viernes, 28 de enero de 2011

Izquierda izquierda, derecha derecha...

Entre las habilidades que la genética no tuvo a bien concederme se encuentra la del baile. Sí, queridos lectores, puedo decir sin rubor ni verguenza que mi capacidad de bailar es similar a la de la Esteban intentando leer el Quijote. Nula. Lo que ocurre es que a estas alturas de la vida ya no queda ni verguenza ni nada que me impida pasar un buen rato moviendo el michelín cual Carlton con la música de Tom Jones. No hablemos ya de coordinarme con otro miembro, o miembra como diría la Aído, del género humano para intentar una coreografía conjunta, una orca asesina tendría más gracejo que este que escribe.

O al menos eso es lo que pensaba hasta esta semana. Porque menudo bailecito llevo estos días con el tema del concurso. Vamos, que me he aprendido la Yenka y cada día es algo nuevo: que si hoy me tengo que ir, que si mañana me muevo pero no de sitio, que si al otro nos quedamos donde estamos... Ni tiempo de aburrirme, oigan. Ya veremos que sucede hoy, porque seguro que habrá novedades (vaya, encima ejerciendo de pitonisa).

Y a todo esto sigo con mis ejercicios laborales mientras reorganizo el depósito que se ha venido con la mudanza, que mover y colocar dos mil y pico archivadores no se hace en un día. Al menos me ayuda a mantener el tipo, digo el michelín, en su sitio. Pero llego molido a casa y sin ganas de nada, na'más de botarme en el sillón y ver mis series. Así que disculpen que no me levante y les obsequie con un bailecito para demostrar mis recién adquiridas aptitudes. Mi cuerpo y su salud mental lo agradecerán enormemente. Así que en su lugar les pongo a alguien que sí las tenía.




miércoles, 26 de enero de 2011

Hasta la vista, Allison Dubois

El viernes pasado finalizó Medium, una serie que me ha hecho pasar buenos momentos en los últimos años.


En su momento ya comenté algo de ella pero, por recordar, narra la vida de Allison Dubois, una madre de familia que sueña con muertos y puede ver cosas del pasado y del futuro. Al comienzo de la serie entra a trabajar en la oficina del fiscal del distrito Manuel Devalos y en la resolución de los casos le suele acompañar el detective Lee Scanlon, adquiriendo cada vez más importancia para solucionar algunos de ellos.


Es una serie procedimental relativamente amable. Y digo amable más por el entorno que por los casos. La mayoría de estos suelen tener efectos en sus relaciones familiares, máxime cuando poco a poco van descubriendo que las tres hijas del matrimonio Dubois tienen el mismo don que Allison. Pero, al mismo tiempo, hay casos realmente angustiosos, sobre todo porque Allison tiene la mala costumbre de soñar con asesinatos, en el momento en que estos se están produciendo, ya sea por ahogamiento, apuñalados, enterrados vivos y demás, lo que no deja de ser un pelín escabroso. Pero sin pasarse.

Es una serie que siempre me ha caído bien. ¿Los motivos? Ni idea, o tal vez una conjunción de muchos. Comencé a verla cuando la emitían en Cuatro (sí, por aquel entonces era un pobre pardillo que aún seguía series a ritmo de España, cuanta inocencia) pero después de la tercera temporada pasé de Cuatro y comencé a verla a ritmo de emisión en Estados Unidos. Y hasta la fecha. Cuando terminó la quinta temporada estuvo a punto de desaparecer cuando la NBC la cancecló y fue recogida por la CBS; pero se ve que la audiencia ha ido bajando progresivamente y al comienzo de esta temporada los rumores de que iba a terminar eran muy fuertes. Y se han cumplido.


Ha habido episodios buenos y otros interesantes, como aquel homenaje a La noche de los muertos vivientes, o en los que Allison se quedaba sorda, se intercambiaba físicamente con su hija Ariel o tenía una canción permanentemente en la cabeza. Vamos, que no se limitaban a ejercer de un procedimental al uso. Y, por lo general, suelen ser variados y entretenidos, incluyendo pequeños arcos argumentales que duraban dos o tres episodios, o volvían a salir más adelante. Además, a lo largo de estos años los personajes han evolucionado, y bastante. Desde los compañeros de trabajo hasta la familia, que siempre ha sido el punto de apoyo de Allison.

