando te suceden estas cosas, así, repentinas, pues la cabeza empieza a trabajar por sí sola. Ayer me encontré cavilando un par de veces sobre la muerte, de la gente que ya no está contigo (físicamente) y esas cosillas. Sé que no es un plato de gusto pero hoy es lo que hay. Yo no sé si llegaré a viejo, como se suele decir, ni siquiera me lo planteo porque muchas veces tengo la sensación, el pálpito, que ni de coña. Pero eso no es una cosa que me preocupe o me dé miedo; lo que sí me da miedo es irme sufriendo, en agonía. A mí que me seden, o que suceda mientra duermo y no enterarme como hicieron casi todos mis abuelos. Cuando pienso en ellos, a veces les tengo un poco de envidia porque se que al menos tres de ellos lo hicieron durmiendo y rodeados de la gente que los quería.
La mayoría de la gente, y sobre todo los más jóvenes, no se suele plantear nunca la posibilidad de morir. Es como si por pensar que vamos a estar aquí toda la vida, que vamos a ser eternamente jóvenes, ésto se va a convertir en realidad. Y negar lo evidente nos lleva a frustraciones, a sufrir innecesariamente. Tampoco se trata de obsesionarse y vivir la muerte en vida, como hacen algunos. Pero sí de ser conscientes que un segundo estamos aquí y al siguiente tal vez no. Así que, señoras y señores, disfrutemos de lo que tenemos: de la vida, la posibilidad de otro día, el sol, el aire fresco, un cigarro, la música, un amigo, la lluvia, un helado... y dejémonos de monsergas. Siempre se puede estar peor.
Siento haberme puesto un poco dramático y algo tétrico pero a veces hay que recordar, como le apuntaban a los generales victoriosos en la antigua Roma, que somos mortales.
El domingo por la noche mi pareja y yo nos enteramos de que había fallecido una chica que conocíamos. Fue un palo por muchas razones. La noticia nos llegó por medio de una amiga que vive en la península; encima el entierro había sido el mismo domingo al mediodía; y tuvimos que llamar a una buena amiga para darle la mala noticia. Además, había muerto en su casa y allí se la encontraron como un día después. Yo la conocí por medio de mi pareja y vale que no teníamos una relación especialmente estrecha pero nos veíamos cuatro o cinco veces al año, cuando quedábamos el grupillo de los colegas y lo pasábamos bien, o nos veíamos más sobre todo porque ella también era remisa a salir a tomar algo.
Y cuando te suceden estas cosas, así, repentinas, pues la cabeza empieza a trabajar por sí sola. Ayer me encontré cavilando un par de veces sobre la muerte, de la gente que ya no está contigo (físicamente) y esas cosillas. Sé que no es un plato de gusto pero hoy es lo que hay. Yo no sé si llegaré a viejo, como se suele decir, ni siquiera me lo planteo porque muchas veces tengo la sensación, el pálpito, que ni de coña. Pero eso no es una cosa que me preocupe o me dé miedo; lo que sí me da miedo es irme sufriendo, en agonía. A mí que me seden, o que suceda mientra duermo y no enterarme como hicieron casi todos mis abuelos. Cuando pienso en ellos, a veces les tengo un poco de envidia porque se que al menos tres de ellos lo hicieron durmiendo y rodeados de la gente que los quería.
La mayoría de la gente, y sobre todo los más jóvenes, no se suele plantear nunca la posibilidad de morir. Es como si por pensar que vamos a estar aquí toda la vida, que vamos a ser eternamente jóvenes, ésto se va a convertir en realidad. Y negar lo evidente nos lleva a frustraciones, a sufrir innecesariamente. Tampoco se trata de obsesionarse y vivir la muerte en vida, como hacen algunos. Pero sí de ser conscientes que un segundo estamos aquí y al siguiente tal vez no. Así que, señoras y señores, disfrutemos de lo que tenemos: de la vida, la posibilidad de otro día, el sol, el aire fresco, un cigarro, la música, un amigo, la lluvia, un helado... y dejémonos de monsergas. Siempre se puede estar peor.
Siento haberme puesto un poco dramático y algo tétrico pero a veces hay que recordar, como le apuntaban a los generales victoriosos en la antigua Roma, que somos mortales.
14 comentarios:
Siento mucho lo de tu amiga...
A mi no me ha pasado con conocidos, pero de vez en cuando, sí que me pongo a pensar en los que han fallecido en mi família, y los hecho más de menos.
Yo creo que pienses o no, te obsesiones o no, da lo mismo porque moriremos igual. Así que más vale vivir tranquilo y disfrutar de todo.
Un beso.
La vida es aquello que se cruza en tu camino aportándote o quitándote, pero siempre enriqueciéndote... no te detengas a contemplar como llega... por que inevitablemente ha de llegar.. yo la veo a diario...pasa muy cerca... y sigue su camino.
Siento tu dolor, pero sigue caminando...
Shanks, de eso se trata, de disfrutar lo que tienes y siendo consciente de ello.
Mac, y seguiremos, claro que sí ;)
tequieromuchostarfighter :)
:(
Lo siento de verdad...
Yo no pienso en morir... sé que llegará y que no mola, pero... aprovechemos mientras tengamos tiempo, y salud.
Y yo también, Will, ;)
Otto, yo tampoco lo pienso pero, muy de vez en cuando, me planteo ciertas cosas. Y a vivir, que son dos telediarios.
Lo siento.
Lo siento mucho, Star.
Últimamente tambien pienso en la muerte debido al delicado estado de salud de mi abuela. No me obsesiono con ello, sé que es inevitable y que a todos nos llegará el momento.
Pienso como tu: que mi momento llegue mientras duermo porque le tengo miedo al sufrimiento (que no a la muerte en si).
Ánimo, cielo.
Gracias Sota.
Niniel, gracias y besos para tí también.
Como mi comentario daría para un post entero, sólo decirte que te acompaño en el sentimiento, que, aunque suena tan antiguo, es lo único que puede ofrecer uno en estos momentos, solidaridad y cercanía.
Un abrazo
Un abrazo
Lo sieto Star.
Pero míralo por el lado bueno... ha cumplido el ciclo, y comienza otro.
Persar en la muerte solo te llevará a tenerle miedo, cuado en realidad nunca la verás, nunca te hablará y nunca se acercará a tí más que en una ocasión
Nyc, gracias ;)
Casta, otro para tí, guapa.
2soles, pienso lo justo, no creas, y gracias.
Digo besos, muchos, y ya.
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