jueves, 31 de enero de 2008

De riesgos

Una amiga y compañera en el curro me enseñó este artículo ayer y como me ha gustado mucho, y encima barre para casa, pues lo pongo por aquí, por si quereis leerlo. Es un artículo titulado "La profesión más arriesgada del mundo", publicado en un periódico asturiano "La nueva España". Puede que sea un poco largo pero merece la pena. El enlace al artículo, aqui.

"La profesión más arriesgada del mundo

Existe una profesión realmente arriesgada, quizá sea la más peligrosa de todas. Me estoy refiriendo a la profesión bibliotecaria.
Esta afirmación provocará más de un asombro. ¿Arriesgada por qué?

¿Acaso quienes la practican trepan por imposibles rocas, como los alpinistas? ¿Acuden a la primera línea de fuego de cualquier guerra, como los reporteros? ¿Descienden a las profundidades de la Tierra para extraer sus minerales, como los mineros? ¿O se enfrentan a mares embravecidos, como los marinos y los pescadores?

No, claro que no realizan ninguna de las actividades descritas.

Entonces, ¿por qué esa exageración? ¿A que viene hablar de riesgo bibliotecario?

Es cierto que a un observador superficial podría parecerle una profesión no sólo sedentaria, sino tranquila, relajada y alejada de cualquier amenaza. Ni siquiera se les exige el uso de casco protector ni de ninguna otra precaución.

Sin embargo, las apariencias engañan, y mucho. Estos profesionales trabajan con dos de los elementos más inflamables que existen: libros y lectores.

Los bibliotecarios saben, mejor que nadie, que un libro, puesto en contacto con un lector, produce una reacción impredecible e imprevisible.

Si juntamos un átomo de oxígeno con dos de hidrógeno, sabemos que obtendremos agua. Pero si unimos un lector con un libro, jamás podremos adivinar lo que va a ocurrir, dado que el mismo libro causará efectos distintos en diferentes lectores. Será una reacción química de efectos insospechados, esto es, no controlables.

No es de extrañar que la primera medida que suelen tomar las dictaduras es intervenir en las bibliotecas, bien para clausurarlas, bien para permitir sólo los libros que a ellos les interesan. Es el caso, entre tantos, de Corea del Norte. Ninguna dictadura va a consentir que se les cuele literatura subversiva ni tampoco degenerada, como así tildaban los nazis a libros como «La metamorfosis», de Kafka.

Qué duda cabe de que quienes mejor han entendido el poder de los libros son los dictadores. Por eso los prohibieron nada más alzarse con el poder. Stalin acabó, sin temblarle el pulso, tanto con los libros como con los autores que le molestaban, que eran casi todos. Él aplicaba ese viejo refrán de «muerto el perro, se acabó la rabia», aunque murió sin saber que la rabia era él.

En las democracias estas instituciones inflamables que son la bibliotecas peligran también, porque hay muchos dirigentes políticos con tentaciones totalitarias que miran los libros con recelo. Se les nota enseguida, primero porque hablan de autores y títulos que no han leído; segundo, porque ponen todo tipo de trabas y cortapisas para su potenciación, aún proclamando que las apoyan. Y tercero, y sobre todo, porque quienes rigen los destinos de los ciudadanos, saben, o intuyen, que aunque las bibliotecas públicas dependen de los poderes políticos, quienes las frecuentan tienen la posibilidad de aprender en ellas a desconfiar de cualquier poder, de cualquier imposición, de cualquier manipulación. Saben, o intuyen, que son instituciones extrañas que se nutren de pensamiento concentrado. Y saben, o intuyen, que pensar siempre resulta subversivo. Ya hay quien las considera, aunque no se atreva a decirlo en público, un peligro mayor que el de un polvorín a punto de estallar.

Comprenderá ahora, quien haya leído hasta aquí, que la actividad bibliotecaria exija delicadeza, prudencia, valor, atención y conocimiento para afrontar con éxito los altos riesgos que supone.

Quienes se dediquen a esta profesión, deberán estar alerta ante lo que pueda ocurrir.

En la mítica película de 1951 «La mujer pirata», dirigida por Jacques Tourneur, la capitana, después de expoliar un navío, ordena amontonar en la cubierta de su barco todo el botín conseguido, y les pide a sus subordinados que cojan el objeto que más les apetezca.

La mujer transmite esta petición al médico del barco.

-Elegid, doctor.

El médico observa por encima aquel tesoro, en el que destacan joyas y vestidos lujosos, sin darle importancia.

-Dudo que haya algo aquí que me guste. ¡Ah, sí! -dice, tomando un pequeño libro.

La mujer pirata lo contempla sorprendida.

-¿Un libro? ¿Eso es todo?

