jueves, 22 de noviembre de 2012

Que trabajos nos manda...

Mi despacho está en lo que llamo un callejón sin salida; salvo que expresamente venga a verme a mí o pase la informática a mirar algo de los servidores (cuyo cuarto está casi enfrente del mío), prácticamente nadie pasa por delante de mi puerta. Así que, cuando a media mañana, oigo el chirrido de unas rueditas y un carro que se aproxima se que ha llegado el día. En ocasiones puedo escapar de todo el trajín porque no soy el único al que se dedica en exclusiva, o simplemente no la dejo que haga más que cambiar la papelera, pero en otras no hay remedio. Y hoy es el día, el carrito lo confirma. Se planta delante de mi puerta y saca toda su parafernalia. No hace falta que diga nada, en lo que va metiendo todo cojo el desayuno y le cedo mi despacho temporalmente como su nuevo dominio. Desaparezco un buen rato y, a la vuelta, aún me la encuentro afanada, levantando papeles de la mesa y pasando el trapo debajo. Eso significa que ya ha pasado por las puertas de los armarios, el suelo, el ordenador y todo lo demás. Así que me espero pacientemente a que termine su tarea.

Y es que Carmen se lo curra, limpia conciezudamente todo, por arriba, por abajo, del derecho y del revés. Pero ese afán laboral significa irme un buen rato porque no puedo estar trabajando mientras ella limpia. Por tanto, me voy a desayunar, o me dedico a hacer alguna tarea en el depósito... 

martes, 20 de noviembre de 2012

Destripando... Skyfall

Después de casi tres semanas de su estreno, por fin cuelgo el comentario de Skyfall, la última película del agente 007.


Skyfall comienza con el intento de recuperar, por parte de Bond, un disco duro que contiene información vital sobre agentes infiltrados en organizaciones terroristas. Pero algo falla... Mientras tanto, alguien está saboteando las instalaciones del MI6 que recibe un duro golpe. Y hasta aquí llego porque si no tengo que contar más y ya empiezo a desvelar detalles de la trama que es mejor verla sin conocerlas de antemano.

Skyfall es la vigésimotercera película de la saga Bond y se estrenó hace tres semanas para celebrar el cincuenta aniversario de la misma. En ella continúan, y se acentúan quizás mas, los toques que le han dado a las películas de 007 desde su reboot con Daniel Craig: más oscura, más seria, más física, más instropección, más de todo. Muchos han querido ver en esta entrega la influencia de Nolan y su Caballero Oscuro, por el peso del pasado, los secretos, las tormentas interiores y personales; y, tal vez, sea así y le hayan querido dar a Bond un punto más atormentado y oscuro. Esto puede ser bueno o malo, según se mire. Bueno porque le da una profundidad al personaje que antaño era más bien escasa, por no decir nula, lo humaniza y lo hace más cercano al espectador. Pero también hay que recordar que Bond es en el fondo un asesino a sueldo, al servicio de Su Graciosa Majestad es verdad, pero un agente con licencia para matar de la que usa y abusa (baste recordar los comentarios de M. en las dos películas precedentes a ésta) entrenado para cumplir su misión y al que no hay que buscar más motivaciones que esas.


Bond oteando sus dominios


Visto lo visto, me queda la sensación de que Skyfall es una película de transición, que cierra un ciclo iniciado con Casino Royale y continuado con Quantum of Solace, para iniciar o redirigir la saga hacia nuevos prados. ¿Cuáles? Eso ya es difícil de pronosticar porque dependerá muy mucho de los guionistas que participen en esa nueva etapa. Esa sensación de transición me la da al ver que se trata de una película de justificaciones (y los que la hayan visto me entenderán bastante bien), parece que al cumplir los cincuenta Bond necesita reafirmar su existencia, el porqué sigue al pie del cañón cuando ya no queda ni rastro de los enemigos de antaño. O tal vez sí que siguen ahí.