Por ese motivo, el último episodio me dejó bastante chafado porque utilizaron un recurso bastante cruel, a mi entender, y que no casa mucho con la tónica de la serie. Hubiese preferido el final de la sexta temporada pero, claro, creo que querían hacer algo espectacular y les salió un pelín lacrimógeno. Lo mejor, el video que he puesto, la despedida de los actores/actrices mientras desmontan los decorados de la serie.


martes, 25 de enero de 2011

Destripando... El discurso del rey

Este fin de semana pude, por fin, sentarme a ver El discurso del rey. Dirigida por Tom Hooper y protagonizada por Colin Firth, Geoffrey Rush y Helena Bonham Carter, se centra en los problemas que el monarca inglés Jorge VI tuvo con la tartamudez y cómo intentó solucionarlo con la ayuda de un terapeuta australiano. La película se encuadra fundamentalmente en los años treinta, desde los instantes previos a la muerte de su padre Jorge V hasta la declaración de la guerra con Alemania en 1939.


Es una producción inglesa, con todo lo que ello conlleva para bien y para mal. Aquí no vas a encontrar una película que aporte novedades en el tratamiento de la imagen, o retorcidos giros en el guión, o cosas que se salgan de la norma. Es una película convencional, narrada de manera lineal y tradicional, sin grandes aspavientos pero también sin fisuras. Los actores están estupendos, sobre todo el trío protagonista, y me gustaría que Colin Firth estuviese nominado y se llevase el Oscar a pesar de que se lo merecía más por Un hombre soltero. El guión está desarrollado de manera que sintamos empatía con el monarca y apreciemos la angustia que sentía al tener que hablar en público, originada por la presión ejercida por su padre y agravada por la situación sentimental de su hermano, Eduardo VIII, al verse coronado cuando no debía haber sido rey. La Bonham Carter está más comedida que de costumbre y cumple muy bien en su papel de apoyo del rey. Y lo mismo se puede decir de Geoffrey Rush como el terapeuta australiano; en este sentido, me hizo gracia el desdén de los ingleses hacia los australianos, como si fuesen lo peor o ciudadanos de segunda categoría.

Colin Firth a punto a punto de pasarlo bastante mal

La ambientación, tanto en el vestuario como el diseño artístico, me pareció muy bien conseguida, claro que eso no suele ser una novedad en las producciones inglesas, que por lo general cuidan muy bien este aspecto. Lo contrario sí que hubiese resultado una sorpresa. Y lo mismo sucede con la música; Alexander Desplat construye una banda sonora impecable basada en el piano y las cuerdas de la orquesta que se mueve entre la música íntima y más personal y aquella más narrativa y fresca.




Los reyes gritando a pleno pulmón

Sin embargo, en algunos momentos y a pesar de la intención del guión, la película me pareció un poco fría, distante. No se si es que el director no lograba que traspasáramos la pantalla y hacernos sentir en el pellejo real, o que la fotografía sea gélida con muchos tonos azules, oscuros y, en ocasiones, deprimente, con escenas de frío, nieve, lluvia y sin muchas escenas cálidas que permitiesen al espectador acercarse más a la historia. Alguna sí que hay y que me gustó, como cuando les narra un cuento a sus hijas, pero son muy escasas.

De todas maneras, es altamente recomendable y no te hará sentir que tiras el dinero y tu tiempo. Y ahora, una poca de música.




sábado, 22 de enero de 2011

viernes, 21 de enero de 2011

Calentito

Ayer fue de esos días en los que debería haberme quedado en la cama durmiendo y dejar que pasara y llegar al viernes. Claro que esta estrategia de avestruz no habría servido de nada y habría pasado lo que tenía que pasar.

