Reconozco que cuando veo la tele y llega el momento de la publicidad hago zapping. A veces me gusta ver algún que otro anuncio (cuando tenía el Plus en casa veía los especiales de premios de publicidad que ponían ocasionalmente) pero pegarse diez o quince minutos de publicidad machacona en la tele amiga o en truño tres es de género masoquista. Y no, lo siento, pero no me va el sadomaso.
Eso sí, muy de vez en cuando, te encuentras con cosas curiosas. Como la publicidad que algunas instituciones realizan para atraer no ya clientes sino potenciales usuarios, utilizando el humor osituaciones que se han convertido en cotidianas. La primera foto la vi en la fachada de Biblioteca Insular (donde estuve trabajando unos meses hace ya, ufff, casi cinco años), la sede de la red de bibliotecas del Cabildo de Gran Canaria (el equivalente a la diputación provincial), que está en la plaza Hurtado de Mendoza, conocida por todo el mundo por la plaza de las ranas y donde vamos con frecuencia a tomarnos algo a la terracita.
Estas dos las saque en el lateral del Museo de la Ciencia; hacía tiempo que no pasaba por allí hasta justo el día de la boda. Había varios carteles en plan noticias sensacionalistas pero con información. La verdad es que estaban muy curradas porque tomaban frases del cine e intentaban llamar la atención de los que paseaban por el parque Santa Catalina para que entrasen al museo.
A veces, sólo es necesario tener ganas y un poco de imaginación.
Eso sí, muy de vez en cuando, te encuentras con cosas curiosas. Como la publicidad que algunas instituciones realizan para atraer no ya clientes sino potenciales usuarios, utilizando el humor osituaciones que se han convertido en cotidianas. La primera foto la vi en la fachada de Biblioteca Insular (donde estuve trabajando unos meses hace ya, ufff, casi cinco años), la sede de la red de bibliotecas del Cabildo de Gran Canaria (el equivalente a la diputación provincial), que está en la plaza Hurtado de Mendoza, conocida por todo el mundo por la plaza de las ranas y donde vamos con frecuencia a tomarnos algo a la terracita.
Estas dos las saque en el lateral del Museo de la Ciencia; hacía tiempo que no pasaba por allí hasta justo el día de la boda. Había varios carteles en plan noticias sensacionalistas pero con información. La verdad es que estaban muy curradas porque tomaban frases del cine e intentaban llamar la atención de los que paseaban por el parque Santa Catalina para que entrasen al museo.
A veces, sólo es necesario tener ganas y un poco de imaginación.
3 comentarios:
Menos mal que algunos se lo curran, que en algunas agencias parece que se han quedado sólo los becarios y están todos fumaos...
El primro está muy bien. Los otros dos me temo que tienen demasiado texto que nos leeríamos cuatro frikis y ya...
Nyc, o que la neurona se ha ido de vacaciones forever and ever.
Sota, pero el texto largo es opcional, lo mejor es el mensaje que llama la antención.
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