Toda familia que se precie, que ya es decir, tiene entre sus filas alguna oveja descarriada, la oveja negra de la familia. Ese garbanzo que lleva la verguenza y el oprobio por salirse de la norma establecida, por ir contracorriente y por dar el coñazo al resto de la familia, para qué negarlo. Hasta hace unos años, pensaba que la oveja negra iba a ser una de mis hermanas, la que va después de mí, más que nada por ser una rebelde y un incordio permanente durante bastante tiempo, pero fue casarse y tener a mis sobrinas y amansarse la fiera, oigan. Eso, y unos cuantos kilómetros de por medio, claro. Pero es curioso que tanto mis padres como yo nos llevemos muchísimo mejor con ella ahora que hace quince años, por poner una fecha. Claro que también ayuda un poco el hecho de que el título oficial de oveja negra en la familia haya pasado a mis manos, título del que me siento muy orgulloso y que me ha costado mucho conseguir, todo hay que decir.
Si ampliara el espectro de mi familia, sin duda, la oveja negra sería uno de mis tíos, el hermano de mi madre y el más joven de todos ellos. Cuando yo nací, él apenas tenía dieciocho años así que vivió de pleno el hippismo y demás modas de los sesenta y setenta. De hecho, tuvo un grupo de música del que no recuerdo ni el nombre ni qué hacía en él, si dar el cante o tocar algún instrumento, a ver si me acuerdo y le pregunto a mi madre. Se juntó con una rubia irlandesa, que hoy sigue siendo su esposa, se dejó las greñas y se recorrió medio mundo, lo que supongo fue un drama familiar. De pequeño recuerdo ver fotos suyas en distintos lugares amén de figuritas y detallitos que traía a mi abuela, sobre todo de la India y es que además de hippie era seguidor de esas filosofías orientales tan en boga por aquella época (otro drama familiar más). Pero al final sentó la cabeza y decidió quedarse en Londres forever and ever.
A lo que iba. Durante los dos primeros años de mi vida, mis padres y el que suscribe vivieron en casa de mis abuelos, junto a mis dos tíos (cómo fue posible eso en una casa minúscula de tres habitaciones sigue siendo una incógnita familiar). Este tío mío me contaba más adelante, en una de sus visitas de mi adolescencia, que cuando yo era un bebé me ponía encima suya y nos echábamos unas siestas de impresión mientras ponía sus discos de la época a toda pastilla (qué época más feliz y yo sin acordarme, coño) mientras mi madre y mi abuela alucinaban. ¿Será de ahí que viene mi afición musical? Tal vez, aunque mi madre tenía una estupenda colección de discos Mirinda, entre otros.
Todo esto viene porque a comienzos de semana escuché una cancion que hacía bastante tiempo no oía. Mi neurona que es bastante especial conectó con la memoria y se acordó de mi tío. No sé porqué pero cada vez que la oigo lo asocio a esta canción (y alguna más). Conexiones extrañas que circulan por mi disco duro. En fin, a ver si le mando un emilio para ver como anda, pero seguro que mejor que uno.
Y de propina, un tema de la banda sonora de Ángeles y demonios, de Hans Zimmer, que ya se oía en El Código Da Vinci, pero que suena igual de bien.
Larga vida y prosperidad.
Si ampliara el espectro de mi familia, sin duda, la oveja negra sería uno de mis tíos, el hermano de mi madre y el más joven de todos ellos. Cuando yo nací, él apenas tenía dieciocho años así que vivió de pleno el hippismo y demás modas de los sesenta y setenta. De hecho, tuvo un grupo de música del que no recuerdo ni el nombre ni qué hacía en él, si dar el cante o tocar algún instrumento, a ver si me acuerdo y le pregunto a mi madre. Se juntó con una rubia irlandesa, que hoy sigue siendo su esposa, se dejó las greñas y se recorrió medio mundo, lo que supongo fue un drama familiar. De pequeño recuerdo ver fotos suyas en distintos lugares amén de figuritas y detallitos que traía a mi abuela, sobre todo de la India y es que además de hippie era seguidor de esas filosofías orientales tan en boga por aquella época (otro drama familiar más). Pero al final sentó la cabeza y decidió quedarse en Londres forever and ever.
