Paren rotativas...
Que se pare el mundo mundial...
Que venga el coro celestial y cante...
Que se pare todo bicho viviente, que por fin, ¡por fin! (lágrimillas corriendo por mi cara) ...
... estooo ... ehem ...
¿no me habré pasado un poco, verdad? Pues lo siento pero como que no, porque por fin ha terminado la pesadilla. Y no, no se trata de la mudanza, que sigue lenta e inexorablemente, más lenta de lo que me gustaría pero, en fin, eso es otra historia.
A ver. Primero los antecedentes porque esto viene de lejos. Hace como unos siete años, cuando era un joven becario (sí, yo también lo he sido, que pasa) vino un colega de proyectos investigadores, y un buen amigo dicho sea de paso, y me comentó que porqué no nos presentábamos a la convocatoria de la Casa de Colón, una entidad cultural dependiente del Cabildo de Gran Canaria (el equivalente a la Diputación Provincial), que sacaba cada año, creo, unas ayudas a proyectos que investigasen las relaciones de Canarias con América. Eran unos cinco mil eurillos que, repartidos entre dos, no estaban nada mal, sobre todo en aquella época de escasez pecuniaria. Y uno, que siempre se lía la manta a la cabeza en todo lo que le salga, pues dijo que sí. Además, porque existía la cláusula de entregarlo en un "cómodo" plazo de treinta meses. Comodísimo, vamos.
Hasta aquí la idea. Cobramos. El tiempo transcurre, los meses pasan y como que no pisamos mucho el archivo. Ah, que se me había olvidado comentar que el proyecto consistía en extractar documentación de archivo del siglo XVII. Interesante ¿verdad? Pues aquí un detallito de lo que tuvimos que leer, peccata minuta.
Al final, tuvimos que pedir una prórroga de un año. Lamentable. Y corriendo pudimos entregar el proyecto casi en el límite de tiempo. Porque además de los extractos documentales había que redactar una introducción y hacer unos índices. Bueno, hacer hacer... Vamos a confesar que el índice onomástico no se pudo terminar del todo, pero, claro, eso ellos no lo saben. Y ustedes van a estar calladitos ¿no? De esa tarea se encargaba la otra parte del equipo, que yo tuve bastante con hacer el índice toponímico y el de materias.
Cuando entregamos el proyecto y ya más relajados, nos planteamos terminar el índice incompleto con vistas a una posible publicación. Como siempre ocurre en estos casos, el tiempo fue pasando y poco se avanzó, uno porque estaba líado con el trabajo y yo con mis eternas oposiciones. Al terminar estas mis oposiciones en verano del año pasado, le comenté que yo lo finalizaba, que si esperaba por él me jubilaría primero. Y me puse manos a la obra en noviembre. Juro y perjuro que jamás he hecho un trabajo (y he hecho unos cuantos) tan tedioso, tan monótomo y con el encanto de un ladrillo, sobre todo porque hay que ir documento a documento, mirando y comprobando cada nombre. ¡Y son 1.142 documentos!
Pues eso que al fin lo terminé de revisar y hacer a comienzos de semana. Hala, ya está. Ahora a sustituir el antiguo índice y ver si alguien lo publica, para seguir engordando el curriculum. ¿Para qué? Aaaaahhh, misterios de la vida...
Larga y próspera vida.
Que se pare el mundo mundial...
Que venga el coro celestial y cante...
Que se pare todo bicho viviente, que por fin, ¡por fin! (lágrimillas corriendo por mi cara) ...
... estooo ... ehem ...
¿no me habré pasado un poco, verdad? Pues lo siento pero como que no, porque por fin ha terminado la pesadilla. Y no, no se trata de la mudanza, que sigue lenta e inexorablemente, más lenta de lo que me gustaría pero, en fin, eso es otra historia.
