miércoles, 23 de mayo de 2012

Fin de temporada

Ahora que ya va terminando el mes de mayo, las temporadas de las series de televisión van haciendo lo mismo, principalmente las de largo recorrido que comenzaron allá por septiembre u octubre. Aquí van pequeñas reflexiones sin spoilers de algunas de ellas para que nadie se sorprenda si deciden animarse a verlas.



Fringe es de las pocas que sigo a ritmo de emisión americana, esperando que llegue el sábado para disfrutar con sus episodios. Siempre en el alero entre la cancelación y la continuidad, la han renovado para una quinta y última temporada de trece episodios con la que se espera cerrar todas las tramas abiertas, que no son pocas. Sus seguidores tienen el corazón partío; por un lado, parece que nunca arranca, que cuando parece que por fin va a ofrecer lo mejor te hace un requiebro y te deja con la cara desencajada; por otro lado, cuando parece que no va a pasar nada va y te deja con la cara desencajada pero por motivos diferentes a los anteriores.

Para muchos ha sido una temporada decepcionante, con poca chicha, que apenas ha avanzada en su trama y no ha ofrecido capítulos emocionantes. Discrepo poque siempre he visto Fringe como una serie de ciencia ficción de personajes, en los que la acción está supeditada a aquellos. Es verdad que tiene sus momentos de acción, persecución y escenas de ¡que coño es esto! pero no son lo primordial. Me ha gustado esta cuarta temporada, viendo como era la realidad sin Peter Bishop, comprobando las diferencias con la primera temporada, y disfrutando con las pequeñas perlas que nos van dejando poco a poco. Es cierto que el final de temporada ha sido un poco flojo para lo que se pretende con los final season pero espero que lo remedien después del verano.

Nota: un 8.



The Mentalist ha seguido en su tónica habitual. Un procedimental puro y duro con pocos avances en la trama que, supuestamente, une la serie que es la de Red John. El principal interés de la temporada radicaba en cómo iba a salir Patrick Jane del lío que se montó justo al final de la tercera temporada. Y se lo ventilaron en nada, un episodio y fuera. Es verdad que más adelante el asunto volvió a salir un par de veces pero nada serio. La trama de Red John en El Mentalista es como el Guadiana, aparece y desaparece por arte de magia en dosis más que contadas mientras que el resto de los episodios son totalmente procedimentales con un interés variable tendiendo a la baja (esto parece un banco anunciado una hipoteca). Es una pena pero, salvo sorpresa enorme allá por septiembre u octubre, es de las candidatas a pasar a mejor vida y ver los episodios cuando los pongan en la Sexta. Y demos gracias.

Nota: un 5.




Bones es otro procedimental pero, a diferencia de The Mentalist, la trama sí que va avanzando. Lentamente, como siempre, pero avanza. Este año ha tenido una temporada cortita, sólo 13 episodios con un enorme parón por medio debido al embarazo de Emily Deschanel, la protagonista. Aunque han aprovechado bastante bien los pocos episodios, centrados principalmente en la nueva vida de Bones y Booth que ha ido paralela a los casos que se van sucediendo hasta terminar con un enorme cliffhanger que puede llevar a muchas sorpresas en la temporada que viene. Es de esas series que entretienen, no le pidas tramas profundas ni una evolución psicológica de los personajes; es un procedimental y en ese sentido cumple. No defrauda pero tampoco se arriesga demasiado y esta séptima temporada ha sido así, salvando la parte final que sí ha resultado cuanto menos sorprendente.

Nota: un 6.


Once upon a time ha sido una de las mejores sorpresas de esta temporada. De ella ya comenté lo principal allá por diciembre cuando apenas se habían emitido siete u ocho episodios pero la serie ha ido a mejor. A ver, es una serie familiar, blanca, apta para todos los públicos por lo que no esperemos una revisitación oscura y gótica de los cuentos. Pero es verdad que las historias no son las típicas que conocemos y siempre ofrece una vuelta de tuerca a los cuentos que ya conocemos (por ejemplo, la historia de los enanos de Blancanieves o la de Caperucita Roja, por poner dos ejemplos). 

Ofrece lo que promete, no engaña y si en un principio todo parece bastante delimitado y es maniquea en cuanto al bien y el mal, según avanza la temporada vemos que también hay zonas grises y que cada personaje tiene sus motivos para sus comportamientos extraños al inicio. Ha sido divertido disfrutar, aunque no lo parezca, con el cante de los cromas, las frases reiterativas, las miradas de Regina la alcaldesa, etc. De los pocos estrenos que han pervivido e incluso han renovado para una segunda temporada. 

Nota: un 7.



Por último, pero no menos importante, Raising Hope que es de las pocas comedias que sigo. Y debería seguir más porque no está la cosa para dramas y sí para echarse unas risas aunque sea media hora. En el mismo post de Once upon a time de diciembre de atrás recomendaba esta serie en la que Jimmy Chance, un joven de 23 años, debía hacerse cargo de un bebé que había tenido con una delincuente a la que frieron luego en la silla eléctrica. Como señalaba, se trata de una familia de clase baja, siempre rapiñando de aquí y allá, haciéndose pasar por quienes no son, enganchados a la televisión por cable del vecino y esas cosas.

Es una comedia, a veces loca, en la que la familia siempre está metida en follones indescriptibles en su afán por mejorar económicamente o darle lo mejor a Hope. Tiene episodios estupendos como cuando Jimmy fue un niño prodigio o cuando van a las Vegas porque se casa una prima de Virginia por no hablar del doble episodio con que acaba la temporada. Muy recomendable para distraerse un rato y disfrutar con las aventuras y desventuras de una familia parecida a los Simpsons.

Nota: un 7.



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