En episodios anteriores, comentamos el
final de temporada de Sons of Anarchy y Dexter.
En este nuevo episodio me gustaría comentar las dos novedades seriéfilas que han salido este último trimestre y que estaba viendo (hay más pero mi tiempo tiene un límite: 24 horas). La primera es
Boardwalk Empire, la gran apuesta de HBO para el comienzo de esta temporada.
La serie está ambientada a comienzos de los años veinte (de hecho, comienza el día previo a cuando se pone en marcha la prohibición de consumir y vender alcohol en Estados Unidos) en Atlantic City, aunque también desarrolla partes en Chicago y Nueva York. Por encima de todo, emerge la figura de Nucky Thompson, el tesorero de Atlantic City (un fantástico Steve Buscemi), que lo controla todo y sin cuyo consentimiento no se mueve un papel en la ciudad. A lo largo de doce episodios asistimos a historias de mafiosos relacionados con el alcohol, el juego y la prostitución, la corrupción de los políticos, asesinatos pero también a historias íntimas donde, como dice Nucky Thompson, la clave no es saber el precio de cada uno sino de cuánto pecado puedes aguantar.
Boardwalk Empire es un bombón de lujo. Tiene una factura impecable, se nota que la HBO se ha gastado sus buenos dólares en la serie y eso se aprecia en la pantalla. Un diseño de producción espectacular con unos decorados impresionantes, un vestuario que refleja la época de manera admirable y una fotografía espléndida.
La principal crítica que se le ha hecho se refiere a la historia, en alusión a la lentitud de la misma y la frialdad que destilan los personajes. Creo que muchos, al ver que Scorsese dirigía el primer episodio, esperaban que cada episodio fuese
Uno de los nuestros o un
El padrino en miniatura, y no se han dado cuenta que es una serie y el ritmo y la estructura es diferente al de una película. Sí, el ritmo es relativamente lento y puede parecer que la trama no avanza pero en los doce episodios que dura esta primera temporada ha pasado de todo: asaltos a envíos de alcohol ilegal, asesinatos, violencia policial, venganza gangsteril, corrupción y demás tejemanejes. Eso sí, algunos personajes y sus historias me chirrían un poco (como la esposa de Jim Darmody) pero otros son muy atractivos, en especial dos: Nucky Thompson, un genial Buscemi, el auténtico padrino de Atlantic City pero que va dejando muertos en la cuneta y peligrosos enemigos cercanos; y el turbador e inquietante agente especial van Alden, que cada vez que sale me pone nervioso porque desconoces cómo va a actuar, un auténtico puritano reprimido pero extremadamente violento.
Merece la pena ver esta temporada y es altamente recomendable.
La otra novedad de los últimos meses que me impactó fue
The walking dead.
Ya comenté algo de ella en su momento.
Me reafirmo en lo que escribí en el post aquel. Lo único que añadiré es que estos seis episodios me han sabido a poco. Esta primera temporada ha sido como un capítulo largo de introducción, para conocer los detalles de los personajes, algo de la epidemia, (cómo surgió, cómo ataca, las expectativas de curación, etc) una poca de acción con los zombis (¿o infectados como dicen continuamente en la serie?) y muy poco más. A quien no le pueda atraer este tipo de historias únicamente comentarle que las escenas gore son escasas aunque un poco impactantes si es de alma sensible y poco curtida en estas lides. En realidad, la serie se centra más en los supervivientes, en su lucha por continuar siendo ellos mismos y no convertirse en unos muertos sin saberlo. Y es que, en ese sentido, el título de la serie, los muertos que caminan, se refiere a ambos grupos: a los zombis y a los vivos, que pueden transformarse en unos muertos en vida sin saberlo.
También altamente recomendable, y pueden verla con tranquilidad porque la segunda temporada no empezará hasta el próximo otoño de 2011.