En fin, todo lo bueno llega a su fin y las vacaciones no son ajenas a ello. Hoy es mi último día de vacaciones y he decidido no hacer nada sino vaguear, disfrutar del día, ir a tomar algo con mi pareja a una terracita, disfrutar del solecito que hacía hoy, etc.
Este fin de semana ha estado mucho mejor que el resto de la semana. Ha sido una semana agotadora, aún estando de vacaciones, y no he parado de hacer cosas, unas que han surgido improvisadas y otras que había dejado para el final y que se me han acumulado con las anteriores lo que ha provocado un cierto caos.
Mañana empieza el nuevo curso escolar. Me he propuesto muchas cosas, como todos los inicios de curso, pero ya veremos en que quedan la mayoría de ellas. Espero cumplirlas todas aunque algunas son más complicadas. Entre otras apuntarme en natación (otra vez), prepararme dos opos (mi cabeza se volverá loca, más aún), estrechar ciertos vínculos familiares, preparar el cumpleaños de mi nene (este año hace cifra redonda y quiere hacer algo especial, uffff, que peligro) y rezo para que rechacen una preinscripción de un master a distancia que hice hace un mes (en qué andaría pensando, seguro que la neurona ya estaba de vacaciones y estaba en modo standby) porque así tengo la excusa perfecta para no hacerlo y si lo hago estare con el c..o a dos manos.
Ainsssss, que pereza me está entrando ahora. Siempre me pasa lo mismo poco antes de ponerme a hacer las cosas, debe ser el vértigo de entrar en la vorágine aunque al final me pongo a ello.
Una cosa buena que me ha pasado hoy. He hablado con R. El pobre me había mandado un correo al blog (que miro de higos a peras, lo aviso para que no se sorprendan mucho) con un número de telefono que resultó ser de M. (y no, no es el vampiro de Dusseldorf). Al mandarle un mensajito por si queria tomar un cafecito pues llegó a donde no debía y me llamó para decirme que estaba de viaje (el pobre, viaja más que los baúles de la Piquer, aunque eso se reducirá bastante en breve) para hacer un curso. Tenía voz de buena gente, que pena que se vaya.
He aprovechado para terminar de ver Ángeles en América, una estupenda miniserie sobre los inicios del sida (ambientada en 1985) y la homosexualidad, abierta y reprimida, y la homofobia. Sale gente muy conocida como Al Pacino, Meryl Streep o Emma Thompson (muy guapa como angel) y otros no tanto pero que están muy bien. Mezcla la dura realidad con lo onírico como vía de evasión y escape; altamente recomendable.
Y para animarme, y a todos para empezar bien la semana, os dejo esta perla.
Larga y próspera vida
Este fin de semana ha estado mucho mejor que el resto de la semana. Ha sido una semana agotadora, aún estando de vacaciones, y no he parado de hacer cosas, unas que han surgido improvisadas y otras que había dejado para el final y que se me han acumulado con las anteriores lo que ha provocado un cierto caos.
Mañana empieza el nuevo curso escolar. Me he propuesto muchas cosas, como todos los inicios de curso, pero ya veremos en que quedan la mayoría de ellas. Espero cumplirlas todas aunque algunas son más complicadas. Entre otras apuntarme en natación (otra vez), prepararme dos opos (mi cabeza se volverá loca, más aún), estrechar ciertos vínculos familiares, preparar el cumpleaños de mi nene (este año hace cifra redonda y quiere hacer algo especial, uffff, que peligro) y rezo para que rechacen una preinscripción de un master a distancia que hice hace un mes (en qué andaría pensando, seguro que la neurona ya estaba de vacaciones y estaba en modo standby) porque así tengo la excusa perfecta para no hacerlo y si lo hago estare con el c..o a dos manos.
Ainsssss, que pereza me está entrando ahora. Siempre me pasa lo mismo poco antes de ponerme a hacer las cosas, debe ser el vértigo de entrar en la vorágine aunque al final me pongo a ello.
Una cosa buena que me ha pasado hoy. He hablado con R. El pobre me había mandado un correo al blog (que miro de higos a peras, lo aviso para que no se sorprendan mucho) con un número de telefono que resultó ser de M. (y no, no es el vampiro de Dusseldorf). Al mandarle un mensajito por si queria tomar un cafecito pues llegó a donde no debía y me llamó para decirme que estaba de viaje (el pobre, viaja más que los baúles de la Piquer, aunque eso se reducirá bastante en breve) para hacer un curso. Tenía voz de buena gente, que pena que se vaya.
He aprovechado para terminar de ver Ángeles en América, una estupenda miniserie sobre los inicios del sida (ambientada en 1985) y la homosexualidad, abierta y reprimida, y la homofobia. Sale gente muy conocida como Al Pacino, Meryl Streep o Emma Thompson (muy guapa como angel) y otros no tanto pero que están muy bien. Mezcla la dura realidad con lo onírico como vía de evasión y escape; altamente recomendable.
Y para animarme, y a todos para empezar bien la semana, os dejo esta perla.
Larga y próspera vida