-Los libros tienen un poder mágico -responde el médico.

La mujer pirata replica con indignada rapidez.

-¡Más poder tiene una andanada de cañón! ¿Puede un libro hundir un barco?

-Los libros han hundido los barcos más poderosos, destruido ejércitos y derrumbado imperios -concluye el médico alejándose con su peligroso trofeo.

Los tiranos de cualquier especie, incluidos los que llevan la piel de demócratas, saben que los libros, y quienes los cuidan, son un peligro real.

Por eso esta es la profesión más insegura del mundo.

Cuando se reconozcan de verdad los riesgos que corren los bibliotecarios, seguro que se les añadirá, a su merecido sueldo, un incremento o plus de peligrosidad, y es más que probable que se les exija también, a estos sufridos profesionales, el uso de casco y otras necesarias medidas preventivas."





miércoles, 30 de enero de 2008

De ficciones cinematograficas

Anoche vi este video y no puedo resistirme a ponerlo aqui porque refleja como nada lo mentiroso que puede llegar a ser el cine, y sobre todo ahora con el enorme desarrollo de los efectos especiales. Se trata de un video sobre como se puede hacer el desembarco de Normandía con lo puesto; en contraste, imaginad lo que se pudo gastar el Spielberg en la pelicula del soldado Ryan. El futuro ya esta aqui y llegó hace mucho.



Sed malos.

martes, 29 de enero de 2008

De sueños y ancestros

Anoche soñé con mi abuela. Con una de ellas. No, no fue una especie de visita del fantasma de las navidades pasadas ni nada por el estilo. Simplemente, mi subconsciente se puso a soñar y entonces volvía a tener ocho o nueve años, era sábado e iba a casa de mis abuelos con mi hermana a jugar, a leer, a divertirme en definitiva. Yo era su ojito derecho y mi hermana el de mi abuelo; mi padre siempre dice que por mí hubiera hecho cualquier cosa. Y, a veces, me acuerdo de ella.
Esta mañana, al despertarme, me acordaba del sueño, cosa bastante rara en mí. Y me han venido otros recuerdos, no sólo de esta abuela (la madre de mi madre) sino de la otra. Y era una cosa bastante rara estar tumbado en la cama, en la duermevela y acordarte de personas que hace mucho tiempo se fueron, en mi caso hace más de veinte años. Y me emociono, a veces soy un poco sentimental que se le va a hacer, porque me hubiese gustado conocerlas un poco más, claro que con ocho o nueve años tampoco le puedes pedir a un chiquillo que se ponga a hablar con sus abuelas. Aunque de algunas cosas sí que me acuerdo como si las hubiese vivido ayer. Por ejemplo, mi otra abuela (la madre de mi padre) le gustaba contar cosas sobre su infancia en Fuerteventura; ella, y mi abuelo, eran de allí y contaban historias que a mi se me antojaban extrañas. Una de ellas era sobre la luz de Mafasca que ella había visto y recuerdo que me ponían los pelos de punta.
Y todo esto venía porqueeee... pues porque a veces me gusta recordar a la gente que ya no está aquí, aunque solo sea en sueños. Tal vez sea mejor así.

domingo, 27 de enero de 2008

De pelis y libros

Pues como dice el dicho: el hombre propone y ... el cuerpo dispone. Pues eso, que muchas intenciones para hoy domingo que no he cumplido. Y es que anoche acabe un poco cansado. El superacto social estuvo bien, no tan largo como pensaba pero aún así me llevé el aparatejo de música para los momentos más tediosos. La tarde fue un poco rara porque me saltó la migraña y tenía un mal cuerpo que no presagiaba nada bueno así que me tuve que dopar. Menos mal que se pasó y la cena del cumple me lo pasé muy bien. Tanto que llegue tarde a casa (no tanto como de amanecida pero si un poco tarde) y me levante igual de tarde así que la playa quedará para el weekend que viene.

Y siguiendo la tradición de los últimos domingos me he limitado a hacer sillonning y verme alguna peli después de comer. Me puse Sunshine, una peli de ciencia-ficción que en su momento no pude ir a ver al cine y tenía interés; ahora entiendo porqué no fui, creo que fue el subconsciente o la intuición oculta porque la peli sin ser aburrida no es tampoco nada del otro jueves. Le falta un poco más de chicha, un guión flojito y unas interpretaciones sositas y un poco planas (como mi encefalograma cuando veía la peli). Empieza relativamente aceptable para acabar sumida en un profundo agujero negro.

