martes, 4 de junio de 2013

Follow me

Creo que este año la Operación Bikini va a quedarse en un ligero lifting y poco más. Entre catarros que son como el Guadiana, puentes y demás circunstancias, he visitado poco el gimnasio durante el pasado mes de mayo. Lo bueno de todo es que a pesar de ello sigo manteniéndome en el peso que tenía, así que ni chicha ni limoná. Ni pa'lante ni pa'trás. Menos es nada. Eso sí, se nota que el verano está a las puertas porque el público asistente ha aumentado notablemente; y eso que a las horas que voy ya es todo un logro que haya más de diez personas. De todas maneras, voy a tener que chutarme algunas vitaminas o algo porque cada vez cuesta más madrugar; si hay que elegir entre dormir una hora más a gustito en la cama o levantarte para sufrir y sudar como un cochinillo la neurona hace una elección la mar de simple. Y a estas alturas del año ya uno sólo pienso en el verano y las vacaciones. 

Para colmo de males, de vez en cuando me sale la vena masoquista y ahora me hallo en pleno proceso de autoflagelación. Dentro de dos semanas tengo la prueba de nivel para entrar en la Escuela Oficial de Idiomas. Como soy así de estupendo y me creo el rey del mambo pues me apunté directamente para el nivel II de Intermedio cuando, en realidad, mi nivel no sirve ni para pedirle una hamburguesa a un dependiente del McDonald's. Y ahora ando llorando por las esquinas, medio atacado de los nervios e intentando repasar un poco de vocabulario y algunas nociones básicas para no quedar como el culo delante del profesor/a que me haga la prueba. Que necesidad tendré yo de esto...

Vamos, que me espera un mes de junio un poco intenso. No hablo ya de series pendientes, libros y comics que se van apilando, películas por ver... [Modo llorica OFF] Siempre nos quedará la llegada del verano y el comienzo de la temporada de playa.