La semana pasada se celebró el primer Orgullo mariquitil de este lado de la periferia. Como todos los años desde hace ya unos cuantos llega la primera quincena de mayo y los sures grancanarios se llenan de gays, lesbianas, transexuales y demás seres del espacio exterior. Ya lo decía la Carrá, para hacer bien el amor hay que venir al Sur.
Afortunadamente, este año no hubo ola de calor como sí pasó el año pasado. Lo que no quiere decir que la temperatura no fuese de alto voltaje, para eso ya se bastaban los cuerpazos sudorosos, apretados y musculosos de buena parte de la población recién llegada. Además, este año nos cogimos un sitio donde pasar el fin de semana. Mi chico y un amigo se vinieron desde el jueves y el que escribe bajó el viernes con otro amigo desde que salí del trabajo, junto con una prima de mi chico que se vino también. Y ahí estuvimos los cinco de fiesta, playas y bailoteo sin parar.
Como siempre mucha gente, demasiada en ocasiones, dándolo todo. Y cuando digo dándolo todo no es metafórico sino completamente literal. Dejo que la imaginación de cada uno vuele hacia donde quiera pero había de todo, para todos los gustos y como quisieran. Mucho músculo, mucho vello, vestuario llevado a la mínima expresión, reinas, reinonas, gente del país en minoría... Lo mejor es el buen rollo que siempre se respira, la gente sólo quiere pasárselo bien y la verdad es que, para la cantidad de gente que se suele reunir, prácticamente no hay problemas. Y eso que la gente consume de todo, desde drogas legalizadas hasta las que no.
Aunque hay fiestas tooooooodos los días desde el fin de semana anterior (el Gaypride dura más de una semana y abarca dos fines de semana), el día grande es el sábado que es cuando se celebra la cabalgata. Aquí es donde la gente se explaya, bien por exceso bien por defecto. Trajes imposibles de plumas y lentejuelas, carrozas llenas de gente bailando y bebiendo, disfraces que te hacen sudar sólo de verlos...
Y ahora lo que más de un@ estaba esperando. La carnaza. Que se lo que les gusta: las carnes bien apretás...
Y para acabar un poco de música refrescante para bajar la temperatura, no creen.
2 comentarios:
Uy, el pelirrojo...los pelirrojos me pueden absolutamente...
Envidia total.
Yo debería vivir allí, en Canarias.
Eleuterio, había unos cuantos pelirrojos bastante guapérrimos. Para lo otro aún estás a tiempo ;)
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