Esta semana tengo que ponerme las pilas con el master; he de acabar con un par de trabajos que debo presentar antes del fin de semana y ni siquiera he empezado. Que desgana, señor. Voy a empezar de nuevo con la jalea real porque últimamente estoy muy pero que muy desganado y apático y esto se tiene que acabar. Encima me estoy intentando leer Un mundo sin fin, la novela que es una continuación de Los pilares de la tierra de Ken Follet. Digo intentando leer porque lo hago por las noches y la verdad es que, a diferencia de la anterior, la historia no me está atrapando pero nada de nada y eso que voy ya por la página 100. Creo que seguiré un poco más pero si no mejora lo dejaré de lado y cogeré algún libro de la lista que tengo pendientes, y es una pena porque no me gusta dejar libros sin terminar. Pero tampoco es plan de meterse mil ciento y pico páginas sólo por acabarlo. En fin, ya veremos como acaba el culebrón.

Larga y próspera vida

viernes, 25 de enero de 2008

De pre-weekend

Quería haber posteado ayer un poco pero mi compañera de curro no fue, así que me comi el marroncillo yo solito (no dispareis a matar a la pobre, que se puso mala del estómago). Encima, hubo amago de migraña, que corté rapidamente pero que me dejo pa'lla y, claro, cuando llegué a casita pues me acomodé en el sillón y fue ponerme en posición horizontal y entrarme una modorraaa...

Y esta mañana quería haberle dedicado algún tiempo al master y hacer una tarea que debo entregar antes de fin de mes pero igual que con el sillón: fue ponerme a leer y entrarme una modorraaa, así que me puse a escribir el anterior post y mirar unas cosillas por los interneces. Que día más soso, ¿no?

Bueno, el fin de semana se presenta con una vida social más intensa. Mañana por la noche tengo el cumpleaños de una amiga, así que quedaremos el grupillo y nos iremos a cenar por ahi. Se me apetece salir luego por los ambientes pero ya veremos porque también se me apetece ir a la playa el domingo y me veo que si salgo de marcha ya no ire a la playa. Dificil decisión.
Encima, un amigo integrante de este mismo grupo tiene superacto social mañana. Le invisten de doctor en la universidad. El acto en sí es largo, soporífero y un pelín tedioso pero para el que está ahí es como ser el centro del universo; entrar mientras suena el "Gaudeamus igitur" (el himno universitario), que luego te llamen al estrado para ponerte el birrete mientras te aplauden y salir con la toga y toda la parafernalia no tiene precio. La verdad es que te emocionas un mucho y piensas lo que ha costado llegar hasta ese momento. Y voy a ir con la gente que irá por la noche al cumpleaños asi que me veo en una vorágine de acto social-almuerzo-merienda-corre a casa a ducharte y cambiarte-cena que durará todo el día. Creo que la opción playa va ganando puntos y me reservaré para el próximo fin de semana que encima es el grande del carnaval.
Si sobrevivo, escribiré algo el domingo. Si no doy señales de vida, es que el lado oscuro me ha absorbido.
Sed malos, que los chicos malos van a todas partes.

La música en el cine VI

Hacía tiempo que no hablaba nada sobre la música en el cine, y voy a seguir sin hablar. Creo que la música es bastante expresiva por si sola. En fin, nos habíamos quedado en la década de los cincuenta con los musicales, y no vamos a salir de ella.

Voy a poner un par de videos que me encantan e ilustran estupendamente la relación entre la música y el cine. El primero son los títulos de crédito de la película Vértigo de Hitchcock. Es uno de los más impactantes que recuerdo, entre las imágenes de Saul Bass y la música de Herrmann la entrada a la película resulta inquietante y ya nos mete de lleno en un mundo de miedos y engaños.



El segundo video son igualmente otros títulos de crédito, los de la película Horizontes de grandeza. Este video ya lo puso rickisimus en su blog y había dicho que no lo utilizaría peeeeeeero, me gusta tanto que lo voy a poner. La música es de Jerome Moross y, como siempre, coordina perfectamente con la imagen. Es un placer ver estas pelis.



Y un tercer video, la personificación del estilo: Fred Astaire, cantando y bailando. Es parte de un musical, Blue Skies, y en ella Fred Astaire hace lo mejor que sabe hacer: bailar. Es increible el estilazo que se pega y como se coordina con la música. No apto para los que no gustan de los musicales.



Espero que os guste, disfrutad de la música, nos acerca a las estrellas.

miércoles, 23 de enero de 2008

De actores que se van

Hoy me he levantado como todos los días y me he enterado que has cogido el caballo y te has ido a las verdes praderas de Brokeback mountain. Ainssss, ya podías haber esperado un poco y llevarnos a todos, en fin, espero que alli donde estés seas seas más feliz.


lunes, 21 de enero de 2008

De climatologías

El sábado tuve una sospecha al ver un día radiante después de varios con frio y algo de lluvia, sospecha que se confirmó el domingo cuando empezó una ventolera del este que trajo una calima impresionante. Ahora entiendo el amago de migraña que tuve el viernes por la mañana. Y es que mi cabecita se está convirtiendo en una especie de "predictor", a unos les duele las rodillas, los juanetes o la cintura y a mí la cabeza.

