jueves, 31 de julio de 2014

F/X

Uno de los motivos, entre otros muchos, por los cuales me encanta el género de la ciencia ficción en el cine es el trucaje, los efectos especiales. Algunos son muy evidentes (como las naves espaciales, los rayos, etc etc) pero otros son muchísimo más sutiles y cada vez cuesta diferenciarlos de la realidad. Eso se nota en las películas de carácter más realista o incluso históricas. 

Hoy traigo un vídeo en el que se puede apreciar la evolución de los efectos especiales desde el siglo XIX hasta la actualidad, casi nada eh. Si se fijan en los últimos años, verán que muchas de las películas no pertenecen al género de la ciencia ficción y que los efectos especiales se usan cada vez más para engañar al ojo humano y suplir aquello que no es posible recrear o saldria tan excesivamente caro que no se podría filmar.

Pasen y disfruten.

martes, 29 de julio de 2014

La Gran Guerra y el cine

Aunque cuando se produjo la Gran Guerra el cine ya estaba en pleno desarrollo, no sería hasta mucho más tarde cuando se convertiría en un tema al que acudir para sus guiones. La Segunda Guerra Mundial eclipsó, desde el punto de vista cinematográfico y desde muchos otros, a la Primera y eso se nota en la producción de películas. La Segunda, siendo más reciente, era más moderna, espectacular, sangrienta y convirtió al cine en una verdadera arma de propaganda generando durante toda la contienda muchísimas películas; en cambio, la primera resultaba más estática con esa guerra de trincheras, más antiestética e incluso más difícil a la hora de distinguir entre cuáles eran los buenos y los malos de la función.

Sin embargo, la I Guerra Mundial ha dado lugar a un puñado de obras maestras cinematográficas ambientadas en ella, muchas de las cuales vienen a la cabeza casi sin querer. Pero también hay muchas otras que, a priori, no asociamos a este conflicto. Por ejemplo, La reina de África o Memorias de África se hallaban ambientadas total o parcialmente en la contienda que se produjo en las colonias africanas entre Gran Bretaña y Alemania. O Doctor Zhivago, que narraba la participación del Imperio ruso en esta guerra y las consecuencias que supuso para este país. 

Así, como quien no quiere la cosa, podemos citar Armas al hombro de Chaplin, Sargento York, Capitán Conan, Alas, Gallipoli, Sin novedad en el frente, War horse, Johnny cogió su fusil, Mata Hari con Greta Garbo, Las águilas azules, El puente de Waterloo, Agente secreto de Hitchcock o incluso en formato musical con Oh! What a lovely war!. Por supuesto, esto es una mera aproximación ya que hay muchísimas más que tratan el tema, bien de manera principal o bien de forma tangencial. Eso sí, hay algunas que podemos considerar im-perdibles por decirlo de alguna forma que he reducido a cinco y con las que se puede estar de acuerdo o no.

Los imprescindibles son:

Senderos de gloria (1957). Dirigida por Stanley Kubrick, se convirtió desde el primer momento en un icono de esta contienda al ser prohibida en varios países (entre ellos España) por su mensaje antibelicista. La guerra de las trincheras, la sinrazón de las órdenes de los generales, los soldados convertidos en masas anónimas y más narrado en un espléndido blanco y negro con un magnífico Kirk Douglas en uno de los papeles de su vida.


El Gran Desfile (1925). Al mando de King Vidor, fue la primera superproducción bélica en la que un chico es animado a alistarse y descubre la lealtad y el amor a la patria en las trincheras. Es, quizás, la primera película en la que se intenta combinar el entretenimiento con un ligero toque crítico ante la guerra y la necesidad de defender la patria.

Lawrence de Arabia (1962). Aunque ambientada en el Oriente Próximo y centrada en el personaje de T. E. Lawrence, esta superproducción narra de manera bastante fiel la participación de las tribus árabes contra los turcos y el engaño a que fueron sometidas por los ingleses y franceses para conseguir sus fines. David Lean maneja tanto las escenas grandiosas, como la toma de Akaba o el asalto a los trenes turcos, con el intimismo del personaje y su acercamiento a la forma de pensar de los árabes.