Cuando me fui del trabajo estaba caliente como un chuchango, como decimos por aquí. Caliente y enfadado. Además de que ya me levanté mosqueado por temas personales, a última hora se me juntaron dos situaciones que elevaron mi tensión, y no precisamente la sexual que ya me hubiese gustado. Una es relativa al concurso de méritos, y es que la comisión se ha pasado por el forro de los c...nes mi reclamación (como, dicho sea todo, me esperaba) y me ha tocado la plaza en Coruscant. La buena noticia, y es lo que me ha tranquilizado bastante desde antes de Navidad, es que ya sabía que no me iría porque el nuevo jefe reclamaría a la persona que la ocupara porque el servicio está aquí. No obstante, me estoy pensando en seguir con la reclamación y llegar a juicio si hace falta, no tanto porque no me guste el nuevo destino sino por lo que pueda ocurrir en el futuro.

Y, casi al mismo tiempo que me enteraba de lo anterior, tuve discusión (en el sentido más propio de debatir e intentar convencer) con mi jefa a cuenta de mis depósitos (bancarios no, los de mis papeles). Que me los quieren traer y poner donde les salga de los c...nes porque otra parte de esta nuestra comunidad quiere esos espacios y está presionando lo que no está escrito. Hoy le he contado mis cuitas a mi jefe del cuerpo al que pertenecemos y está de acuerdo conmigo por lo que ya tengo decidido que, como el otro problema, me lo pienso tomar con calma. Tanta que no pienso hacer nada, salvo un escrito en el que no asumo la responsabilidad de lo que pase porque no tiene mi visto bueno. Total, para los días que me quedan aquí. Y den gracias que no tenía a mano un AK-47...

Ayer por la tarde me fui a coger el aire y callejear un poco para pensar, relajarme y tomar decisiones. Al levantarme esta mañana me he tenido que tomar la pastilla para la migraña porque ya la tenía casi encima, y hasta mucho ha tardado en aparecer. Ahora si me perdonan me voy a seguir haciendo ejercicio con mis archivadores, que no se diga que el Estado no se preocupa por el bienestar físico de sus trabajadores.

Hoy más que nunca hay que levantarse el ánimo.


miércoles, 19 de enero de 2011

Poledouris: flesh and blood

Hay compositores, en el sentido más amplio de la palabra, que suelen ser recordados por una única obra. Y no es tan extraño como pudiera uno creer. ¿Cuántos cantantes son recordados por una sola canción? ¿O cuantos compositores por un tema o una obra? Si os poneis a pensar seguro que os salen unos cuantos.

No es el caso de Basil Poledouris, aunque muchos sólo lo recuerden por la banda sonora de Conan el bárbaro.






Poledouris, compositor americano de origen griego, se hizo tremendamente conocido en el mundillo musical cinéfilo en la década de los ochenta merced a esa banda sonora. Pero, en realidad, había comenzado en los setenta con algunas películas como El gran miércoles (la famosa película de los surferos) y El lago azul (sí, la de Brooke Shields). Con la música que compuso para Conan el bárbaro saltó a la fama aunque ello no supuso que se dedicase a películas de gran presupuesto, más bien al contrario, salvo casos excepcionales se movió siempre en la serie B donde creo que se sentía más cómodo.

De los ochenta son sus composiciones para la segunda parte de Conan, Conan el destructor, para Los señores del acero, Águilas de acero y Robocop, para mí su otra gran banda sonora de esta década, que acabaría con La caza del octubre rojo. Suelen ser obras con un fondo más épico, temas de gran fuerza y sonoridad, combinadas con pequeñas dosis de música más íntima.






En los noventa no dejó de componer pero quizás no se movió en los círculos más conocidos, de ahí que su nombre no sonase tanto para las películas más relevantes como en otras ocasiones. Pero eso le permitió una mayor libertad compositiva y amplió su catálogo con películas muy diversas. Por ejemplo, compuso la música para las dos primeras pelis de Liberad a Willy al tiempo que hizo lo mismo para dos películas de John Waters, Los asesinatos de mamá y Cecil B. Demente, e incluso para una versión de El libro de la selva. Sin embargo, de este período me quedo con la banda sonora que compuso para dos películas completamente diferentes y opuestas. La primera es la de Starship Troopers (Las brigadas del espacio), su tercera colaboración con Paul Verhoeven, en la que volvía a sus orígenes con temas potentes y épicos.




La segunda es la que creó para la versión cinematográfica de Los miserables, una composición más intimista y delicada pero que impresiona y que demuestra su versatilidad a la hora de componer.






