miércoles, 6 de marzo de 2013

Teacher teacher

Más de una semana sin actualizar como se merece. Demasiado tiempo. Pero en mi descargo he de decir que han sido por los imponderables externos. Esta entrada debería haberse escrito el fin de semana para salir el lunes pero como últimamente los dedico para estar con mi chico de aquí para allá pues no tengo demasiado tiempo. Y, seamos sinceros, prefiero entretenerme en otras actividades más lúdicas con él. No sólo en esas en las que están pensando, viciosillos... que también. En fin, que después del periplo de mi vuelta a casa por culpa del temporal de domingo-lunes en el que no sabía si iba a salir, de qué manera y en qué condiciones iba a llegar a mi casa he encontrado un hueco para escribir, por fin, una entrada nueva.

Lo cierto es que la semana pasada andé algo liado. Por una parte, comencé una nueva edición de ese curso que tengo que impartir a mis compañeros de trabajo (y por el que ni me pagan más ni me lo compensan en días o lo que sea) lo que supone un poco de lío laboral, sobre todo en esta edición en la que tengo gente que se halla en Tenerife y debo estar pendiente de ellos. Pero, vamos, una vez que ha empezado ya todo va más rodado, al menos los primeros días que son los más sencillos. A partir de esta semana ya hablaremos de otra cosa.

Por otra parte, en estos momentos de crisis y recortes por todos lados, J. y yo estamos en la búsqueda de vías de financiación alternativas y que no supongan un sobreesfuerzo notable. El martes me llamó para comentarme que había salido la convocatoria de la UNED para ser tutores de la misma. Y el plazo para presentar las solicitudes finalizaba el jueves. Así que miramos y comprobamos que de su carrera habían salido cuatro asignaturas (tres aquí y una en su isla) y de mi área había una asignatura aquí para el Grado de Filosofía. Así que nos pusimos corriendo manos a la obra y acabamos un poco atacados de los nervios porque, aparte de rellenar un curriculum nada práctico, había que acreditar todo los méritos que presentabas y enviarlo en un fichero pdf. Lo que supone fotocopiar, escanear, convertir... un coñazo, vamos. ¿Fotocopiar? dirán algunos. Pues sí, que algunas cosillas las pude conseguir en formato digital pero otras, que son del siglo pasado, no lo están y allá que me fui cargadito de titulos, libros y revistas para fotocopiar mi minúsculo grano de arena de aportación al conocimiento humano. Sólo espero que el esfuerzo haya merecido la pena y uno de los dos, o los dos, consiga alguna asignatura, aunque lo que pagan es una birria. Y este es sólo "uno" de los embolados en los que estoy metido. En teoría, debería estar preparando ya el material para un curso que debo dar después del verano. En teoría, claro...



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