Si has llegado hasta aquí, querido lector, y llevas una temporada visitando este blog habrás podido comprobar que, a lo largo del último año, ha ido languideciendo. Cada vez escribo menos y, con la excepción de las entradas musicales del fin de semana a las que dedico un tiempo porque reconozco que me encantan, el espacio temporal en la publicación de las entradas ha ido aumentando. Inexorablemente. Tal vez tenga menos tiempo, menos energía, menos interés o sencillamente es que estoy inmerso en otros proyectos. Siempre vi el blog como un medio de contar mis cosas, mis neuras, mis inquietudes, mis pasiones y mis gustos. Pero últimamente hasta eso ha ido cediendo el paso.
Por eso, antes de dejar que el blog vaya muriendo triste y lentamente y que deje de escribir despidiéndome un poco a la francesa, prefiero venir y daros los gracias. Por haberme acompañado en este viaje. Por las visitas. Por los comentarios. Por habernos conocido, ya sea virtualmente o físicamente. Porque, con toda probabilidad, lo mejor de este blog ha sido conocer a gente estupenda y maravillosa por toda la geografía española. Pero no penséis que esto es una despedida definitiva. Nunca me han gustado los adioses rotundos. Prefiero creer que, en el octavo cumpleaños de este blog, algún día volveré por aquí. Que tendré las ganas, las energías, para retomarlo.
Así que esto es sólo un hasta luego. Hasta la próxima entrada. Porque nos seguiremos viendo/leyendo/hablando por otras redes sociales, que ya sabéis que tengo cuenta en twitter y en facebook a las cuales están invitados.
Sed felices. Os deseo larga vida y prosperidad.