viernes, 3 de agosto de 2012

Medio siglo sin M.M.

Cuando era un chiquillo recuerdo pasar muchas tardes de sábado viendo películas en la tele, películas que ya entonces, y más hoy, eran consideradas clásicas. Películas de todo pelaje y temática: aventuras, históricas, del Oeste, bélicas, musicales, comedias... Y cuando ya empecé a tener una cierta edad mis padres me dejaron ver las que ponían por la noche, en aquel estupendo Sábado cine. Si a ello añadimos que prácticamente todos los domingos me iba al cine del barrio (hasta que se convirtió en un bingo que aún existe) creo que no me equivoco al decir que mi afición al cine empezara en esos años. 

De aquellos años recuerdo ver algunas películas de una mujer de esas que los hombres se vuelven a mirar cuando pasan a su lado, una mujer de bandera. Una mujer que si hubiese seguido viva hoy tendría 86 años pero que falleció hace cincuenta años. Pasado mañana, cinco de agosto, se cumplirá medio siglo que Norma Jeane Baker dejó de existir y convertirse para siempre en Marilyn Monroe.



Con una filmografía relativamente corta (sólo once películas como actriz principal y otras tantas como secundaria o de relleno), Marilyn se convirtió desde el comienzo de su carrera en un símbolo sexual. Lo que chocaba con su verdadera personalidad de mujer insegura de sí misma, en una búsqueda permanente de amor y afecto. Una situación que acabaría explotando con el tiempo al afectar a su salud, tanto mental como física. Marilyn forma parte de esas personas del mundo del cine que parecen predestinadas a acabar trágicamente, como James Dean o Montgomery Clift por poner algunos que coincidieron con ella en su vida.

Curiosamente, pese a sus problemas personales, y salvo un par de películas, la mayoría de sus trabajos se centran en comedias: Los caballeros las prefieren rubias, Como casarse con un millonario, Luces de Candilejas, La tentación vive arriba, El príncipe y la corista, El multimillonario, Con faldas y a lo loco, muchas veces en papeles de chica ingenua en busca del amor, bueno a veces no tan ingenua porque me acuerdo de una escena casi al final de Los caballeros las prefieren rubias en la que no tiene un pelo de tonta. Sin embargo, yo creo que donde mejor daba su talla, con la excepción de alguna de las comedias mencionadas atrás, era en los dramas, principalmente en Bus stop y Vidas rebeldes, sobre todo en esta última donde coincidió con un Clark Gable a punto de morir y un Montgomery Clift en caída libre hacia su autodestrucción.



Siempre me ha encantado Marilyn. Si hiciese una lista con mis diez actrices favoritas ella estaría en el top five. A pesar de que siempre se le consideró más un icono sexual (aunque yo diría más sensual que sexual) que una verdadera actriz, realizó estupendas interpretaciones. Yo me quedo con la Sugar Kane de Con faldas y a lo loco, donde entre sonrisas ya se vislumbra en sus ojos el drama en que se estaba convirtiendo el final de su vida, y la Lorelei Lee de Los caballeros las prefieren rubias, cuando aún estaba casi comenzando y estaba radiante. Cuando murió pasó de convertirse en estrella de Hollywood en un mito, que aún sigue tan vivo como hace cincuenta años.




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