La entrada en el siglo XXI supuso casi el fin de su carrera, apenas compuso un par de bandas sonoras pues prácticamente se retiró debido a un cáncer, del que falleció en el año 2006. Poco antes de morir estuvo en España, en el Festival de Música de Cine de Úbeda, donde dirigió un concierto con algunos de sus temas más conocidos.




Y eso que no he hablado nada de sus composiciones para la televisión, tanto en miniseries como en episodios sueltos, principalmente en la década de los ochenta. Un músico completo que se fue antes de tiempo dejándonos sin su obra.

lunes, 17 de enero de 2011

De vuelta

Se acabó lo bueno. Después de casi dos semanas de vacaciones (sí, esas que no tuve el verano del año pasado) volvemos a la rutina laboral. Que pocas ganas, de verdad. Con lo a gusto que estaba yo todo el día callejeando, arreglando papeles, yendo al médico, montando estanterías de Ikea, reorganizando el estudio, limpiando, haciendo algún que otro favor familiar... Vamos, que ahora podré descansar un poco. O no. Porque, sinceramente, no se lo que me voy a encontrar cuando llegue esta mañana. Y me importa poco no, lo siguiente; de hecho podría haber un agujero negro y mi ceja apenas se levantaría un milímetro. Estos primeros días me los pienso tomar con calma. Bueno, ese es es plan. Que ya sabemos lo que ocurre con los planes.

En fin, que necesito algo que me motive un poco. Que encima es lunes.


sábado, 15 de enero de 2011

Musica (VII)

No suelo escuchar mucha música orquestal del siglo XX, la atonalidad y esas modernidades me chocan un poco y me distancian bastante. Pero hay cosas de la primera mitad del siglo que no están nada, pero que nada mal. Como el ballet Romeo y Julieta, que Prokofiev compuso a la manera casi de Tchaikovsky, con números independientes. Este es uno de los más conocidos.

Primero la música.




Ahora el conjunto completo


jueves, 13 de enero de 2011

Ciencia ficción y TV: crónica de un divorcio anunciado

La ciencia ficción está de capa caída. Al menos no en lo literario donde hay cosas interesantes constantemente pero sí en el mundo del cine y la televisión. Si echamos una ojeada a los estrenos del año pasado veremos que sólo un puñado se acercan tangencialmente a esta temática (Skyline, Tron Legacy, Predators, Origen... ) y la calidad, salvo muy contadas excepciones,es bastante escasa. Plenamente de ciencia ficción no hay ninguna. Y esta situación se está trasladando a la pequeña pantalla.

En realidad, la ciencia ficción siempre ha sido un género minoritario en la televisión y en lucha constante por sobrevivir. "Ey, diran algunos, que hay series míticas en la televisión y son de ciencia ficción". Claro que sí. Star Trek, Espacio 1999 o Battlestar Galactica son las que vienen a la cabeza para empezar pero podemos incluir a Perdidos en el espacio, The twilight zone, V o Los invasores por citar a algunos clásicos de los sesenta, setenta y comienzos de los ochenta. Y todas ellas tienen algo en común: su corta duración en antena. No creo que haya que recordar que la mayoría fueron canceladas por no tener una audiencia significativa. A excepción de algunas de estas series, ninguna superó las tres temporadas: Star Trek (3), Espacio 1999 (2), Perdidos en el espacio (3), Los invasores (2), Battlestar Galactica (1). Las que se salen de esta norma son The twilight zone (La dimensión desconocida) que llegó a las cinco temporadas, aunque en su haber hay que señalar que también coqueteaba con lo fantástico y lo paranormal y no era exclusivamente scifi, y Doctor Who, la serie inglesa que comenzó en 1963 y se emitió ininterrumpidamente hasta 1989.


