viernes, 15 de junio de 2012

Teacher teacher

Con la crisis que llevamos padeciendo cuatro años ya todo el mundo se halla inmerso en el recorte de gastos no vitales: las personas, las empresas, las Administraciones... No voy a entrar en el tema de cómo se está gestionando porque es algo que me enerva mucho, al intentar repartir las culpas a todos de igual manera cuando sabemos que no es así. Ni tampoco en si la contracción del gasto supone la mejor manera de salir de la misma, porque no lo creo. Claro que ni soy economista ni un experto en el tema aunque, ahora que lo pienso, creo que en Gobierno tampoco lo son.

En fin. A lo que iba. La empresa para la que trabajo ha decidido recortar, aún más, en sus gastos y este año ha sido especialmente drástico en apartados como la formación de sus empleados. Y como desde ciertas esferas quieren continuar con el tema de la modernización de la Administración e implantar ciertas cuestiones relacionadas con la gestión documental, pues nos han "forzado" al cuerpo al que pertenezco (sí somos como la Guardia Civil, EL cuerpo) a que hagamos el papel de formadores. Porque no hay dinero para pagar a profesores. Que algunos compañeros y yo estamos totalmente seguros que si hubiese existido la más mínima posibilidad de cobrar por impartir el curso, los de siempre ya habrían saltado para darlos ellos mismos y seguir ganándose unos dinerillos extras. 




Así que en ello estamos. Llevo dos semanas ejerciendo de profesor en un curso online con algunos de mis compañeros como alumnos, que están aprendiendo determinadas cosillas de gestión documental y, sobre todo, a utilizar la aplicación que tenemos para este tema. El problema es que hay de todo, desde gente que se maneja con soltura con los ordenadores hasta otros que les da pánico a darle a un enlace no sea que se rompa todo. Y si encima la aplicación es vía web ya ni les cuento. Para enredar aún más las cosas, a mediados de la semana pasada se rompió un cable de comunicaciones entre esta isla y Coruscant, y el caos fue total, ni aplicaciones ni plataforma del curso ni nada de nada. Aunque el servicio se restableció poco a poco el jueves, la resaca duró hasta el viernes. Corrijo, hasta ayer mismo en que el compañero encargado del mantenimiento de la aplicación tuvo que mandar un correo para advertir que aún seguíamos con problemas, de lo cual ya se habían dado cuenta los alumnos y uno mismo. Es lo que tienen las nuevas tecnologías, en teoría te facilitan muchas cosas y cuando te haces a ellas tienen la tendencia a irse al garete.

Se supone que el curso es online (a excepción de dos sesiones presenciales al principio y final del mismo) pero, claro, son tus compañeras. Porque todas las de esta edición son mujeres. Alguna de las cuales podría ser mi madre, vamos que soy el benjamín con la excepción de una que es un año menor que yo. Así que cuando te llaman, o te mandan un correo, o sencillamente pasan por tu oficina y se asoman a la puerta, no puedo evitar que salga esa madre judeo-italiana-mediterránea que todos llevamos dentro y vaya a mirar qué les pasa. "No puedo entrar en la aplicación...", "Me ha salido una ventana rara que no aparece en la guía...", "No entiendo qué hay que hacer en el ejercicio..." o sencillamente un "Socorrooooo, A. ..." son las frases que más he escuchado estos días. Así que voy a sus puestos de trabajo, me siento con ellas, les guio, les explico las cosas con paciencia jobiana y procuro que se enteren de todo lo que hacen y por qué lo hacen. Así que mi silla lleva todos estos días bastante fría porque es llegar de cualquier drama escolar y comprobar que tienes llamadas perdidas, correos o alguna consulta por la plataforma del curso, con lo que no me da tiempo ni de que se caliente.

Y a todo esto se une que mi jefa de cuerpo archivero se coge una baja maternal que llegará hasta noviembre y que empezó hace dos días. Y la coordinadora de los archivos ha empezado a dar el coñazo... Ah, y esta es la primera edición del curso, me espera otra en septiembre y una tercera en noviembre. Que seis meses más entretenidos me esperan. Yuju. Chupiguay. 



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