jueves, 31 de enero de 2013

Fundación

"La violencia es el último recurso del incompetente". Salvor Hardin. Fundación.

Cuando allá por los años cuarenta del pasado siglo Isaac Asimov comenzó a escribir los relatos que darían origen a la serie de Fundación, poco podía imaginar la influencia y categoría que adquiriría con el tiempo.



En 1951, Asimov publicó Fundación un novela compuesta por cinco relatos. Cuatro de ellos ya los había publicado entre 1942 y 1944 en la revista Astounding aunque con un nombre distinto al que, posteriormente, les dió en el libro. En él nos encontramos a varios miles de años en el futuro, con un Imperio Galáctico en su cénit controlado desde Trántor, el planeta-capital, que es en esencia una megaciudad que abarca toda su superficie. Hari Seldon es el creador de la psicohistoria, ciencia a través de la cual predice que el Imperio se halla en decadencia y su desaparición en breve supondrá treinta mil años de caos y oscuridad para la humanidad. Su solución pasa por crear una pequeña colonia, la Fundación, que preservará el conocimiento y reducirá la crisis a mil años hasta la creación del Segundo Imperio Galáctico.


Trántor, la capital del Imperio Galáctico. Fuente

En los años siguientes, Asimov dió a conocer Fundación e Imperio (1952) y Segunda Fundación (1953), en los cuales la Fundación se enfrenta a los estertores del Imperio Galáctico y a su supervivencia en un entorno, primero hostil, y luego de control absoluto y comprobamos que los planes de Hari Seldon no consistían en lo que conocíamos hasta la fecha. Estos tres libros conforman la clásica Trilogía de la Fundación, también denominado el Ciclo de Trántor, y fue galardonada en 1966 con el Premio Hugo como la mejor serie de ciencia ficción de todos los tiempos. 

Posteriormente, ya en la década de los ochenta y a pesar de resistirse durante bastante tiempo, Asimov escribió dos nuevos libros, Los límites de la Fundación (1982) y Fundación y Tierra (1983), que avanzaban en la historia, intentando su conclusión y enlazándola con la Saga de los Robots de una manera que no satisfizo a todo el mundo. Asimismo, publicó dos precuelas, Preludio a la Fundación (1988) y Hacia la Fundación (1993), ésta última ya de manera póstuma, en la que un joven Hari Seldon esboza la psicohistoria al tiempo que trabaja en las dependencias imperiales. De esta manera, se puede considerar que la serie abarcó prácticamente toda su vida como escritor, desde los comienzos en los años cuarenta hasta su fallecimiento.

Aunque constituya una serie de novelas de ciencia ficción, Fundación tiene claras influencias históricas ya que Asimov se inspiró en la obra Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano de Gibbon para narrar la del Imperio Galáctico. Así que imagínense el interés que podía despertar en mí a los quince o dieciseis años alguien que escribía sobre predicciones en la historia cercana a través de la mezcla de matemáticas y psicología y en clave de ciencia ficción, todas las papeletas para engancharme vamos. Por otro lado, la serie se encuentra en un terreno intermedio entre la ciencia ficción dura y la space opera, y es que Asimov intentó combinar el rigor científico del que enseñaba en la Universidad con la imaginación y el entretenimiento, de manera que cualquiera pudiese comprender lo que explicaba sin llegar a perder la emoción. Un hecho que siempre me gustó era la inclusión, al comienzo de los capítulos y en algunos casos al final, de citas de la ficticia Enciclopedia Galáctica, en la que se compendia todo el saber humano hasta la fecha. Y, encima, escrito de una manera bastante amena, jugando con la historia, la política, la psicología, la religión, todo ello con la ciencia ficción y el futuro como trasfondo.

Para los más curiosos e interesados en leer algún día los libros comentar que, paralelamente a esta serie, Asimov fue publicando dos ciclos o series más que se entrelazan con los de la Fundación: la serie de los Robots (compuesto por Yo, robot, Las bóvedas de acero, El sol desnudo, Los robots del amanecer y Robots e Imperio) y la serie del Imperio Galáctico (En la arena estelar, Las corrientes del espacio y Un guijarro en el cielo) que no hacen sino enriquecer y engancharte aún más a toda la creación de Asimov. Aunque, personalmente, yo me quedo con la trilogía original. Un clásico que todo amante de la ciencia ficción debe leer.

Y ahora una poca de música.




miércoles, 23 de enero de 2013

Ave SS

Hace mucho, mucho tiempo en una galaxia no tan lejana, este su seguro servidor llegó a la esplendorosa categoría de ser becario. Y no una, sino dos veces. Vamos, que encima fui reincidente para mayor escarnio público.

La primera fue en plenos años noventa del siglo pasado, que lejos parece todo. Cuando la crisis anterior a esta (sí, hubo un tiempo de bonanza económica y otra crisis anterior a la eterna en que vivimos actualmente), decidí plantearme hacer el doctorado como una vía de estar ocupado una temporada. Pero, cierto día presenté los papeles y me concedieron una beca, por lo que me lancé al embolado con todos los papeles, nunca mejor dicho. Lo peor es que coincidió en el tiempo con la Lewinsky así que cada vez que mencionaba que era becario de la universidad la gente se echaba una sonrisilla que deseabas borrar de una cachetada con la mano abierta mientras te acordabas de toda la familia de la Mónica, del Bill y del sexo oral, que no es sexo sino otra cosa. Ya. 