Al calor de la carrera espacial de los sesenta, la obsesión por las invasiones extraterrestres y la literatura de ciencia ficción que alcanzó su madurez en esta época, entre otras motivaciones, surgieron la mayor parte de estas series. Muchas de ellas alcanzaron su popularidad no durante su emisión original sino en las sucesivas repeticiones de sus temporadas en años posteriores. Y es que la escasez de medios, en algunos casos rozando el tercermundismo televisivo, era crónica en este tipo de series (por ejemplo, la famosa teletransportación de Star Trek fue un recurso ideado para abaratar costes). Y no sólo en lo que atañe a los recursos económicos para una ambientación más que digna sino también para una mejor calidad en los guiones. Con alguna excepción, como Espacio 1999 que para la época sí que disfrutó de más posibilidades que el resto. Lo más interesante de todas ellas es que la ciencia ficción se planteaba como una táctica para plantear problemas actuales (la superpoblación, la escasez de recursos naturales, las relaciones humanas, etc) junto con sus dosis de aventuras, acción y escapismo. Con las limitaciones impuestas por los avances técnicos y los medios disponibles, claro.


No me digan que la música no es fantástica


Por supuesto que hay muchos casos más en esta época: La fuga de Logan, U.F.O., Ultraman o Wonder woman, son ejemplos de series que siguen cumpliendo la norma de una vida corta en la televisión y una carencia de recursos pocas veces vistos en otros géneros.

A finales de los ochenta la situación comienza a cambiar un poco, a mejor, claro, y nos conduce a una pequeña edad dorada de la ciencia ficción en la televisión durante la década de 1990. Puede ser que hubiese un mayor interés en el tema, que la temática se tomase un poco más en serio, o que se incrementase el número de canales al surgir los canales temáticos para televisión lo que obligaba a aumentar la oferta. Razones, razones, quien sabe. El exponente máximo de este período fue la franquicia de Star Trek que en los noventa llegó a tener tres series en antena: The next generation (de 1987 a 1994), Star Trek Espacio Profundo 9 (de 1993 a 1999) y Star Trek Voyager (de 1995 a 2001), e incluso una en este milenio, Enterprise (de 2001 a 2005) y que fue cancelada tras cuatro temporadas.

Junto a la omnipresente Star Trek, también coexistieron otras series. Babylon 5, una joya de la ciencia ficción televisiva, Stargate SG1, que llegó hasta las once temporadas de 1997 a 2007, la inglesa Enano rojo, que si bien empezó a finales de los ochenta llegó hasta 1999, o la menos conocida Tierra 2, que sólo tuvo una temporada de vida. Además, los recursos económicos para estas series fueron más elevados que en las de sus antecesores y les permitieron aumentar la calidad en la ambientación y en los aspectos técnicos, gracias en gran medida al uso de la animación por ordenador. Como apunte señalar que en 1992 se creó Sci-Fi Channel (hoy Syfy) un canal dedicado por entero a la ciencia ficción y también al género fantástico, de terror y elementos paranormales.




A rebufo de la ola de los noventa se llegó a la primera década de este siglo con algunas incorporaciones pero que iban evidenciando una merma de ideas novedosas en los argumentos. Ahí tenemos a Farscape (de 1999 a 2003), Andrómeda (del 2000 al 2005), basada en una idea primigenia de Roddenberry, o la citada Enterprise (de 2001 a 2005). De hecho, la escasez de ideas es tan evidente que las series que aparecen en realidad son revisitaciones o un aumento de las franquicias. En este último caso tenemos a Stargate: Atlantis, que duró cinco temporadas (de 2004 a 2009) y Stargate Universe, que ha durado dos temporadas y acaban de anunciar que la cancelan. Nunca una película había dado tanto de si: tres series y dieciocho temporadas en total. En el caso de revisitaciones tenemos a la nueva versión de Battlestar Galactica que duró cuatro temporadas y de la que sacaron un spin off, Caprica, o la de V que comenzó el año pasado.

Y así llegamos a la actualidad, donde la oferta seriéfila de la ciencia ficción es bastante escasa por no decir casi nula. Al menos a unos niveles aceptables de calidad, y sí, me refiero a la nueva versión de V. Las que existían pues han sido canceladas poco a poco, caso de Caprica o Stargate Universe, y quedan algunas que coquetean con la ciencia ficción pero que no las considero plenamente como tales, caso de Fringe, Doctor Who, y su spin off Torchwood, o Warehouse 13. Vamos, que el terreno se ha convertido en un auténtico páramo en el que se recurren a las reposiciones de las series canceladas, menos costosas de emitir y con una audiencia que aún las sigue.

