viernes, 19 de noviembre de 2010

Mad Men

El que escribe y suscribe este blog intenta mantenerse al día con las novedades seriéfilas pero esa es una tarea titánica. Hay que seleccionar. Para bien o para mal. Lees las sinopsis, miras quien sales, quien está detrás de la serie y te preguntas si te puede interesar o no. A veces aciertas y en otras te equivocas. Hoy hago propósito de enmienda y corrijo un error.

Hace tiempo que estaba detrás de Mad Men, tenía las dos primeras temporadas en el disco duro y no le prestaba mucha atención por no decir ninguna. Siempre me preguntaba ¿de verdad es tan buena como dice la gente? ¿qué me puede contar el mundo de la publicidad sesentera? Pues nada, que me puse hace casi dos semanas y en este tiempo nos hemos (sí, hemos porque el pobre T. también se ha enganchado a la serie) visto la primera y casi la segunda temporada.


Mad Men es una serie ambientada en el comienzo de los sesenta que recoge las vidas de un grupo de publicistas que trabajan en Sterling Cooper, una agencia de Nueva York, liderados por Donald Draper, jefe de la sección de creativos. Pero no se centra exclusivamente en las campañas de publicidad y las deliberaciones de trabajo sino que también explora las vidas personales, los matrimonios, lo que ocurre cuando no están trabajando. El título de la serie puede entenderse tanto como que están todos un poco locos por trabajar en una empresa de estas características (y hasta cierto punto es así) como por ser los hombres de Madison (Avenue) que es donde tenían su sede casi todas las agencias de publicidad, incluída Sterling Cooper.

Puntos a favor. Todos, que son muchos. En primer lugar, la ambientación de la época y me refiero a la totalidad. Los decorados, el atrezzo de las oficinas, de las casas son realmente impresionantes. Está todo muy cuidado, hasta en los pequeños detalles como los teléfonos de colores, la comida, etc. Al comienzo de la serie, cuando Peggy Olson llega como secretaria de Don Draper le enseñan su mesa donde hay una máquina de escribir "ultramoderna" y le dicen que no se preocupe, que hasta cualquier mujer puede manejarla. Luego está el vestuario, que es increíble, que destaca por la variedad y la riqueza de trajes, y que te sirven de guía para conocer los caracteres de los distintos personajes. Es de los aspectos que más me han llamado la atención y me ha encantado.


Pero, como decía, no sólo la ambientación sino también la mentalidad. Los hombres mantienen su posición dominante, casi acosadora con las mujeres, las cuales se circunscriben a su papel de amas de casa/amantes esposas y secretarias en el mundo laboral. Las excepciones son muy escasas aunque ya se apuntan maneras de lo que se avecina en los años siguientes. De hecho, podría catalogarla como una serie políticamente incorrecta. La actitud de los hombres ante cualquier mujer guapa es totalmente machista. Se bebe mucho y se fuma aún más. Nada como levantarse de la cama con un pitillo en la mano y un copazo de whisky. Por no hablar ya de la segregación racial, donde los negros son ignorados y realizan los trabajos más bajos como ascensoristas, limpieza, servicio doméstico, etc.

En realidad, la serie se dedica a destruir aquello que relacionamos con el american way of life, sobre todo en las relaciones familiares. Secretos de cama, adulterios, amas de casa frustradas, hijos no deseados. En ese sentido los guiones son magníficos, tan pronto te encuentras una reunión para diseñar una campaña de publicidad como pasas a una escena silenciosa en una casa, con miradas inexpresivas o, todo lo contrario, totalmente expresivas. Por no hablar de que la serie no es ajena a los acontecimientos exteriores, otro punto que me interesa por mi interés por la Historia. La primera temporada se desarrolla durante la lucha por la presidencia entre Nixon y Kennedy; de hecho, hay un episodio centrado principalmente en la noche electoral donde pasa de todo.


Y luego está la música. Qué les voy a contar. Canciones de la época, un score melancólico y cuasi triste, que te sumergen en el mundo de finales de los cincuenta y comienzos de los sesenta.



Por todo ello, y más cosas que seguro me dejo atrás, es totalmente recomendable. No te extrañe que lo haya ganado todo en los Emmy y Globos de Oro. Y ahora que acaba de terminar su cuarta temporada voy yo y empiezo a verla. Mejor, porque me estoy pegando unos pequeños maratones impresionantes. Si te interesa, aquí puedes echar un vistazo para lo que ya sabes. Y en su página web en AMC hay incluso un apartado en el que puedes madmendizarte.






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