A ver. Primero los antecedentes porque esto viene de lejos. Hace como unos siete años, cuando era un joven becario (sí, yo también lo he sido, que pasa) vino un colega de proyectos investigadores, y un buen amigo dicho sea de paso, y me comentó que porqué no nos presentábamos a la convocatoria de la Casa de Colón, una entidad cultural dependiente del Cabildo de Gran Canaria (el equivalente a la Diputación Provincial), que sacaba cada año, creo, unas ayudas a proyectos que investigasen las relaciones de Canarias con América. Eran unos cinco mil eurillos que, repartidos entre dos, no estaban nada mal, sobre todo en aquella época de escasez pecuniaria. Y uno, que siempre se lía la manta a la cabeza en todo lo que le salga, pues dijo que sí. Además, porque existía la cláusula de entregarlo en un "cómodo" plazo de treinta meses. Comodísimo, vamos.
Hasta aquí la idea. Cobramos. El tiempo transcurre, los meses pasan y como que no pisamos mucho el archivo. Ah, que se me había olvidado comentar que el proyecto consistía en extractar documentación de archivo del siglo XVII. Interesante ¿verdad? Pues aquí un detallito de lo que tuvimos que leer, peccata minuta.
Al final, tuvimos que pedir una prórroga de un año. Lamentable. Y corriendo pudimos entregar el proyecto casi en el límite de tiempo. Porque además de los extractos documentales había que redactar una introducción y hacer unos índices. Bueno, hacer hacer... Vamos a confesar que el índice onomástico no se pudo terminar del todo, pero, claro, eso ellos no lo saben. Y ustedes van a estar calladitos ¿no? De esa tarea se encargaba la otra parte del equipo, que yo tuve bastante con hacer el índice toponímico y el de materias.
Cuando entregamos el proyecto y ya más relajados, nos planteamos terminar el índice incompleto con vistas a una posible publicación. Como siempre ocurre en estos casos, el tiempo fue pasando y poco se avanzó, uno porque estaba líado con el trabajo y yo con mis eternas oposiciones. Al terminar estas mis oposiciones en verano del año pasado, le comenté que yo lo finalizaba, que si esperaba por él me jubilaría primero. Y me puse manos a la obra en noviembre. Juro y perjuro que jamás he hecho un trabajo (y he hecho unos cuantos) tan tedioso, tan monótomo y con el encanto de un ladrillo, sobre todo porque hay que ir documento a documento, mirando y comprobando cada nombre. ¡Y son 1.142 documentos!
Pues eso que al fin lo terminé de revisar y hacer a comienzos de semana. Hala, ya está. Ahora a sustituir el antiguo índice y ver si alguien lo publica, para seguir engordando el curriculum. ¿Para qué? Aaaaahhh, misterios de la vida...
Larga y próspera vida.
12 comentarios:
Para qué? Pues para los concursos de ascenso, que hay que demostrar que has hecho cosas...
(aunque no se si algo así contaría, vamos)
Y felicidades, claro.
Qué alegría acabar los trabajos, no? Muchas felicidades
Y tú sigue engrosando curriculo ;)
Felicidades!! Qué cosa más chula, tío... Qué envidia.
Bueno..me alegro jejeje.. es como yo cuando he acabado un cuadro.. después te entra una sensación de vacío extraño.. mientras lo creo esta unido a mi..después "cobra vida" pero es independiente.. ahora a darle vida a tu trabajo, que te lo publiquen...enhorabuena
/me te hace la ola con grandísimo entusiasmo.
Y ahora, a meterte en otro lío.
Besos, guapo.
Ay! Los legajos y los libracos y los manuscritos! Qué lejos me quedan, con lo que me gustaban :( Pero me alegro por tí y tu engorde curricular :D ;)
Sota, ascender ascender no se yo, pero tengo en mente cierta evaluación...
Nyc, pues sí pero luego miro los que me quedan y me entra una depre. Pero mientras lo disfruto ;)
Van Hessa, gracias ;)
Mac, te aseguro que no voy a extrañar ese vacío, jejeje.
Nica, ya vendrán los líos, no sé cómo me lo hago.
Otto, pues acercalos hombre, que no muerden ;p
Verificación: subes. Claro que sí.
felicidades, guapetón!
menudo trabajazo.
Grace, gracias, pero el mérito es compartido ;)
Qué bien felicidades y vaya trabajo de chinos, qué voluntad!
Y cómo que para qué? Con por la satisfacción personal que se siente ya merece la pena no?
Besos
Muchas felicidades, has adelgazado 300kg a que sí?
Neil, pues sí, al final da un gustazo.
Casta, es una dieta estupenda, jejeje.
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