Pero no debemos caer en el desánimo y pensar que el futuro es negro. Gris seguro, algo oscuro, pero no tan negro. Aquí va algunas novedades que se presentan para este año.

Battlestar Galactica Blood and Chrome. Sí, un nuevo spin off pero menos da una piedra. En este seguiremos a un joven Adama en la primera Guerra Cylon. Creo que intentarán lo mismo que en la serie madre, han planeado un episodio piloto y, si funciona, se convertirá en serie. Veremos.


Terra Nova, una serie en la que una familia del futuro viaja a la época de los dinosaurios para salvar el mundo. Detrás está Steven Spielberg como productor y no creo que llegue para este año sino más bien para el 2012.


Falling skies, otra serie que tiene detrás a Mr. Spielberg, y que narra la lucha de un grupo de civiles y soldados contra una invasión alienígena (a Ver a Ver, de qué me suena esto).




Outcasts, una serie de la BBC ambientada en un futuro cercano en la que un grupo de delincuentes e inadaptados tendrán que buscar un planeta habitable. Esta me interesa porque siendo de la BBC no creo que defraude y si encima sale el merendable Jamie Bamber, que más se puede pedir.


Y después de este tocho de lectura, que mejor que un poco de música. De ciencia ficción, por supuesto.







Larga y próspera vida.

lunes, 10 de enero de 2011

Burocracia

Suele decirse que la vida es estupenda, en verdad no puedo quejarme porque me ha tratado bien, pero a veces tiene un puntito sádico que te descuadra. Y es entonces cuando te acuerdas del excelente refranero español con aquello de que si no quieres caldo pues toma dos tazas. O tres. O el caldero, ya puestos.

El martes pasado me di un salto breve a Coruscant. La víspera de Nochebuena se hizo oficial lo que sabíamos desde dos semanas antes, que me habían adjudicado (provisionalmente) la tercera opción elegida por mí, la radicada en la capital del Imperio Galáctico. La última semana del año pasado estuve llamando para preguntar algunas dudas sobre baremación y esas cosas, y aunque la compañera fue muy amable se hizo evidente que tenía que plantarme allí para ver el expediente in situ.


Como decía, el martes madrugué y me fuí hasta el norte de la isla a coger el primer ferry. Cuando me estaba acomodando en la butaca veo que entra el compañero que, provisionalmente, me ha quitado la plaza y nuestros ojos coincidieron. Fue un momento de tensión que yo hubiese solucionado con un salto por encima de las butacas a la vez que encendía mi sable láser y le cercenaba la cabeza, pero tampoco era plan de pasarse el resto de mi vida laboral en la cárcel. Así que se impusieron varios miles de años de educación social, nos saludamos, me preguntó si iba a por lo de los méritos y le dije que sí, para qué mentir, más cuando me soltó que seguramente nos veríamos porque él también iría esa mañana. Y no lo volví a ver el resto del viaje, supongo que él también quería evitar incómodos contactos imperiales como yo.

Después de desayunar me planté en Función Pública, miré mi expediente y anoté todo lo que pude. Le comenté a la compañera que atendía si podía mirar el expediente de otra compañera de oficio y me comentó que podía mirar cualquiera, así que aproveché y eché un vistazo al del usurpador. No pude ojearlo todo lo que hubiese querido porque, en un momento dado, oí su voz y supe que había llegado así que me hice el sueco y coloqué su expediente entre el montón. Me despedí de los dos y me fui.

A mediodía, cuando ya me encontraba en la términal para coger el barco, volví porque se había olvidado preguntar algunas cosas que me habían encargado. Ahí me enteré de algunas noticias no tan buenas, como que se habían equivocado al sumar sus méritos y tenía algo más de lo que inicialmente le habían puesto. Y supe, por intuición y algún comentario, que vio mi expediente, más bien los de todos los que estamos en el concurso. Mientras regresaba en el barco empecé a darle vueltas a la reclamación que pensaba poner, cómo enfocarla y cómo escribir las alegaciones, así que por la noche me puse con ella, la redacté y el miércoles la presenté.