Fundido en negro. Pasaron unos años, y como no fui un lameculos ni me lo supe montar bien, pues tuve que buscarme la vida en otros lares. Cuatro años después entré de becario en la biblioteca universitaria. Tiempos felices a pesar de la situación laboral: aprendí un montón de cosas de informática, buenos compañeros algunos de los cuales son amigos ahora, muchas risas, mucho trabajo también y me sirvió para coger experiencia en el mundo de las bibliotecas y archivos haciendo cursos a porrillo. Dos años y pico largos hasta que me cansé y me fui, a tiempo diría yo, ya que un par de años después cancelaron las becas. 

Todo esto viene porque el pasado 31 de diciembre finalizaba el plazo que la SS, la nueva Gestapo, concedía a los que habían disfrutado de una beca de formación para realizar un convenio con ella y, a cambio de pagar tú las cotizaciones, te contabilizaba para la jubilación. Ja. Eso si llegamos, en primer lugar, y si todavía habrá pensiones para entonces, en segundo lugar. El trato era fácil: podías presentar hasta dos años de beca, ellos te informaban de cuánto tenías que pagar y podías abonarlo bien de una tacada, juasjuas, o bien en cómodos plazos mensuales que, como máximo, serían el doble del período que quisieses cotizar. La suerte que he tenido, entre comillas, es que presenté las dos becas que tuve y me quedé con la primera, ya que cuanto más antiguo fuese el período menos debía pagar. Y allí, en pleno Averno, rodeado de humo, llamas y seres infernales firmé con mi sangre el contrato que me ata para los próximos cuatro años con la SS pagando cincuenta y un euros al mes. Que largos se me van a hacer...



martes, 22 de enero de 2013

Viaja a la Tierra Media

Ahora que la Tierra Media ha vuelto al cine de la mano de Peter Jackson...

  


(Fuente: la página de Timothy Anderson)


Actualización: Gracias a Mocho por la información. Para que luego hablen de los freaks...
 

miércoles, 16 de enero de 2013

Propósitos

Más que después del verano y de las vacaciones estivales, que siempre suelen variar de ubicación cada año, el comienzo del año natural es la ocasión perfecta para plantearme los retos y propósitos para el año que está empezando. Algunos, como la vuelta al gimnasio que tenia prevista para esta semana, está resultando más complicado de lo que aparenta por culpa de la migraña que está dando la lata desde el lunes; otros son de larga duración que intentaré acabar antes de que comience la época veraniega y alguno es a más a largo plazo, para realizar después de las vacaciones.

A diferencia del año pasado en el que no tenía grandes planes a la vista, con la excepción de seguir tirando hacia adelante y alguna que otra cosa, este 2013 sí que viene cargado de ideas y de proyectos. Que se cumplan o no, por el tiempo disponible, las energías que le dedique y demás, ya será otra historia. Pero, al menos, uno lo empieza con más ganas. Eso sí, tengo que hacerme una planificación del tiempo porque me veo que pasarán las tardes, las semanas y los meses y luego habré hecho un par de cosillas de nada. La cuestión es buscarme una tarde para pensar y planificar.

Y entre las tareas que quiero continuar es la de seguir escribiendo en este blog, que el pobre lleva unos meses languideciendo por culpa del escaso tiempo que le dedico. A ver si actualizo un poco más, le hago un lavado de cara y lo ponemos al día. Que no es poco trabajo. En marcha.



jueves, 10 de enero de 2013

Lanzarote

Nada mejor que empezar el año de vacaciones (aunque ya me encuentre apurando los últimos días) y si encima lo hace con un pequeño viaje entonces no hay nada de lo que quejarse. Ayer volvimos J. y yo de Lanzarote donde estuvimos unos días de descanso. Viaje para presentaciones (de la suegra, los amigos...), para descansar, para comer y recordar una isla que no pisaba desde hace como diez años. Un viaje que he disfrutado como pocos, me lo he pasado genial, me han acogido y mimado como pocas veces, y recorriendo la isla con alguien que se ha criado y ha vivido allí durante mucho tiempo lo que ha servido para ver lugares y rincones que se apartan de lo habitual.





La Villa (Teguise), antigua capital de la isla

Podría incluir a Lanzarote en la categoría de las islas medianas del archipiélago, lo que supone que si no entras en los centros turísticos, que es donde se invierte más tiempo, puedes verla prácticamente en un fin de semana o minipuente. Claro que eso significa perderte la Cueva de los Verde y recorrer un tubo volcánico vacíado por la lava, entrar en los Jameos o la casa de César Manrique donde fusionó el paisaje con la construcción de manera espectacular o disfrutar de la aridez y soledad de Timanfaya, por poner algunos ejemplos. Y si vas en verano ya no hablo de las playas, Famara, el caletón blanco, Playa Quemada o echar el día en la Graciosa. Así que para disfrutar por completo de la isla mejor pensar en una semana. Ya se me está haciendo la boca agua sólo de pensar en las vacaciones de verano...