He estado unos días sin escribir, primero porque el fin de semana me hallaba muy apático, sin ganas de hacer nada, solo de "vegetar" como decimos unos amigos y yo, es decir, actividades básicas imprescindibles y poco más.
El martes fue un día muy, muy jodido. Por la mañana establa planificando una cita en mi casa con unos amigos pero el día se jodió, así de claro, cuando una amiga me llamó para decirme que la madre de un amigo común estaba muy mal, que le daban horas, lo cual así fue porque falleció a primera hora de la tarde. Ello implicó cambio de planes, recoger a unas amigas y estar en el duelo con mi amigo (que estaba hecho polvo) y su familia hasta bien entrada la noche. Yo me escapé un poco a medianoche porque debía madrugar para llevar a un amigo al aeropuerto ayer miercoles pero después de eso volvi al duelo y luego por la tarde. Al menos, la familia decidió incinerarla, lo cual fue más suave porque los entierros son realmente tristes y agobiantes.
Todo ello ha llevado que estos días esté muy jodidillo porque este amigo lo es desde hace muchos años, conozco a toda su familia (de hecho tienen casa en el campo y hemos estado alli muchas veces de weekend) y fue un palo enorme porque su madre era una mujer encantadora, muy amable y buena persona. Llevaba algún tiempo en el hospital pero pensaba que estaba saliendo (como todo el mundo porque estaba recuperándose) hasta que algo se torció, como todo en esta vida.
Estas cosas me hacen pensar en la muerte, en la otra cara de la vida, esa que casi nunca queremos mirar pero que, al final, tenemos que hacerlo. Existe una cultura, una idea generalizada de que todo va a durar para siempre, que las cosas son inmutables, cuando la realidad es totalmente lo contrario y, claro, muchos se sorprenden, nos sorprendemos, de que las cosas, las personas, tengamos un final. Hablando con un amigo en el duelo, llegamos a la conclusión de que a partir de ahora vamos a encontrarnos muchas veces en esta situación, más que nada porque estamos en una generación cuyos padres empiezan a tener unos años y, claro, pues sucede lo que tiene que suceder. Se que no es plato del gusto de la gente pensar en la muerte, en la pérdida de los seres queridos, pero creo que estaríamos más habituados si a veces pensáramos en ello, no con un afán morboso sino como una manera de cumplir un ciclo, de pasar a otro estado (para aquellos que son creyentes, da igual la religión), y dejar las cosas preparadas para ese paso.
En fin, que estoy un poco triste pero espero que no dure mucho. Intentaré salir un poco el fin de semana para animarme que ya se acaban las vacaciones.
Que la Fuerza os acompañe, siempre.
El martes fue un día muy, muy jodido. Por la mañana establa planificando una cita en mi casa con unos amigos pero el día se jodió, así de claro, cuando una amiga me llamó para decirme que la madre de un amigo común estaba muy mal, que le daban horas, lo cual así fue porque falleció a primera hora de la tarde. Ello implicó cambio de planes, recoger a unas amigas y estar en el duelo con mi amigo (que estaba hecho polvo) y su familia hasta bien entrada la noche. Yo me escapé un poco a medianoche porque debía madrugar para llevar a un amigo al aeropuerto ayer miercoles pero después de eso volvi al duelo y luego por la tarde. Al menos, la familia decidió incinerarla, lo cual fue más suave porque los entierros son realmente tristes y agobiantes.
Todo ello ha llevado que estos días esté muy jodidillo porque este amigo lo es desde hace muchos años, conozco a toda su familia (de hecho tienen casa en el campo y hemos estado alli muchas veces de weekend) y fue un palo enorme porque su madre era una mujer encantadora, muy amable y buena persona. Llevaba algún tiempo en el hospital pero pensaba que estaba saliendo (como todo el mundo porque estaba recuperándose) hasta que algo se torció, como todo en esta vida.
Estas cosas me hacen pensar en la muerte, en la otra cara de la vida, esa que casi nunca queremos mirar pero que, al final, tenemos que hacerlo. Existe una cultura, una idea generalizada de que todo va a durar para siempre, que las cosas son inmutables, cuando la realidad es totalmente lo contrario y, claro, muchos se sorprenden, nos sorprendemos, de que las cosas, las personas, tengamos un final. Hablando con un amigo en el duelo, llegamos a la conclusión de que a partir de ahora vamos a encontrarnos muchas veces en esta situación, más que nada porque estamos en una generación cuyos padres empiezan a tener unos años y, claro, pues sucede lo que tiene que suceder. Se que no es plato del gusto de la gente pensar en la muerte, en la pérdida de los seres queridos, pero creo que estaríamos más habituados si a veces pensáramos en ello, no con un afán morboso sino como una manera de cumplir un ciclo, de pasar a otro estado (para aquellos que son creyentes, da igual la religión), y dejar las cosas preparadas para ese paso.
En fin, que estoy un poco triste pero espero que no dure mucho. Intentaré salir un poco el fin de semana para animarme que ya se acaban las vacaciones.
Que la Fuerza os acompañe, siempre.
1 comentario:
Podría escribir mucho sobre eso, pero no me sale nada.
Disfruta el fin de semana.
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