La historia me ha parecido bastante interesante, quizás lo peor ha sido el ritmo narrativo y que sea un poco larga. Sam Mendes, su director, podría haber metido la tijera perfectamente en alguna que otra escena y acortar la película en quince o veinte minutos, sobre todo en la segunda mitad de la película en la que, salvo la larga escena final, el ritmo baja mucho y se hace un poco tediosa. En cuanto a los actores, Craig sigue cumpliendo bastante bien como 007; su cara inexpresiva le pega mucho al Bond quemado por las misiones, torturado por el pasado y las circunstancias así que en ese sentido no hay ninguna pega. Mucho se ha hablado de Bardem y su sobreactuación; a mí me ha parecido un villano convincente (tal vez el final sea lo peor) y es que los villanos de Bond son así, sobreactuados, megalomaníacos, histriónicos si me apuran, y le da el contrapunto a tanta contención por parte de Bond y M. Y, por último pero no menos importante, Judi Dench como M. es la tercera pata de este trío extraño; esta mujer siempre me ha encantado en el cine y ha bordado su papel de superior del MI6. De lo mejorcito de la película.


Bardem haciéndole ojitos a Craig


De los aspectos técnicos no voy a decir nada porque como casi siempre están muy bien; cuando hay dinero, y aquí lo hay, no existen problemas para conseguir un buen director de fotografía (esos contrastes entre el comienzo luminoso en Turquía y el final sombrío en Escocia), unos estupendos efectos especiales, un montaje espectacular, etc. Como sucede en casi todas las películas de Bond hay escenas que te impactan y se quedan como lo mejor: en Skyfall  me quedo con la inicial en Estambul o el juego de cristales en la de Shanghai y la escena completa en paralelo de la comisión y Bond en Londres.

En cuanto a la música, después de cinco colaboraciones de David Arnold (que había decaído bastante en las últimas), esta vez le encargaron a Thomas Newman el trabajo. Resulta un poco extraño porque Newman no es un compositor al uso para películas de acción pero esta vez ha cumplido bastante bien con la tarea. Ha compuesto una banda sonora con toques de acción, oscura cuando tiene que serlo y trepidante en otras. Lo mejor es que ha procurado no abusar del tema clásico de Bond salvo en momentos muy puntuales en los que el protagonismo del agente es clave.




martes, 13 de noviembre de 2012

Instalación

Estar de mudanza tiene múltiples efectos secundarios. Al estrés que implica el mismo proceso por el cambio que supone hay que añadir todas las tareas que conlleva, así como las altas y bajas de todo lo que nos rodea y de lo que no solemos ser conscientes. Dado que el piso al que me iba llevaba cerrado un par de años buenos, hubo que dar de alta la luz, proceso largo por culpa de la persona a quien se lo habían encargado los dueños; el resultado fue que, entre unas cosas y otras, vinieron a darme de alta el viernes pasado con el consecuente ataque de nervios, ansiedades y demás pensando que mi chico venía ese mismo fin de semana y no íbamos a tener luz ni para el termo de agua caliente. Era lo peor que llevaba, saber que se venía el fin de semana y no tener electricidad porque, a pesar de ser un coñazo, me lo tomaba con paciencia benedictina (después de pegar cuatro gritos y acordarme de toda la familia de la directiva de Endesa, por supuesto).

Ayer lunes por fin pudieron conectar el teléfono a la red, así que ya tengo línea con el exterior e interneces. Y menos mal porque tirando de la red del móvil he consumido toda la velocidad del mismo en apenas unos días y ahí va ahora el pobre a su ritmo de tortuguita. Uno no es consciente de cuánto hemos llegado a depender de todo esta parafernalia tecnológica hasta que nos falta. Pero, como en casi todo, te adaptas un poco e intentas llevarlo como mejor puedes. La consecuencia de todo es que apenas he estado metido en las redes sociales (twitter, facebook, el blog...), aunque a veces viene bien un poco de separación.

Eso sí, continuo con la ardua labor de organizar el estudio y colocar todos los libros, cómics y demás relleno de manera ordenada, porque tengo una estantería menos y prácticamente el mismo material. Quien dijo que el saber no ocupa lugar no se refería precisamente a esto...


miércoles, 7 de noviembre de 2012

Alphas: los X-Men televisivos

Ahora que ha finalizado la segunda temporada de Alphas voy a comentar algo de ella.


¿De qué va la serie? Pues todo comienza con un doctor, el neuropsicólogo Lee Rosen, que lidera a un grupo de personas con  habilidades sobrehumanas, denominadas "Alphas", en la búsqueda de personas similares a lo largo del país trabajando en secreto para el Departamento de Defensa de Estados Unidos. ¿A que les suena sospechosamente a X-Men? Pues es algo así, una variante de personas con habilidades lideradas por alguien que se dedican a localizar otros como ellos y, mientras tanto, se ven involucrados en tramas más complejas. El grupo está compuesto por Bill, un ex-agente del FBI con la capacidad de activar su sistema endocrino y darle más fuerza y resistencia; Gary, un joven autista que puede relacionarse socialmente a cierto nivel con tecnopatía pudiendo ver y captar las señales de comunicación y tratar con ellas de manera bastante rápida; Nina que tiene la habilidad de inducir a la gente a hacer algo que les pida verbalmente y con el contacto visual; Rachel, que puede aumentar alguno de sus cinco sentidos de manera extrema a costa de los otros; y Cameron que se incorpora al inicio de la serie con hipercinesia lo que permite a su cerebro procesar el movimiento a una mayor velocidad que a otros permitiéndole una mayor precisión en el lanzamiento y predicción de movimientos.

Alphas comenzó en 2011 como una serie de verano, de esas que comienzan en junio o julio para rellenar el espacio veraniego que, antigüamente, se consideraba de escasa relavancia entre las distintas temporadas televisivas que iban desde septiembre/octubre hasta abril/mayo. Y digo antiguamente porque en los dos dos o tres últimos años las series veraniegas se están convirtiendo en una auténtica sorpresa, series sin grandes pretensiones salvo la de entretener y hacerte disfrutar del verano. Series como Alphas, Hell on wheels, True blood, Warehouse 13, Falling skies...


Y aquí es donde aparece Alphas. Su primera temporada, de sólo once episodios, parecía que se iba a convertir en el típico procedimental ciencia ficción-policíaco en la localización de otros individuos con habilidades extraordinarias pero mediada la temporada viró hacia una trama más compleja en la que una supuesta organización terrorista estaba empleando alphas para cometer delitos. La primera temporada concluía de manera sorprendente y podríamos decir que había cumplido su misión de entretenimiento. Entonces llegó la segunda temporada y todo ha cambiado. La serie se ha vuelto más oscura, más transcendente, más dura; no quiero decir que se haya vuelto en una serie seria y aburrida, todo lo contrario, sigue entreteniendo cada vez más pero ha crecido, es más madura y los personajes, sin llegar a profundidades filosóficas, han adquirido más matices mostrando, por ejemplo, las contrapartidas de contar con estas habilidades. 

Sin llegar a tener unos efectos especiales abrumadores, lo mejor de Alphas son las tramas, la ambientación (con profusión de escenas en exteriores) y un tratamiento adulto de los espectadores, intentando crear una explicación coherente de los poderes (al menos dentro del mundo de la serie). Eso ha propiciado que haya crecido en estos dos años y mejorado bastante; de hecho, la segunda temporada consta de trece episodios, dos más que en la primera, lo que demuestra que la cadena Syfy confía en ella y parece que habrá tercera temporada.

No voy a contar más de las tramas que se desarrollan en las dos temporadas por si alguien está interesado/a en verla. Sólo puedo decir que si te gusta la ciencia ficción, los personajes con habilidades extraordinarias, X-Men y demás, esta es tu serie y que, además, va mejorando según avanza la historia. Si están interesados aquí para lo que ya saben: temporada 1 y temporada 2.