Si estas semanas atrás no he escrito demasiado no ha sido tanto por pereza como porque no hay prácticamente gran cosa que contar. Mi vida está llegando a unos niveles de insulsez y tranquilidad que provocaría la muerte a cualquiera que tuviese un mínimo de hiperactividad. Lo que no quiere decir que no haya pasado nada pero, vamos, tampoco es del otro mundo.
Hace tres semanas estuve con un catarrazo que me tuvo el día del trabajador resguardado en casa. Y el previo también. Para no cambiar mucho las tornas este fin de semana he vuelto a pillar otro, esta vez en mi segunda casa y que achaco al "acogedor" clima de La Laguna. Eso me pasa por seguir creyéndome aquello del clima cuasitropical que nos endosan y bajar del avión con un simple polo en el aeropuerto de los Rodeos; ponerse la piel de gallina, el vello erizado y los pezones como piedras nada más pisar la escalerilla para bajar fue visto y no visto. Encima ya iba con la garganta dándome avisos desde aquí así que el domingo estaba un poco hecho polvo entre dolor de cabeza y la sensación de estar incubando un alien.
Entre medias pues hemos tenido de todo. Una poca de diversión en esos sures con el Orgullo guiri-turístico en el que todo se sale de madre sin que pase nada serio, tal y como conté la semana pasada. Un curso de esos cuasiobligatorios en el trabajo que ya está a punto de acabar esta semana y que me ha tenido entretenido un par de tardes y otro cursito que me empezó ayer y va a durar un mes. Lo mejor de ambos es que son online, con lo que me ahorro el desplazamiento y mis cervicales lo agradecen por no estar luego dando cabezazos del sueño que me entran. Que uno ya no está para aguantar lo que le echen. Eso sí, ya tengo dos para el mes de octubre: una para recibir y otro para impartir, por lo que tengo entretenimiento asegurado para los próximos meses.
Y luego nos encontramos el mundo académico más oficial. Por un lado, me apunté a la Escuela Oficial de Idiomas para refrescar y actualizar mi inglés, que es bastante triste y penoso. Cuando presenté la preinscripción me lancé a la piscina y pedí entrar directamente en el nivel intermedio, por lo que ahora tengo que realizar la prueba de nivel; así que llevo algunas tardes repasando verbos, adverbios y mi sentido de la audición para intentar pasarla lo mejor que pueda. Atacadito me tiene. Por otro lado, hace unos días salieron las baremaciones de la UNED para unas convocatorias de profesor tutor que hicieron allá por febrero. Me presenté a una asignatura que estaba acorde a mi perfil aunque después de ver a los admitidos ya sabía que posibilidades pocas o ninguna porque había uno que me olía tenía todas las papeletas. Así fue y me quedé el tercero. Pero viendo las baremaciones me entró un poco de mala leche porque vi que no me habían valorado ciertas cosillas que había presentado. Me salió la vena mosca cojonera y, aunque se que ni de coña voy a llegar a alcanzar al que quedó primero, presenté una reclamación para que me valorasen lo que consideraba que era justo. Al menos que se tengan que reunir, leer la reclamación de marras y decidir.
Como ven, entretenimiento no me ha faltado. Para acabar una poca de música, como siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario