O como cambiar de tercio para no caer en el monotema. Hace tiempo que no comentaba nada de las lecturas veraniegas, que a pesar del stress preboda hubo momentos para leer un poco.
Después del humor y la ironía británica de Terry Pratchett en El éxodo de los gnomos, me sumergí en la paranoia y esquizofrenia de Philip K. Dick con uno de sus libros más conocidos y que no había podido leer hasta ahora: El hombre en el castillo. Desarrolla una de las ucronías más famosas, pues el libro narra el hecho de que los alemanes y japoneses ganaron la Segunda Guerra Mundial, controlando la mayor parte del planeta. De hecho, Estados Unidos se halla dividido en tres zonas: la occidental controlada por los japoneses, la oriental por los nazis y en medio un estado independiente pero títere de facto de los otros dos. Bajo esta premisa, el autor narra varias lineas argumentales donde se pone de manifiesto el desarrollo histórico que ha posibilitado esta situación; además hay un libro dentro del libro, La langosta se ha posado, que especula con la posibilidad de una victoria de los aliados, por lo que es prohibido por los alemanes, y que provoca una de las líneas argumentales.
Es de los mejores libros de Dick, me lo fundí en cuatro o cinco noches, porque sin dejar de tener las características de buena parte de su literatura (el control del poder, el Estado vigilante, personas que no son quienes dicen ser, tramas paralelas con subtramas y más subtramas, protagonistas perseguidos, etc) éstas son bastante más tenues y hacen del libro más ameno y fácil de digerir que otros posteriores. Particularmente, Dick siempre me ha gustado precisamente por ese toque paranoico y un poco esquizofrénico, aunque algunos de sus libros son bastante densos y un poco tostonazos, para que mentir. Si quereis saber más, pues aquí.
Cuando lo acabé, continué con más clásicos de la ciencia ficción, nunca mejor dicho porque retrocedí en el tiempo y me puse con La guerra de las salamandras, de Karel Capek, un autor checo de la década de los veinte y treinta. En él se narra el hallazgo de una especie de salamandra en las islas de la Indonesia, cuando era colonia holandesa, y a las que se enseña a hablar, a razonar y a trabajar, aunque aprenden más de lo que los humanos se imaginan, y desearían. Bajo el barniz de la ciencia ficción, en realidad hay una crítica feroz y muy aguda del capitalismo, pero también de los totalitarismos, el fascismo, y es toda una lección de la insaciable voracidad de los humanos. No me extraña que los nazis tuvieran fichado al Capek como muy peligroso; afortunadamente, o no, para él, murió justo antes de la guerra mundial. En realidad, el libro casi no parece ciencia ficción, pues no habla de sociedades futuristas, con grandes avances tecnológicos; al contrario, está ambientado en las primeras décadas del siglo XX y si no fuese por las salamandras casi sería una novela costumbrista. De todas maneras, muy recomendable.
La semana pasada, ya en pleno relax, me metí de lleno con Brasyl, el último libro de Ian McDonald, que se va a convertir en uno de mis autores favoritos a este paso. Hace un año me leí El río de los dioses, ambientada en la India en un futuro cercano y con el desarrollo de las IAs como telón de fondo. Brasyl, como su nombre indica, lo hace en en ese país pero la trama es, en realidad, tres tramas que se desarrollan en el siglo XVIII, en el 2006 y en un futuro relativamente cercano, el 2032. La del siglo XVIII está protagonizada por el jesuita Luis Quinn que es enviado a Brasil para llevar a cabo una misión. La trama del 2006 es controlada por Marcelina Hoffman, una productora de realities practicante de la capoeira y que se embarca en la búsqueda del hombre que hizo llorar a Brasil. Y la trama del 2032 la lleva a cabo Edson Oliveira de Freitas, un joven emprendedor que se enamora de una física. Tres historias, tres momentos, todo aparentemente independiente, todo unido bajo la teoría cuántica. Y un viaje que te sumerge en este país en el que todo es posible, desde hablar de fútbol hasta debatir sobre la individualidad de los seres humanos, el determinismo o libre albedrío, los mundo paralelos y universos posibles. Vamos, que me ha encantado.
Después de tanta ciencia ficción, he decidido cambiar totalmente de registro. Así que justo antes de la boda me agencié Wicked, lo empecé justo antes de venirnos, y con este libro sigo. Y me lo estoy pasando pipa con Elphaba. Ya contaré algo más.
Después del humor y la ironía británica de Terry Pratchett en El éxodo de los gnomos, me sumergí en la paranoia y esquizofrenia de Philip K. Dick con uno de sus libros más conocidos y que no había podido leer hasta ahora: El hombre en el castillo. Desarrolla una de las ucronías más famosas, pues el libro narra el hecho de que los alemanes y japoneses ganaron la Segunda Guerra Mundial, controlando la mayor parte del planeta. De hecho, Estados Unidos se halla dividido en tres zonas: la occidental controlada por los japoneses, la oriental por los nazis y en medio un estado independiente pero títere de facto de los otros dos. Bajo esta premisa, el autor narra varias lineas argumentales donde se pone de manifiesto el desarrollo histórico que ha posibilitado esta situación; además hay un libro dentro del libro, La langosta se ha posado, que especula con la posibilidad de una victoria de los aliados, por lo que es prohibido por los alemanes, y que provoca una de las líneas argumentales.
