Visitas, carnestolendas y sueño

Estoy muerto. Nada de metáforas, es casi literal. No puedo con mi alma. Como cantaba Olvido allá por los 80,

Tengo los huesos desencajados,
el femur tengo muy dislocado;
tengo el cuerpo muy mal,
pero una gran vida social.



Menos mal que hoy es fiesta y me he dedicado a sestear o perrear en el sillón porque si no esto podría acabar mal. Muy mal.

A ver por donde empezamos. El viernes al mediodía llegó Mac, un día estupendo si no fuese por la jodida migraña que llegó esa madrugada y no se fue hasta casi el sábado por la noche. Como ha contado en su blog, estuvimos de paseo por la tarde en el Jardín Canario y luego él se fue con Mokko a ver la Gala Drag en vivo y en directo, mientras yo me acurrucaba en mi sillón antes de que quedarme frito por el dopaje anti-dolor. Intenté quedar con él a la mañana siguiente pero me quedé frito en el sillón con el dopaje y no hubo manera. Como estaba mejor, aunque no había desaparecido el dolor, me bajé a verles y estuve con ellos por la tarde y vi el comienzo de la cabalgata carnavalera, que pasa por delante de casa de Mokko. ¡Que ganas me entraron de salir y disfrazarme!

Y salí, vaya que sí. Pero sin disfrazarme que estaba, y sigo aún, medio acatarrado. Mokko y Mac también aparecieron pero se retiraron a una hora prudente, que para eso son personas muy decentes y no como las personas de moral distraída (lo oí ayer y me encantó la expresión, jejeje) que nos vamos con la luz del alba. Y trasnochando, bailando y bebiendo pues te encuentras de todo, desde clónicas de Amy Bodega intentando ligar con piratillas de agua dulce




hasta legionarios sin cabra pero con hippies desfasados

y algunos famosos, como Trancas (o Barrancas, vete a saber)

y la mismísima Marge Simpson, que se libró por una vez del borrachuzo de Homer.


El domingo casi no pude dormir porque cuando llevaba tres horas descansando apareció mi nene, que se quedó más tiempo de fiesta, y me desvelé. Y ya me pasé el día como un zombie, cansado; menos mal que eché una mini-siesta por la tarde. Para colmo había quedado con los colegas para cenar en casa de una amiga y me acosté como Cenicienta, corriendo para llegar antes de las doce, que el lunes tocaba madrugar para trabajar.

Anoche volví a salir. Se me apetecía disfrazarme y me puse la chorra de disfraz de pirata que me había comprado la semana pasada. Pasé a buscar a una amiga, nos fuimos a casa de un colega (la clónica de Amy de arriba), nos pintarrajeamos y salimos con nuestras mejores galas. Me pasé una noche estupenda, acompañado por dos bellezones estupendos. ¿O no?


Hacía años, qué digo, lustros que no salía tanto en carnavales. Y lo que me queda porque me huelo que estos dos querrán salir el sábado, después del entierro de la sardina para el último mogollón. Menos mal que el lunes creo que no trabajo. Ains, que malo es trasnochar...