Esto es como los pasos de Semana Santa, uno a uno y despacito. Hoy se acaba lo bueno que quedaba del verano: el horario reducido. No es que sea gran cosa pero salir una hora antes se nota. Llegas a casa antes, comes, te echas una buena siesta (ocasionalmente) y todavía tienes la tarde prácticamente entera por delante para hacer lo que te de la gana. Ahora será cuestión de salir y en nada, menos de un mes, será de noche así que para deprimirse un poco.
Hoy he ido a probar un gimnasio nuevo. Es de la misma cadena pero está mucho más cerca del curro y pensaba que esos minutillos que me ahorro en la vuelta los podía aprovechar para hacer más ejercicio. No me ha gustado mucho así que creo que, a pesar de tardar un poco más en entrar a trabajar y por tanto en salir, voy a continuar en el que estaba.
Y, por último, he tenido que comprarme un traje nuevo para una boda que tengo en un par de semanas. La verdad es que salvo el de mi propia boda no tenía un traje en condiciones así que era el momento, sí o sí. El miércoles por la tarde me fui con T. a mirar con vistas a comprar uno sobre la marcha cuando llegamos y vimos la oferta no nos poníamos de acuerdo; él eligió uno y yo pensaba en otro. Ante la falta de consenso y, a pesar de tener el voto de calidad en caso de desempate, decidí llamar a una buena amiga, la misma que me acompañó cuando compré el traje de la boda. Vino con su novio y se inclinó por la opción de T. y además eligió una camisa para la ocasión así que pude irme con el lote completo en una tarde. Nada como estar rodeado de gente con buen gusto a los que únicamente les falta una estupenda Visa oro que quemar en dos nanosegundos.
Y ahora una poca de música.
Hoy he ido a probar un gimnasio nuevo. Es de la misma cadena pero está mucho más cerca del curro y pensaba que esos minutillos que me ahorro en la vuelta los podía aprovechar para hacer más ejercicio. No me ha gustado mucho así que creo que, a pesar de tardar un poco más en entrar a trabajar y por tanto en salir, voy a continuar en el que estaba.
Y, por último, he tenido que comprarme un traje nuevo para una boda que tengo en un par de semanas. La verdad es que salvo el de mi propia boda no tenía un traje en condiciones así que era el momento, sí o sí. El miércoles por la tarde me fui con T. a mirar con vistas a comprar uno sobre la marcha cuando llegamos y vimos la oferta no nos poníamos de acuerdo; él eligió uno y yo pensaba en otro. Ante la falta de consenso y, a pesar de tener el voto de calidad en caso de desempate, decidí llamar a una buena amiga, la misma que me acompañó cuando compré el traje de la boda. Vino con su novio y se inclinó por la opción de T. y además eligió una camisa para la ocasión así que pude irme con el lote completo en una tarde. Nada como estar rodeado de gente con buen gusto a los que únicamente les falta una estupenda Visa oro que quemar en dos nanosegundos.
Y ahora una poca de música.