Y claro, la calima ha dejado mi sentido olfativo a la altura del coeficiente intelectual de la Hilton, es decir, la nada. Baaaahhh, exagerao, diran algunos. Que sí, que si, y si no aqui teneis una muestra de un día de calima.




En fin, esperando tiempos mejores me despido con algo de musiquilla.


Larga y próspera vida.

jueves, 17 de enero de 2008

De trabajos y trabajos

Ayer y hoy he bajado a la cueva, yo la llamo así aunque podría ser el sarcófago de cualquier faraón o de Chernobil. Supongamos que el sitio donde trabajas tiene un sótano enorme, donde trabajas tú y bastantes compañeros más, la gente estudia y demás, con iluminación natural y aire. Supongamos que debajo hay otro sótano, al que sólo accede el personal y aunque hay alguna ventana pues como que sin fluorescente no encuentras ni tu sombra. Y supongamos que debajo hay otro sótano, más pequeño donde todo son paredes y no oyes ni tu respiración. Esa ... es la cueva. No todo el mundo baja ahi porque ni falta que hace ni maldito interés que tiene el sitio así que cuando alguien baja siempre hay otro que dice: "Te acompaño que nunca he bajado" o "Quiero mirar que hace tiempo que no he ido". En fin, cuando entré a currar aqui me curé con sobredosis porque tuve que trabajar ahi como un mes, así que ni ganas de volver.

Y, encima, ha vuelto "El belga". Verlo el viernes pasado en la conserjería fue impactante pero que te venga media hora antes de cerrar y te absorba todo ese tiempo fue insufrible. El belga es un señor mayor (creo que debe estar jubilado) de Bélgica (de ahí el sobrenombre) que suele venir a principios de año a dar un curso/conferencia/charla o similar sobre la Unión Europea. Y siempre pide información, alguna bastante surrealista, sobre ese tema. Es muy educado, eso si, pero es un poco pesadillo y todo el mundo huye en cuanto lo ve. Lo suele atender una de mis jefas que se encarga de todo ese tema pero ahora está de baja y como el susodicho ha venido por la tarde, ¿adivinais a quien le ha tocado? Y, para colmo, se ha aprendido mi nombre (Regla nº1 de todo buen personal que atiende al público: Nunca, nunca pero nunca dejes que sepan tu nombre. Si lo saben controlarán tu vida).

Lo mejor de hoy. Ha venido un chico italiano que quería sacar un libro pero no podía porque no tenía ninguna acreditación (mi compañera no le dejaba y miraba para mi). Me acerco, lo busco en el programa y le presto el libro, y él tan contento me dice: Muchas gracias, ¿cual es tu nombre? y se lo dije, claro. (Regla nº2 de todo buen personal que atiende al público: Deja que algunos controlen tu vida, y otras cosas). Suspiro mental y quejío mental a la velocidad de la luz. Pero volverá, todos acaban volviendo.

Hasta el infinito y más allá.

De libros

Anoche terminé de leer, por fin, Mercaderes del espacio de Pohl y Kornbluth. Y digo por fin porque tenía al pobre libro más abandonado que la Paris Hilton a la cultura; me lo llevé de viaje a Paris pero casi ni lo toque y poco a poco por las noches lo he ido avanzando. Aunque escrito en los años 50, lo que describe y narra es bastante actual. Un ejecutivo de una gran corporación publicitaria debe realizar una campaña para animar a la gente a viajar a Venus (donde no hay nada salvo recursos que explotar) y acaba realizando un viaje por los submundos, la competencia y los enemigos.



Bajo la apariencia de un título aparente, es una crítica feroz del consumismo, del mundo de la publicidad y todo lo que ello conlleva. Es un libro bastante visionario pues adelanta en mucho tiempo situaciones actuales, como la escasez de recursos naturales (coches a pedales, agua hiperrestringida...), el poder político apenas existe y son las grandes corporaciones (en este caso de publicidad) las que dominan el cotarro, el dominio de los consumidores a través de adicciones, etc. Uhmmmm ¿de que me suena todo esto?

En fin, que me lo he pasado bien leyéndolo. Y para que vean que la ciencia-ficción no sólo es literatura de evasión, siempre hay mucho más.

