miércoles, 16 de mayo de 2012

50 años de Lawrence de Arabia

 Hubo un tiempo, allá por los sesenta, que España era un auténtico centro de rodaje de superproducciones cinematográficas. Desde 55 días en Pekín, Salomón y la reina de Saba, La caída del imperio romano o Doctor Zhivago hasta la que nos ocupa hoy fueron varias las que aprovecharon los espacios naturales entonces casi vírgenes y unas condiciones hoy impensables para rodar. Luego vendrían los spaghetti westerns con Sergio Leone y demás imitadores.

Estos meses se cumplen cincuenta años del rodaje en España de Lawrence de Arabia, un biopic en formato superproducción de Thomas E. Lawrence, militar y arqueólogo británico que participó en la I Guerra Mundial en Oriente Próximo fomentando la rebelión de los árabes frente al Imperio Otomano, enemigo de Gran Bretaña en aquel conflicto.


No voy a entrar en detalles de la película porque me interesa más la parte del rodaje en España. Sólo decir que es una de esas películas que hay que ver, ya no sólo por la historia en sí (que peca de ciertos detalles no tan realistas como debieran haber sido) sino por el disfrute de ella en sí: la estupenda fotografía, una banda sonora que se ha convertido en un clásico, las magníficas interpretaciones de todos ellos, etc. Aunque su larga duración (casi cuatro horas) puede tirar para atrás, es un clásicazo que debe verse, al menos una vez en la vida.

La película se estrenó en diciembre de 1962 pero en los primeros seis meses de ese año el equipo estuvo rodando en España, que sale en una buena parte del metraje. Un ojo avizor puede captar ciertos edificios o zonas urbanas que les suenen, sobre todo a los sevillanos pues allí se rodaron las escenas en las que se simulaba El Cairo, como la Plaza de España, Damasco y Jerusalén.


 Aquí también se rodó una escena para las precuela de Star Wars

 No es Damasco sino Sevilla

En cuanto a los espacios naturales, la mayoría de los que se utilizaron en España se sitúan en Almería. Las playas del Cabo de Gata, el desierto de Tabernas o la misma Almería fueron algunos de los sets del rodaje. En las playas de Carboneras se recreó de la nada la ciudad de Aqaba, la cual ataca Lawrence con sus beduinos y que se construyó ex-profeso para la película. Todo más falso que las monedas de tres caras pero que dan el pego estupendamente.

La falsa Aqaba

Otro tanto ocurrió en el Cabo de Gata donde se rodó la escena de la voladura y el ataque al tren, que por supuesto no existía. Se construyeron un par de kilómetros de vía y se compraron los vagones a Renfe, los cuales fueron volados de verdad; nada de efectos especiales digitales que en esta época eran pura ciencia ficción. Así que varias cámaras estuvieron rodando para captar todos los detalles, por si acaso.



Para saber más, pues aquí y aquí. Y ahora un poco de música. De la película, claro. Una banda sonora compuesta por Maurice Jarre y que le valió ganar el primero de sus tres Oscars. Una música espectacular, que alterna momentos épicos con otros más íntimos, casi imperceptibles, y que cuenta con un tema principal que aparece desde antes que empiece la película, en la obertura, y que se ha convertido en un clásico que identificamos casi enseguida con el desierto y el mundo árabe.



4 comentarios:

Sufur dijo...

Al verdadero Lawrence de Arabia le iba el tema, ¿no? O eso me parece haber leído por ahí...

starfighter dijo...

Eso parece, sí. Aunque ya sabes cómo son estas cosas: se rumorea, se comenta, se dice... Parece que la relación con Faisal fue bastante cercana. Y que fue violado cuando fue capturado por los turcos.

rickisimus2 dijo...

Música grandiosa. La película extraordinaria. Tiene un fenómeno curioso: en el cine es fascinante, en la televisión un tostón.

starfighter dijo...

Es que, al igual que otras películas, Lawrence de Arabia está para disfrutarse en pantalla grande y centrarse en todos los detalles: el desierto, las miradas, los personajes... La tele permite más distracción.