A lo que iba. Durante los dos primeros años de mi vida, mis padres y el que suscribe vivieron en casa de mis abuelos, junto a mis dos tíos (cómo fue posible eso en una casa minúscula de tres habitaciones sigue siendo una incógnita familiar). Este tío mío me contaba más adelante, en una de sus visitas de mi adolescencia, que cuando yo era un bebé me ponía encima suya y nos echábamos unas siestas de impresión mientras ponía sus discos de la época a toda pastilla (qué época más feliz y yo sin acordarme, coño) mientras mi madre y mi abuela alucinaban. ¿Será de ahí que viene mi afición musical? Tal vez, aunque mi madre tenía una estupenda colección de discos Mirinda, entre otros.
Todo esto viene porque a comienzos de semana escuché una cancion que hacía bastante tiempo no oía. Mi neurona que es bastante especial conectó con la memoria y se acordó de mi tío. No sé porqué pero cada vez que la oigo lo asocio a esta canción (y alguna más). Conexiones extrañas que circulan por mi disco duro. En fin, a ver si le mando un emilio para ver como anda, pero seguro que mejor que uno.
Y de propina, un tema de la banda sonora de Ángeles y demonios, de Hans Zimmer, que ya se oía en El Código Da Vinci, pero que suena igual de bien.
Larga vida y prosperidad.
10 comentarios:
¿Un post para decirnos que eres la oveja negra de tu familia?Pero si los que te conocemos lo sabíamos de antemano, pero eres oveja negra por que tienes pinta agitanada, jejeje moreno oscuro y piel bronceada de tanta playa enseñando carnes...jajajaja Anda no te quejes que te quieren por casa... abrazos bicho
Ya lo decía Proust con su magdalena, no? La memoria actúa de manera misteriosa, a veces...
Que pases un buen finde!! (Y si vas a la playa, por Dios, no nos lo cuentes!!)
;)
Mac, un post para poner la canción, solo eso, jajaja. Y no estoy tan moreno... aún ;)
Shanks, no creo que vaya y si voy, calladito, jejeje.
1. No me extraña que con la pinta que tienen los del vídeo te acordaras de tu tío
2. Fuiste capaz de ver el Código? Yo me dormí a los 10 minutos
3. Si la familia no es de la que da muña caña, mola ser la oveja negra, imprime carácter ;)
Las ovejas negras son las únicas de fiar, hombre...
Nyc, encima se parece a uno de ellos; la ví pero es masoquismo, solo eso; mi familia es tranquilita, si, es lo mejor.
Sota, al menos sabes de que pata cojean.
vivan las ovejas negras! hombreya!
la semana pasada me compré la banda sonora de Ángeles y Demonios, aix, no pude resistirme
besitos guapo y buen finde!!!
Hoy es muy dificil ser ya una oveja negra, que siempre tiene un carisma especial, y a las que todo el mundo en el fondo admira, porque hacen lo que quien los critica no puede hacer.
Buen fin de semana y saludos desde el sur.
En mi familia oveja negra como tal no había pero mi tio fue especial, mi madre se entero a sus cuarenta y pico que mi tio se lo había bebido, fumado y probado todo. Empezó una tarde a contarnos todo lo que siempre ocultó y yo lo flipe un poco, mi madre se echaba las manos a la cabeza y agradecía que mi abuela no estuviera delante.
Me encanta la primera canción que pusiste.
Grace, que vivan, que vivan, jajaja.
Jose, es que las ovejas negras somos así ;)
Neil, que bonita es la ignorancia. A veces es mejor así.
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