Larga y próspera vida.

martes, 15 de enero de 2008

De morosos (hasta en la sopa)

Ayer me rei un poco a costa de los usuarios. Viene una chica al mostrador:
- Hola, aquí vengo a traerte unos libros que tenía que haber devuelto hace un tiempo y me llamaron esta mañana para devolverlos.
- Ah, bien eso quiere decir que vas a tener premio (uno intentándole quitar hierro al asunto y poner un poco de gracia)
Empiezo a pasar los libros y me doy cuenta que tiene una multa de narices. Cuando termino de pasar los libros, como nueve en total, veo que tiene multa hasta el año 2031. Le digo a mi nueva compañera: "Ven, ven, que esto no se ve todos los días". Y la pobre estaba alucinando. La ex-alumna, ya había terminado, me suelta: "Pues a mí no me hace tanta gracia". Y claro me saltó la vena sarcástica: "Es que si no nos reimos, pues nos ponemos a llorar".
Hoy se lo comentamos a las compañeras de la mañana y estaban asombradas, y mira que hemos visto de todo. Y esto es el pan nuestro de cada día, alguna vez le he comentado a una de ellas que podríamos montar un blog con todas las escenitas y anécdotas que nos pasan; tendríamos entradas todos los días y algunos con varias. Me lo estoy pensando.
Que la Fuerza os acompañe.

lunes, 14 de enero de 2008

De pereza

Debería haber recogido la casa pero no se me apetecía.
Debería haberme puesto a leer la pila de textos que tengo para el master pero se me apetecía aún menos.
Debería haber hecho de comer pero tenía la nevera llena y me conformé con elegir algo del día anterior.
En su lugar, me levanté, saqué al perro a pasear un poco (más bien para que hiciera sus cosillas) y a la vuelta me tomé la pastilla para la migraña que me estaba j... la mañana. Así que me tumbé en el sillón, puse una peli y me dediqué a vegetar hasta la tarde viendo la tele, medio dormido medio anestesiado. Es que no tengo remedio pero si hasta Dios descansó el domingo porqué ibamos a ser menos.
En fin, que esta mañana me he tenido que poner las pilas por narices y ya he adelantado algo. A ver si continuo así la semana.

Para terminar, una canción que me encantó del Eurovisión 2007.



Sed felices y mucho ánimo para la semana.

sábado, 12 de enero de 2008

De viaje por Paris, episodio 2

Anteriormente en el Guerrero Galáctico: Viajando por Paris, habíamos visitado la zona de Le Marais. Siguiendo con el callejeo, estuvimos en Trocadero y el Arco del Triunfo, visitando los Campos Elíseos (y alguna que otra tienda) para llegar a la Cité donde acudimos en loor de multitud a Notre-Dame. Un fin de año relativamente tranquilo pero multitudinario con otros españoles.

El día de Año Nuevo mi nene decidió que quería ir a ver la torre Eiffel así que nos plantamos allí casi a mediodía. Las colas eran de órdago (sobre todo por su lentitud) pero aún así nos quedamos; menos mal que al poco de llegar hubo una pequeña reorganización de la cola y se movió un poco, vimos a una pareja de la quedada española de la noche anterior un poco más adelante y la fuimos a saludar y con ella nos quedamos. Por la cara. Aún así dos horas de cola no te las quita nadie pero la emoción de subir y las vistas
son increíbles. Mi chico insistió, a pesar de su conocido temor a las alturas, en comprar el ticket hasta la tercera y última planta; para nada, porque llegamos a la segunda y allí nos quedamos. De todas maneras es impresionante, ahí va una muestra. En primer plano, los Inválidos, la cúpula del fondo a la derecha es el Panteón y a la izquierda se pueden ver las torres de Notre-Dame. La verdad es que el rato que se pasa en la torre compensa todo el tiempo de espera.


Después de un breve tentempié (=bocadillo+cafecito, para entrar en calor), nos dirigimos raudos y veloces a la zona de Montmartre. Comenzamos uno de los recorridos de la guía al lado del Moulin Rouge para seguir por todo el barrio, subiendo poco a poco, hasta llegar a dos antiguos molinos que aún se conservan. Ahí va la foto de uno de ellos.


Después ya nos metimos por la zona del Sacre-Coeur, un poco abarrotado de turistas y entramos en la iglesia, un poco surrealista porque estaban en plena misa y los turistas haciendo el paseillo aunque había algunas personas controlando que no se hiciesen fotos. La noche había caído y hacía un frío que pelaba, es que es una zona elevada y el viento corta que vamos... Estuvimos dando unas vueltillas por las tiendas pero al final nos fuimos al hotel a descansar. Lo mejor de la visita a la zona fue el paseo por sitios poco transitados como ver el único viñedo urbano de Paris, callejear por la parte de atrás del Sacre-Coeur, etc.

Y hasta aquí llegamos hoy.

P.D. Hace tiempo que no pongo música, en que estaría pensando.


Larga y próspera vida.

