martes, 25 de enero de 2011

Destripando... El discurso del rey

Este fin de semana pude, por fin, sentarme a ver El discurso del rey. Dirigida por Tom Hooper y protagonizada por Colin Firth, Geoffrey Rush y Helena Bonham Carter, se centra en los problemas que el monarca inglés Jorge VI tuvo con la tartamudez y cómo intentó solucionarlo con la ayuda de un terapeuta australiano. La película se encuadra fundamentalmente en los años treinta, desde los instantes previos a la muerte de su padre Jorge V hasta la declaración de la guerra con Alemania en 1939.


Es una producción inglesa, con todo lo que ello conlleva para bien y para mal. Aquí no vas a encontrar una película que aporte novedades en el tratamiento de la imagen, o retorcidos giros en el guión, o cosas que se salgan de la norma. Es una película convencional, narrada de manera lineal y tradicional, sin grandes aspavientos pero también sin fisuras. Los actores están estupendos, sobre todo el trío protagonista, y me gustaría que Colin Firth estuviese nominado y se llevase el Oscar a pesar de que se lo merecía más por Un hombre soltero. El guión está desarrollado de manera que sintamos empatía con el monarca y apreciemos la angustia que sentía al tener que hablar en público, originada por la presión ejercida por su padre y agravada por la situación sentimental de su hermano, Eduardo VIII, al verse coronado cuando no debía haber sido rey. La Bonham Carter está más comedida que de costumbre y cumple muy bien en su papel de apoyo del rey. Y lo mismo se puede decir de Geoffrey Rush como el terapeuta australiano; en este sentido, me hizo gracia el desdén de los ingleses hacia los australianos, como si fuesen lo peor o ciudadanos de segunda categoría.

Colin Firth a punto a punto de pasarlo bastante mal

La ambientación, tanto en el vestuario como el diseño artístico, me pareció muy bien conseguida, claro que eso no suele ser una novedad en las producciones inglesas, que por lo general cuidan muy bien este aspecto. Lo contrario sí que hubiese resultado una sorpresa. Y lo mismo sucede con la música; Alexander Desplat construye una banda sonora impecable basada en el piano y las cuerdas de la orquesta que se mueve entre la música íntima y más personal y aquella más narrativa y fresca.




Los reyes gritando a pleno pulmón

Sin embargo, en algunos momentos y a pesar de la intención del guión, la película me pareció un poco fría, distante. No se si es que el director no lograba que traspasáramos la pantalla y hacernos sentir en el pellejo real, o que la fotografía sea gélida con muchos tonos azules, oscuros y, en ocasiones, deprimente, con escenas de frío, nieve, lluvia y sin muchas escenas cálidas que permitiesen al espectador acercarse más a la historia. Alguna sí que hay y que me gustó, como cuando les narra un cuento a sus hijas, pero son muy escasas.

De todas maneras, es altamente recomendable y no te hará sentir que tiras el dinero y tu tiempo. Y ahora, una poca de música.




5 comentarios:

Eleuterio dijo...

Ví los avances y no me interesó. Sé que los actores deben trabajar muy bien pero estoy un poco harto de las películas "cuidadas" en todos los rubros que no dicen nada, que no conmueven ni física ni intelectaulmente, n en el trabajo sobre la forma del cine.

No la veré.

Otto Más dijo...

Te he leído muy por encima por su destripabas algo, pero ya he visto que no ^_^
Quiero verla.

starfighter dijo...

Eleuterio, intelectualmente seguro que no y no pasará a la historia del cine pero creo que merece la pena echarle una visualizada.

Otto, parece que no me conoces, que yo no cuento espoilers, jajaja. Y si lo hago lo anuncio a todo trapo ;)

Héctor Desterrado dijo...

Yo voy a esperar al verano, cuando ya tenga los óscares en su haber, porque con el frío que hace en Burgos salir de la sala tras verla... uf.

starfighter dijo...

Hector, otra opción es verla en casa y justificar la ley Sinde ;)