Ayer, y después de duras negociaciones con un amigo que vino a acompañarme, fui a ver la última película del pequeñín Cruise: Misión Imposible 4: Protocolo Fantasma.
En esta nueva secuela de la serie, el agente Ethan Hunt es acusado de atentar contra el Kremlin mientras intentaba conseguir la identidad de un supuesto terrorista. La agencia de Hunt será desmantelada por el Protocolo Fantasma y para limpiar su nombre deberá recuperar unos documentos robados que contienen una serie de códigos para el lanzamiento de misiles nucleares rusos, sin la ayuda de nadie y sin apenas recursos.
Como pueden ver la ¿trama? es más simple que el mecanismo de un chupachups; de hecho, la conocemos no desde el minuto 1 pero casi casi. La película se estructura en tres actos (con un breve prólogo en Budapest) que se diferencian entre sí: Moscú, Dubai y Bombay. El problema que le veo a la historia es que no hay un pegamento que encaje las tres partes en un conjunto coherente; cada una podría haber servido perfectamente como capítulo para el episodio de una serie ya que es cuasi independiente del resto. Por otro lado, hay algunos personajes que están un poco desdibujados, el de Jeremy Renner es quizás el más flojo y al villano le falta un poco más de garra, de maldad retorcida.
No obstante, es para mí la mejor secuela de toda la saga (teniendo en cuenta que la tercera ni la he visto, tal vez me ponga una tarde de estas). Dejando de lado el aspecto de espionaje e intriga, que asoma muuuuuy levemente al comienzo de la película, la saga se ha convertido en un ejemplo de las pelis de acción. Adrenalina pura, trepidantes escenas de lucha, persecuciones a pie o motorizadas, escenarios impresionantes, algo de disparos, etc todo ello medido milimétricamente. De hecho, salvando las distancias tecnológicas y de recursos (tanto económicos como de personal) me recuerda bastante a las películas de acción de los ochenta y comienzos de los noventa, con un rodaje clásico, sin que las escenas de acción y/o persecución te provoquen epilepsia o sean meras manchas borrosas de lo rápidas que están rodadas para disimular las carencias.
Ahora bien, la película, como todas las de la saga, tiene un pequeño problema. Exacto: se llama Tom Cruise. No es que no lo trague, es que no lo trago. Y miren que me he visto casi todas sus películas pero me puede. Creo que con otro actor las películas habrían ganado bastante. Además, ya está mayorcito para algunas escenas, aunque se cuida y no aparenta los ¡49! años que tiene. Sí, tuve que mirarlo en el IMDB porque tenía mis dudas. Claro que ya me gustaria llegar a su edad así. Pero si la franquicia quiere seguir, y probablemente lo hará, deberían empezar a replantearse un sustituto y quedarse como productor, si no quiere acabar como Harrison Ford en la última peli de Indiana Jones.
Una de los mejores aspectos de la película, al menos para mí, es la banda sonora que ha compuesto Michael Giacchino. A diferencia de algunas de las anteriores, Giacchino utiliza el archiconocido tema que compuso Lalo Schifrin con asiduidad y en los momentos clave de la acción, aparte de construir una música más enérgica, apropiada para este tipo de pelis y que me ha gustado más que la que compuso para la tercera parte. Un disfrute para los oídos, vamos.
En resumen, una película apropiada para estas fechas, para desconectar un rato, pasarlo bien y sin complicaciones con las escenas de acción o de persecuciones y disfrutar tranquilamente del cine. Le pongo un aprobadillo alto, un 6'5 de nota. Que no está mal teniendo los precedentes de las dos entregas anteriores. Y ahora, como siempre, una poca de música.
En esta nueva secuela de la serie, el agente Ethan Hunt es acusado de atentar contra el Kremlin mientras intentaba conseguir la identidad de un supuesto terrorista. La agencia de Hunt será desmantelada por el Protocolo Fantasma y para limpiar su nombre deberá recuperar unos documentos robados que contienen una serie de códigos para el lanzamiento de misiles nucleares rusos, sin la ayuda de nadie y sin apenas recursos.
Como pueden ver la ¿trama? es más simple que el mecanismo de un chupachups; de hecho, la conocemos no desde el minuto 1 pero casi casi. La película se estructura en tres actos (con un breve prólogo en Budapest) que se diferencian entre sí: Moscú, Dubai y Bombay. El problema que le veo a la historia es que no hay un pegamento que encaje las tres partes en un conjunto coherente; cada una podría haber servido perfectamente como capítulo para el episodio de una serie ya que es cuasi independiente del resto. Por otro lado, hay algunos personajes que están un poco desdibujados, el de Jeremy Renner es quizás el más flojo y al villano le falta un poco más de garra, de maldad retorcida.
No obstante, es para mí la mejor secuela de toda la saga (teniendo en cuenta que la tercera ni la he visto, tal vez me ponga una tarde de estas). Dejando de lado el aspecto de espionaje e intriga, que asoma muuuuuy levemente al comienzo de la película, la saga se ha convertido en un ejemplo de las pelis de acción. Adrenalina pura, trepidantes escenas de lucha, persecuciones a pie o motorizadas, escenarios impresionantes, algo de disparos, etc todo ello medido milimétricamente. De hecho, salvando las distancias tecnológicas y de recursos (tanto económicos como de personal) me recuerda bastante a las películas de acción de los ochenta y comienzos de los noventa, con un rodaje clásico, sin que las escenas de acción y/o persecución te provoquen epilepsia o sean meras manchas borrosas de lo rápidas que están rodadas para disimular las carencias.
Ahora bien, la película, como todas las de la saga, tiene un pequeño problema. Exacto: se llama Tom Cruise. No es que no lo trague, es que no lo trago. Y miren que me he visto casi todas sus películas pero me puede. Creo que con otro actor las películas habrían ganado bastante. Además, ya está mayorcito para algunas escenas, aunque se cuida y no aparenta los ¡49! años que tiene. Sí, tuve que mirarlo en el IMDB porque tenía mis dudas. Claro que ya me gustaria llegar a su edad así. Pero si la franquicia quiere seguir, y probablemente lo hará, deberían empezar a replantearse un sustituto y quedarse como productor, si no quiere acabar como Harrison Ford en la última peli de Indiana Jones.
Una de los mejores aspectos de la película, al menos para mí, es la banda sonora que ha compuesto Michael Giacchino. A diferencia de algunas de las anteriores, Giacchino utiliza el archiconocido tema que compuso Lalo Schifrin con asiduidad y en los momentos clave de la acción, aparte de construir una música más enérgica, apropiada para este tipo de pelis y que me ha gustado más que la que compuso para la tercera parte. Un disfrute para los oídos, vamos.
En resumen, una película apropiada para estas fechas, para desconectar un rato, pasarlo bien y sin complicaciones con las escenas de acción o de persecuciones y disfrutar tranquilamente del cine. Le pongo un aprobadillo alto, un 6'5 de nota. Que no está mal teniendo los precedentes de las dos entregas anteriores. Y ahora, como siempre, una poca de música.
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