De mascotas inesperadas

Por razones que no vienen al caso (la historia es muuuuy larga), se puede decir que los Reyes nos trajeron una mascota ya conocida.



Digo conocida porque ya estuvo con nosotros algún tiempo. Cuando falleció la madre de mi pareja se vino a casa unos tres años pero cuando compramos la casa lo tuvimos que dejar con una de las hermanas porque se ponía a llorar (el pobre). Ahí donde lo veis tiene como 16 ó 17 años (la edad es una de esas grandes incógnitas como la edad de Sara Montiel, por ejemplo) y ya está un poco viejito, para lo que quiere. Porque en cuanto ve un poco de comida se lanza a por tí. Todavía me acuerdo cuando mi sobrina, la más pequeña, tenía un año y le di una galleta para ella; el muy mamón vino hasta ella y le quitó la galleta sin que se diera cuenta. La cara de mi sobrina era un poema.
En fin, como dice el refrán "A quien Dios no da hijos... el diablo le putea". Pues eso.

jueves, 10 de enero de 2008

De regalos e impresiones

En el anterior post había comentado que uno de los regalos que me cayeron el día 6 fue un anillo, un anillo para el stress, ¿porqué será? En fin, que a petición del respetable aquí va la foto del mismo.


Y ahora una aclaración. El viaje de fin de año a Paris ha sido genial, la mejor idea que se nos pudo ocurrir. Ya había estado hace unos cuantos años en verano pero nada como volver con la persona con la que lo compartes todo, a la que quieres. Lo hemos pasado muy bien, hemos disfrutado mucho, callejeado sin parar. Tal vez en el primer post no se reflejó demasiado bien y parecía que era más sufrimiento que placer. Pero, bueno, es que la forma de narrarlo tal vez no sea la mejor (y que quereis si Dios no me dió con el don de la narrativa, bueno Dios o la genética, pero no le voy a echar la culpa a mis padres, claro).

Varias impresiones que me he llevado de la visita a Paris. Paris es precioso en invierno, verano y cualquier época del año sobre todo si vas con la persona a la que quieres. Pasear con él por las calles, cogerle a veces de las manos, darle un achuchón o unos besos en plena calle no tiene precio. Han sido las mejores vacaciones que hemos tenido, y hemos tenido unas cuantas.
Los parisinos han mejorado su carácter, al menos por lo que recuerdo de la primera vez. Me han parecido más amables, en algún caso te intentaban hablar en español y bastante más simpáticos.
La próxima vez que viajemos a Paris, espero no tardar tanto como esta segunda vez, intentaremos ir en una época no tan turística. No tanto por la gente, era increíble la cantidad de turistas que había en la ciudad, sino porque había que hacer cola, y qué colas, para entrar en cualquier sitio. Ya hablaremos de eso más adelante.
Por último, el ambiente gay parisino me sorprendió agradablemente. Tampoco es que saliéramos mucho. La noche de fin de año pasamos por la rue des Archives, vimos a tres que iban caminando ligeritos y dijimos: "Vamos a seguirlos porque seguro que van a algún local". Efectivamente, llegaron a un pub y entramos detrás de ellos pero el local estaba a reventar y el ambiente un poco asfixiante así que lo dejamos y fuimos a otro local que habíamos visto cuando seguíamos al trío. Digo que me sorprendió por la fauna tan variopinta que había, no sólo esa noche sino la última que también salimos un poco. Había gente con chaqueta, al lado de gente con vestimenta militar y otros que iban con chándal. Yo me imaginaba las críticas de más de uno de aquí si ve aparecer a alguien con chandal en un pub o bar una noche. Y eso me gustó, la variedad de locales y de gente.

Y hasta aquí llegamos hoy. Ya seguiremos contando el viaje en próximos episodios.
Que la Fuerza os acompañe.

martes, 8 de enero de 2008

De Reyes

Una pequeña pausa en la odisea parisina. Como llegué un poco cansado, la víspera de Reyes me fui a comprar un regalo a una de mis hermanas, le compré otro a mi pareja y asesoré a un amigo sobre otro para su mujer. Y a las cinco de la tarde me fui a casa, como en los toros. Y no salí más. Tras pegarme la tarde empaquetando, me tiré en el sillón y me puse a ver la tele y me quedé un poco shock cuando veo que en Cuatro están emitiendo Sin City, jo...r menuda peli para una noche de Reyes. Bueno, pues me la volví a gozar.

Los Reyes fueron buenos conmigo, no sólo tuvimos el viaje, además me dejaron el comic de Persépolis y un anillo (no, de pedida no, malpensados). A mi nene le trajeron música y el juego para la Wii, Guitar Hero III. Sí, lo se, pero era lo que él quería y está enganchado al juego desde que lo probó en casa de un amigo para la Play2.