Es de los mejores libros de Dick, me lo fundí en cuatro o cinco noches, porque sin dejar de tener las características de buena parte de su literatura (el control del poder, el Estado vigilante, personas que no son quienes dicen ser, tramas paralelas con subtramas y más subtramas, protagonistas perseguidos, etc) éstas son bastante más tenues y hacen del libro más ameno y fácil de digerir que otros posteriores. Particularmente, Dick siempre me ha gustado precisamente por ese toque paranoico y un poco esquizofrénico, aunque algunos de sus libros son bastante densos y un poco tostonazos, para que mentir. Si quereis saber más, pues aquí.
Cuando lo acabé, continué con más clásicos de la ciencia ficción, nunca mejor dicho porque retrocedí en el tiempo y me puse con La guerra de las salamandras, de Karel Capek, un autor checo de la década de los veinte y treinta. En él se narra el hallazgo de una especie de salamandra en las islas de la Indonesia, cuando era colonia holandesa, y a las que se enseña a hablar, a razonar y a trabajar, aunque aprenden más de lo que los humanos se imaginan, y desearían. Bajo el barniz de la ciencia ficción, en realidad hay una crítica feroz y muy aguda del capitalismo, pero también de los totalitarismos, el fascismo, y es toda una lección de la insaciable voracidad de los humanos. No me extraña que los nazis tuvieran fichado al Capek como muy peligroso; afortunadamente, o no, para él, murió justo antes de la guerra mundial. En realidad, el libro casi no parece ciencia ficción, pues no habla de sociedades futuristas, con grandes avances tecnológicos; al contrario, está ambientado en las primeras décadas del siglo XX y si no fuese por las salamandras casi sería una novela costumbrista. De todas maneras, muy recomendable.
La semana pasada, ya en pleno relax, me metí de lleno con Brasyl, el último libro de Ian McDonald, que se va a convertir en uno de mis autores favoritos a este paso. Hace un año me leí El río de los dioses, ambientada en la India en un futuro cercano y con el desarrollo de las IAs como telón de fondo. Brasyl, como su nombre indica, lo hace en en ese país pero la trama es, en realidad, tres tramas que se desarrollan en el siglo XVIII, en el 2006 y en un futuro relativamente cercano, el 2032. La del siglo XVIII está protagonizada por el jesuita Luis Quinn que es enviado a Brasil para llevar a cabo una misión. La trama del 2006 es controlada por Marcelina Hoffman, una productora de realities practicante de la capoeira y que se embarca en la búsqueda del hombre que hizo llorar a Brasil. Y la trama del 2032 la lleva a cabo Edson Oliveira de Freitas, un joven emprendedor que se enamora de una física. Tres historias, tres momentos, todo aparentemente independiente, todo unido bajo la teoría cuántica. Y un viaje que te sumerge en este país en el que todo es posible, desde hablar de fútbol hasta debatir sobre la individualidad de los seres humanos, el determinismo o libre albedrío, los mundo paralelos y universos posibles. Vamos, que me ha encantado.
Después de tanta ciencia ficción, he decidido cambiar totalmente de registro. Así que justo antes de la boda me agencié Wicked, lo empecé justo antes de venirnos, y con este libro sigo. Y me lo estoy pasando pipa con Elphaba. Ya contaré algo más.
11 comentarios:
Entre tú y Sufur me vais a matar, que tengo una lista de espera de lectura de varios meses!!!
Cuando vi la peli que creo que se basó en la novela de Dick, hace muchos años, me entró una paranoia y un miedo que pa'qué.
Tendré que leerme el libro ahora que soy un poco mayor!
Nyc, se sienteeeeee, que así estoy yo también XD
Shanks, ¿seguro que es sobre este libro? creo que no se ha llevado al cine y mira que de Dick se han llevado unos cuantos libros o relatos (y se siguen haciendo adaptaciones).
No sé bien si era sobre el de Dick, pero la peli se llama "Patria" en la que Rutger Hauer es un poli de las SS (si no es, me la ha recordado tu post!)
:)
Ufff, ni idea de que peli es. Y conociendo al Rutger Hauer, que ha hecho de todo, a saber. Miraré por ahi a ver que encuentro ;)
Hace un par de años tuve en mis manos una edición de Wicked, pero como iba con mi ex; ella me dijo que no era mi tipo de lectura habitual y la verdad ya llevaba en las manos 7 libros así que lo dejé. Pero siempre me rondó la idea de comprarlo. ¿Me lo imaginé yo o había 2ª parte?
"Wicked" y "Son a witch" me gustaron sin parar.
Estás intolerablemente guapo con el terno gris claro. Y T. también.
Besos-relámpago.
Mac, creo que Nica te ha contestado ya ;)
Nica, millones de gracias guapa :)
También lo estoy pasando pipa con Elphaba, Boq, Nana, etc.
Me entró curiosidad porque en NYC, Las Vegas y San Francisco estaban con el musical Wicked, así que lo compré el otro día.
Rickisimus, sabía que había un musical pero tengo curiosidad por ver como es.
Hasta un musical has ido a ver? que envidia me das rickisimus, jo...Me parece que el año que viene el cumple lo celebro en california...Asi que si alguien se apunta
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