Adiós a las armas (1932 y 1957). Existen dos adaptaciones cinematográficas de la novela homónima de Ernest Hemingway, que tiene claros tintes autobiográficos, y que narra el amor entre un soldado americano y una enfermera en el frente italiano.

La Gran Ilusión (1937). Gran película de Jean Renoir en la que se retrata la vida cotidiana de los presos franceses en un campo de concentración alemán. Fue el precursor de ese subgénero que podríamos denominar fuga de campo de prisioneros que tan bien se desarrollaría para las películas de la Segunda Guerra Mundial. Sin ser una película claramente pacifista, sí que llega a narrar de manera magistral las relaciones entre los presos de distinta categoría, incluso entre carceleros y prisioneros, y que las fronteras son entes artificiosos que separan a los hombres.



lunes, 14 de julio de 2014

Revoluciones

Hoy es 14 de julio, día nacional de Francia. Este año además coincide con el 225 aniversario del asalto a la Bastilla el cual, casi sin quererlo ni planearlo, dio comienzo a una revolución que sacudiría los cimientos de Europa. Y no es una exageración ya que de ahí derivaría todo lo que acontecería después, para bien o para mal: el final del Antiguo Régimen, el Imperio napoleónico, la expansión de las ideas revolucionarias, la búsqueda de la democracia, las constituciones, los partidos políticos, etc etc. 

A los historiadores nos encanta una efemérides, no por el hecho en sí de conmemorarlo sino como vía de reivindicación de ese acontecimiento que, con el paso del tiempo, puede haber quedado en el olvido o desvirtuado por sucesos posteriores. Para muchos la Revolución Francesa es sinónimo de guillotinas, ejecuciones y violencia pero esa fue una pequeña parte de los diez años que se vivieron entre el comienzo de la revolución y la llegada al poder de Napoleón. La Declaración de los Derechos del Hombre, las Constituciones, las ideas liberales (las auténticas, no las que gustan tanto en el PP y, sobre todo, a Esperanza Aguirre) de libertad e igualdad entre los hombres son conceptos que aún hoy tienen vigencia real. 

Podría hablar mucho y muy largamente sobre la Revolución Francesa pero tampoco creo que sea necesario. Curiosamente este aniversario coincide con el centenario del comienzo de la I Guerra Mundial, que supuso el fin de otro período que se puede decir que comenzó justo con la toma de la Bastilla.


martes, 8 de julio de 2014

La Gran Guerra

Estos días, o mejor sería decir estas semanas, se celebra el centenario del estallido de la I Guerra Mundial, la Gran Guerra como la llamaron los franceses. Como sucede en algunos eventos, es difícil establecer una fecha concreta para su comienzo. ¿Cogemos el 28 de junio cuando fue asesinado el archiduque Francisco Fernando por el bosnio Princip en Sarajevo o el 28 de julio cuando el imperio austrohúngaro declaró la guerra a Serbia iniciando la cascada de ataques? Lo más lógico sería escoger la segunda opción pero en el mes que transcurrió entre ambas fechas la mayoría de las potencias europeas movilizaron a sus ejércitos y se prepararon para la guerra previendo lo que se avecinaba, por lo que ya estaban en plena fase de preguerra.


Algunos autores, incluyendo a muchos historiadores, han especulado si el conflicto podría haberse evitado a pesar del asesinato en Sarajevo. Yo no estoy tan seguro; durante las décadas previas a ella las grandes potencias europeas se buscaban las cosquillas constantemente, trasladando los problemas y los roces peliagudos a las zonas coloniales sobre todo. De ahí que a este período se le conozca como la Paz Armada. Que oxímoron ¿verdad? Estoy seguro que más tarde o más temprano habría saltado otra excusa para que se produjese el estallido bélico. Un conflicto que no se desarrolló como habían previsto, que duró más de lo esperado, que supuso más sacrificios de los que podían imaginarse y que se saldó con revoluciones, caídas de imperios y dinastías, el surgimiento de nuevos países y un sinfín de cosas más. Tantas que las heridas no cicatrizaron y volvieron a abrise veinte años más tarde.