Lo mejor fue en casa de mi hermana con mis sobrinas. Las dos estaban hiperaceleradas con tanto juguete. Encima no paraba de llegar gente con más juguetes. El hermano de mi cuñado con sus hijos, el menda, la suegra de mi hermana. Mi cuñado, el pobre, estaba, como decirlo, un poco desbordado. Pero las nenas estaban encantadas. A la pequeña le llevé un Pocoyo, si no sabes quien es Pocoyo es que no tienes sobrinos en edad preescolar (anda, mira aqui); y a la mayor un par de cuentos sobre bailarinas (sí, tengo una Pavlova en potencia en mi familia). Desde luego, los chiquillos son los que mejor lo pasan ese día, sobre todo los más pequeños. Ver a mi sobrina más pequeña hablando por un teléfono de los Lunis no tiene precio.

Por la tarde vinieron unos amigos con los que hacemos algo así como el amigo invisible pero sin ser invisible. Inevitablemente, me cayó un juego para la Wii que aún no he estrenado. Ya me pondré a ello. Y después a cenar, para rematar la faena navideña.
Ayer estaba un poco desorientado, con tanto día de fiesta y ya no sabía si era sábado, lunes o qué. Encima vino una amiga que vive en Inglaterra con la enana que tiene (otro encanto) a comer a casa y fue un poco como el culmen de todo. Y es que no podía con mi alma. Tengo un poco de cansancio acumulado y necesito un par de buenas noches para dormir bien y recuperarme. En fin, lo intentaremos al menos.
Bon soir, mes petits amis.

lunes, 7 de enero de 2008

De viaje por Paris, episodio 1

Como ya he dicho cienes y cienes de veces, me he ido a Paris de la France a pasar el fin de año con mi nene. Y a petición del respetable paso a contar las aventuras de un canario en ese universo paralelo que es la ciudad de la luz.
El viaje hasta Paris, con escala en los madriles, fue lo más normal y tranquilo que se puediera encontrar uno, hasta pude echar una ligera cabezadita en el primer avión, cabezadita porque yo necesito posición horizontal para poder dormir a gusto, no como mi pareja que se queda frito en cualquier lado ¡que envidia! En fin, llegada a Orly y primer sablazo porque para llegar a Paris toca coger el Orlyval (una especie de tren que conecta con un tren de cercanías y te deja en el centro de Paris) y a pagar 9 euritos por cabeza.
El hotel muy bien, estaba en la zona de Le Marais, muy cerca de una estación de metro y bastante céntrico. Escogí el hotel precisamente por la zona en la que estaba. Tras dejar las maletas nos fuimos a hacer uno de los recorridos de la guía. Una compañera del curro me había dejado una guía de Paris (que luego me compré para tenerla) en la que ofrecían cuatro recorridos por Paris a pie. Pues uno de ellos por Le Marais y lo hicimos por la tarde-noche de la llegada. Pudimos ver algunos sitios de ambiente gay, bares y pubs sobre todo, que luego visitamos. Yendo por una calle nos dan un folleto y vemos que es de una tienda outlet de marcas. Como era justo delante de donde nos dieron el folleto, decidimos entrar a echar un vistazo. Bajamos a la planta baja y lo primero que veo es una chaqueta por 240 euros de nada y pienso: jo, menos mal que es un outlet que si no. Pero claro, todo marcas Prada y demás. Lo más barato eran unas camisitas muy monas por 50 euros. Dos horas en Paris y mi nene aprendió en seguida que Paris bien vale una misa pero más aún una Visa oro (y eso que ya se lo había advertido).
Seguimos dando un paseo, viendo muchas tiendas y llegamos a la Plaza de los Vosgos, muy bonita con muchas galerías de arte bajo las arcadas.

Al día siguiente hicimos otro de los recorridos pero en sentido inverso. Nos fuimos en metro hasta Trocadero, dos edificios simétricos enfrente de la torre Eiffel donde se encuentran varios museos (el de la Marina, el del Hombre y también estuvo hasta hace unos años la Cinemateca Francesa). Nos echamos un salto hasta la torre Eiffel pero salimos espantados por las colas para subir (otro día, baby). Una muestra de lo pequeño de este mundo es que por allí me encontré con un conocido del ambiente gay de esta ciudad y que luego me tropecé nuevamente en los Campos Elíseos. Desde allí nos fuimos caminando hasta el Arco del Triunfo y bajamos por todos los Campos Elíseos hasta la plaza de la Concordia. Un paseo por el Jardín de las Tullerías y un salto hasta la Cité, la isla más grande de las dos que hay en el Sena y origen de la ciudad (en la foto con el Pont-Neuf).