Ahora toca esperar. Estoy seguro que hasta finales de mes no sabremos nada así que van a ser dos o tres semanas de nervios. No obstante, me da un poco igual y nervios los justos porque ya se que, si me quita la plaza y me toca la tercera opción, no acabaré en Coruscant. Y no digo más que esto es muy chico y nos conocemos todos, jajaja. Digamos que hay planes B, C y hasta D.

Hasta aquí el segundo acto de este culebrón, porque ya estamos en el segundo intermedio. A por la conclusión y el tercer acto. Y una poca de música.



sábado, 8 de enero de 2011

Música (VI)

Ahora que hemos sobrevivido a las "fiestas", volvemos a la rutina. Y que mejor manera que con el Bolero de Maurice Ravel. Y ya de paso a ver si retomo esta idea sabatina.



jueves, 6 de enero de 2011

Día de Reyes

¿Habeis sido buenos y los Reyes Magos se han portado estupendamente este año? ¿O, por el contrario, habeis sido muuuuy malos y os han traído carbón? Espero que haya sido la primera opción aunque, tal y como están subiendo los precios del petróleo, el carbón tampoco es tan mal regalo (no, si al final volveremos a estar en plan Revolución Industrial).


lunes, 3 de enero de 2011

Un paseo musical

Los fines de año son propicios para recordar lo mejor y peor de cada año. Y si es el final de una década como pasó con el 2010 ya ni hablemos. Aún con retraso, aquí va un paseo por las bandas sonoras del 2010, no se si son las mejores o las peores, pero son las que me han gustado y llamado la atención.

Empecemos con la música que Alexander Desplat compuso para The ghost writer, la excelente película de Polanski, una magnífica banda sonora de thriller con un gran tema y un sonido perfectamente acorde a la misma. Como ejemplo ahí va una muestra.




También de la primera mitad del año viene la segunda banda sonora elegida, Alicia en el país de las maravillas, la enésima colaboración de Danny Elfman con Tim Burton. Un buen tema pero una banda sonora que podría haber sido más si Elfman no se hubiese limitado a poner el chip automático. Aún así, recomendable.




La tercera elegida es Repo Men, con música de Marco Beltrami que aparece muy poco porque la mayor parte del score son canciones elegidas, aunque hay que señalar que van como anillo al dedo.




Otra vez aparece Alexander Desplat con la banda sonora de Fantastic Mr. Fox, una película de animación que pasó con más pena que gloria pero que es impresionante. Los temas son cortos y sencillos pero de una inventiva increíble. Ahí va uno de ellos.




En quinto lugar me quedo con The last airbender, otro ejemplo de larga colaboración (al estilo Elfman/Burton) de Newton Howard con Shyamalan. La película se deja ver pero gana enteros gracias a la música del compositor.




Aunque pueda sorprender he elegido la banda sonora de Como perros y gatos 2: la venganza de Kitty Galore, compuesta por Christopher Lennertz. La película no es nada del otro jueves pero la música es divertida, parodiando el estilo tan bondiano y de espías y es una pequeña joya que sorprende. Y si no, aquí va una suite de los temas.




Otra que entra en la lista es la música que Hans Zimmer compuso para Origen, uno de los títulos esperados para el verano pasado. Muy a su estilo, combina dosis de gran acción con otros más narrativos y es una de las imprescindibles del 2010.




También en verano se estrenó Toy Story 3, con música de Randy Newman, el mismo de toda la trilogía. Aunque la música pueda resultar un poco difícil de escuchar fuera de la película, la verdad es que le va como anillo al dedo en las escenas. Y hay cortes que son antológicos.




Por tercera vez aparece el señor Desplat, esta vez con la música que ha compuesto para El discurso del rey, una de las favoritas para llevarse algún Oscar. Y espero que este compositor esté nominado como mínimo a alguna de las tres bandas sonoras que aparecen aquí porque se lo merece por cualquiera de ellas. Como ya comenté en su momento, una banda sonora tranquila, intimista, con gran presencia del piano.




La última elegida es una de las más esperadas del año (y tal vez una de las mayores decepciones para muchos), Tron Legacy, con música del dúo Daft Punk. Música electrónica combinada con orquestal que da como resultado una banda sonora innovadora y espectacular. Recomendable aunque algún pasaje pueda resultar árido.