jueves, 20 de febrero de 2014

Destripando... Philomena

Philomena cuenta la historia de una mujer irlandesa que, en la década de 1950, queda embarazada. Su padre la envía a un convento donde es cuidada por las monjas; allí da a luz a un niño, Anthony. Para pagar los costos del parto y la manutención, tiene que trabajar duramente durante cuatro años pero, a los tres años, las monjas dan al niño en adopción. Philomena nunca olvidará a su hijo y cincuenta años después reemprende su búsqueda con la ayuda de un periodista.


Philomena se centra en la historia real de Philomena Lee, una mujer que después de cincuenta años decide volver a buscar a su hijo perdido. Además, se basa en el libro del periodista Martin Sixsmith (el mismo que la ayudó) titulado The lost child of Philomena Lee en el que, a partir de este caso, narra la historia de muchas jóvenes irlandesas cuyos hijos fueron dados, o simplemente vendidos, en adopción durante las decadas de 1950 y 1960.

Aunque dirigida por Stephen Frears y protagonizada por Judi Dench y el cómico inglés Steve Coogan, no se trata de una superproducción sino más bien de una película pequeña, producida por la BBC, y que se ha colado en los Oscars con cuatro nominaciones (Mejor película, Mejor actriz, Mejor guión adaptado y Mejor Banda Sonora). De hecho, se trata de una película intimista que se centra en la búsqueda del hijo, y que tiene dos partes diferenciadas pero de manera muy sutil: en la primera parte vamos conociendo la historia pasada de Philomena, todo lo que sucedió, a la vez que comienza la búsqueda, mientras que en la segunda parte se centra en la historia del hijo, su vida en Estados Unidos.



Todo el peso de la película recae en la pareja protagonista, Judi Dench y Steve Coogan. Judi Dench está enorme en la frágil Philomena que tiene la fuerza y la perseverancia de buscar a su hijo, sin dejar de ser una mujer sencilla que se asombra con el servicio que ofrecen en primera clase de un avión o la comida de un hotel. Y que es capaz de perdonar porque, como dice en cierto momento, no quiere acabar amargada y frustrada por el pasado. Enfrente, se halla el contrapunto, un sorprendente Steve Coogan que ejerce de periodista defenestrado y amargado, como bien le muestra Philomena, que toma la historia sin interés al comienzo pero que se involucra y busca lo mejor para ella. Es una película que te emociona muy mucho y siendo como es un drama no abusa de las situaciones dramáticas ni busca la lágrima fácil; en este sentido, la dirección de Stephen Frears es de lo mejorcito, narrando la historia de manera natural sin grandes golpes de artificio dramático y que estos surjan como la vida misma.

Compuesta por Alexandre Desplat, la música es de los mejores elementos que contiene la película. Como decía hace cosas de un mes al hablar de las nominaciones, esta la sexta nominación al Oscar del francés para un trabajo impecable. Se trata de una banda sonora llena de temas sencillos, que no simples, cuasi minimalistas al estilo de Nyman que transmiten tanto el carácter del personaje principal como sus vicisitudes sin llegar al dramatismo. Contrasta el tema principal, lleno de vitalidad y de la fuerza de Philomena, con otros más oscuros sobre todo en los que hacen referencia a su estancia en el convento. Me gustaría que se llevase el Oscar aunque se que lo va a tener muy pero que muy complicado. Aquí si quieren escuchar la banda sonora completa.






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