Este viernes pasado, y después de dos semanas de espera, pude ir a ver la última gran película de acción ochentera: The Expendables 2 (Los Mercenarios 2).
¿De verdad hace falta que cuente de qué va? Bueno, por si alguien anda despistado y eso, pues aquí les explico un poco. Después de una escena inicial de tiros, acción sin sentido y un rescate al estilo de las pelis de James Bond, al grupo liderado por Stallone le encargan la misión de recuperar algo de un avión derribado en la zona de Albania. A partir de ahí, tiros, peleas, acción a porrillo, villanos, más tiros, más peleas, esbirros carne de cañón, vuelta a los tiros, etc etc etc. Como pueden comprobar, tiene el mismo nivel intelectual que una ameba flotando en la inmensidad del océano.
Pero, claro, esta es una película que los fans de Bergmann, Schopenhauer o Kierkegaard jamás irían a ver. Es una peli para disfrutar, a ser posible con otros tan locos como tú: de tu misma edad, que hayan gozado de las películas de acción de los ochenta (para poder entender algunos chistes y cameos), y que vean este tipo de películas como lo que son, una forma entretenida de pasar el rato sin ninguna pretensión más. En realidad, al igual que su predecesora, Los Mercenarios 2 sigue siendo un ejercicio de nostalgia por aquellas películas de los años ochenta que protagonizaron los mismos que salen en esta: Stallone, Schwarzenegger, Willis, Van Damme, Lundgren, Norris... sólo que aumentando el número de actores implicados.
Y con todo, sigue estando mejor construida que la primera, tanto a nivel de ¿guión? (igual de convencional que la primera pero mejor hilvanado) como en las escenas de acción, los homenajes de todos ellos, en especial la autoparodia que se pega Chuck Norris (en la que hace prácticamente de él mismo), y unos diálogos que divertirán a todos aquellos que tenemos una cierta edad al hacer referencia a otras películas interpretados por ellos mismos, sobre todo Schwarzenegger y Willis. Por supuesto, no voy a hablar de la fotografía, de los aspectos técnicos y esas cosas que, en general, están bien dado que es una producción americana. Y, básicamente, porque cuando uno va al cine a ver este tipo de pelis es en lo que menos se fija.
Si te gustaron las películas de acción de los ochenta, quieres pasar un buen rato recordándolas y encima reuniendo en una sola cinta a varios de los que las interpretaron, te apetece desconectar de las primas de riesgo, la política y lo mal que va la economía, y reirte un mucho con las sentencias, los excesos de violencia y las referencias a ellos mismos, no dudes en verla. Es lo que es, no engaña a nadie ni promete nada de lo que no ofrece. Y eso, señores míos, en los tiempos que corren en el mundo del cine es ya una gran virtud.
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