Aquí ya mis pies empezaron a suplicar a gritos un descanso más largo que los anteriores. Así que nos sentamos en una plaza y descansamos. Intentamos ver la Saint Chapelle pero fue ponernos en la fila y decirnos que ya no se podían hacer más visitas (primer intento). En fin, nos dimos una vuelta por la isla e hicimos pequeños descubrimientos. Un mercado de flores y plantas que está genial, mi nene se quedó privado. Un sitio donde te daban chocolate caliente mezclado con ron (aún así resultaba difícil entrar en calor). Y una visita a Notre-Dame, estupenda por fuera pero un poco sosa por dentro y, como la recordaba, un poco oscura para mi gusto (ya se podían gastar algo de dinero en iluminación).




Desde aquí nos fuimos al hotel a descansar un poco porque ya no podíamos más, entre el frío y la caminata llegué un poco reventado. Después de una pequeña siesta a las 7 de la tarde nos preparamos para el fin de año. Uno que es previsor había llevado desde aquí una botellita de vino, jamón serrano, unas aceitunitas y unos mejillones y allí compramos un paté que estaba muy bueno y pan. Así que nos montamos una cenita íntima en la habitación que estuvo genial. Y luego nos fuimos, de nuevo, a Trocadero. Allí había una especie de quedada (por medio de Internet) de españoles y aparecimos unos cuantos. Por lo menos, lo pasamos bien y nos reímos un rato juntos de todo y todos. Aviso para navegantes: el fin de año parisino es bastante soso. No hay campanadas ni fuegos artificiales ni nada de nada. La gente se planta en Trocadero y sabes que es la hora en punto porque la torre Eiffel empieza a brillar de manera intermitente (cosa que hace todas las noches a la hora en punto y durante unos minutos) así que cuando empezó a hacerlo la gente se puso a gritar y yo a contar las uvas: una (pa'dentro), dos, tres, ... De allí nos fuimos a los Campos Elíseos pero la cosa estaba un poco peliaguda porque la policía parecía que iba a cargar y salimos escopeteados. El grupo se dispersó y nosotros nos fuimos al Marais, nos metimos en un local de cuyo nombre ni me acuerdo y nos tomamos unas copillas.



Esto me está quedando más largo que Ben-Hur así que por hoy creo que está bien, ¿no?

En fin, larga y próspera vida para todos.

domingo, 6 de enero de 2008

De vuelta

Pues si, ya estamos aqui. No voy a preguntar mucho por como habeis pasado el fin de año porque he leído algunos posts y ha habido de todo, como en botica. Y a este año que acaba de empezar y que tiene seis dias de vida ya comenté que sólo le voy a pedir un poquito de salud para poder continuar con este blog, para desahogarme un poco, que lo demás ya vendrá, si quiere y si no a fastidiarse, que remedio.

Siento el retraso en escribir algo porque, a pesar de que llegamos el viern
es por la tarde-noche, ha sido un poco agotador y encima ayer día 5 tuve que salir de compras, con lo poco (más bien nada) que me gusta salir a comprar la víspera de Reyes. Lo único bueno fue que terminé pronto y a las cinco de la tarde estaba en casita y me dedique la tarde a empaquetar los regalos. Ni cabalgata, ni salidas a la zona de Triana, ni nada de nada. A vegetar en el sillón en modo standby.

Bueeeeeeeeno, ya llegamos al viaje. Pero que conste que lo iré desmenuzando poco a poco, que todo así de sopetón puede ser como Guerra y Paz, Los Miserables o El señor de los anillos (por lo largo, que nadie vaya con segundas, aunque bueno... mirándolo
bien, que no, que no). Como anticipo, decir que el viaje fue genial, me lo pasé mucho mejor que la primera vez, claro que la compañía ayuda mucho. Paris c'est magnifique, aunque eso si, te deja la cuenta corriente que parece la deuda externa de Argentina o Brasil, en números rojos no, de todos los colores porque los pobres ya no saben ni como salir. Pero, en fin, merece la pena y mucho. Y yo que pensaba que aquí sabíamos como exprimir a los turistas, ja, me río de janeiro. Los parisinos nos sacan cien vueltas y media a los españoles así que tendremos que aprender un poco (más).

De todas maneras, ha sido un poco agotador porque hemos caminado mucho y además había que hacer colas para ver casi todo (ya contaremos algo). Y encima, los vuelos a la vuelta no ayudaron demasiado porque menudos meneitos traia el avión desde Madrid. Como pequeña muestra, aqui va una vista del Trocadero desde la Torre Eiffel (al fondo, la Defense).


Espero que los Reyes hayan sido buenos y magníficos, y si no ya sabeis lo que teneis que hacer ¿no?