Para mí la I Guerra Mundial es la última guerra romántica, la guerra de los uniformes de colores, de ejércitos marchando al son de la música a la guerra, de ilusiones y esperanzas frustradas y destrozadas. La tecnología que se aplicó a la guerra acabaría con todo eso en un santiamén, provocando más muertes y discapacitados que en cualquier conflicto bélico previo. Pero, además, fue el primer conflicto global; si bien el principal teatro de operaciones fue Europa, la guerra se trasladó pronto a otros continentes, principalmente África y el Oriente Próximo, e incluso implicó a potencias de Asia, como Japón, y América, en el caso de los Estados Unidos. 

Desde que estudié en COU (sí, tan viejuno soy) siempre me gustó esta época, el período de las relaciones internacionales bajo Bismarck, la Paz Armada y la I Guerra Mundial. Tanto que cuando salió en la selectividad fue el tema que escogí en Historia. Me fascina la combinación de los progresos tecnológicos que se produjeron con los ideales conservadores en muchos aspectos, sobre todo en política, todo ello rodeado de un aura de decadencia. Y cómo la arrogancia de las clases más elitistas llevaron a sus países a la caída más inesperada y terrible. Algo que volvería a repetirse tres décadas más tarde.

Se podría hablar tanto de este conflicto que daría para un blog exclusivo.


miércoles, 2 de julio de 2014

Superstar (III)

¿A que esto parece La historia interminable? Pues aún hay más. Este finde pasado estuvimos, ahora sí que lo digo en plural, de rodaje. Nos llamaron a los cuatro que nos habíamos apuntado para ver si queríamos participar en el rodaje de la última película de Julio Medem que se llamará Ma-ma y que cuenta como protagonistas a la gritona de Penélope Cruz, a Luis Tosar junto a Asier Etxeandía. Así que allá me fui corriendo el viernes por la tarde como un poseso en el Binter, que encima y sin que sentase precedentes se retrasó más de media hora, y llegamos a la hora convenida en esos sures de Tenerife, que es donde se ha estado rodando parte de la trama.

Esa noche se iban a rodar dos escenas diferentes pero que cuentan con un hilo común: una canción en una terraza. Nos separaron en grupos y cada uno fue a cumplir su parte. Como ya había sufrido/disfrutado del rodaje de la otra peli, imaginaba lo que iba a pasar: muchos tiempos muertos y repeticiones de las tomas, sobre todo porque en la primera escena (en la cual no participábamos en teoría, aunque luego participamos tangencialmente) salían niños. Y como decía el gran Hitchcock, nunca hay que rodar con niños ni animales. En la segunda escena nos sentaron casi al lado de la mesa de Pe y Luis, así que puede que salgamos un breve momento en una esquinita y hasta se nos distinga y todo. Ja, iluso. 

En fin, que nos dieron las tantas de la madrugada y acabamos llegando a casa casi casi con el canto del gallo, no digo más. Agotaícos y cansados, tanto que estuvimos de descanso prácticamente todo el finde y pasamos de playas, salidas nocturnas y demás eventos. Eso sí, lo volví a disfrutar aunque aquí se notase que los medios eran un poco más limitados que con la películas americana. Donde hay perras hay perras. Pero disfrutamos viendo al Bardem y a la hermanísima de Pe que estaban por allí acompañándola y animándola junto con Silvia Abascal. Vamos, el famoseo patrio al que no pudimos sacar ni una mísera foto so pena de expulsión de la casa.

Continuará...