Sin parar

Hoy casi no me levanto para ir al gimnasio, pero por una vez pudo más la ¿conciencia?, que hacía casi dos semanas que no lo pisaba. Ha sido un fin de semana estupendo, como hacía tiempo que no lo pasaba.

Y eso que empezó de lo más soso: con una reunión de la comunidad de vecinos, que aquello parecía casi uns residencia de la tercera edad. Menos mal, que había un pequeño grupito que aún no habíamos llegado a la cuarentena y bajamos la media de edad de setenta y cinco a setenta y tres años, más o menos. Voy a tener que ponerle más decisión a mi pareja, que el pobre hubo momentos que se vio desbordado ante la marea. Pero, al final, salió bien, casi mejor de lo que esperaba. Y más tranquilo, según dicen los de toda la vida, que al menos no han volado cuchillos, piedras y demás instrumentos para dañar al personal.

El sábado por la tarde nos fuimos a la manifestación, de la que ya puse unas fotillas y un video en el post de ayer. Estuvo bastante bien, como casi todos los años. Que es casi como un meeting point porque nos vemos los mismos, nos saludamos y, hala, a hacer mucho ruido, que se note que estamos ahí. Y a fastidiar al personal, porque la mani va por la Avenida Mesa y López, que es una de las áreas más comerciales de la ciudad (y donde está un Timo Británico, como se puede ver en el video), y paralizamos un ratillo el tráfico. Me encanta, jejeje. Y acaba en el parque Santa Catalina, donde están los chiringuitos y se lee el manifiesto. Después nos fuimos a la avenida de las Canteras, a cenar y celebrar el cumpleaños de un amigo, que coincide con el día del Orgullo. Y luego vuelta los tres a los chiringuitos, a beber, a mover el esqueleto, y a ver y dejarse ver un rato. Nos fuimos a una hora decente, a las tres y media estaba en casa, pero es que, aprovechando que mi pareja libraba, habíamos quedado para ir a la playa al día siguiente, y yo necesito dormir unas horas para conducir, que los demás con ponerse las gafas de sol y cabecear en el coche tienen.

Así que me levanté relativamente temprano, y entre poner las cafeteras, desayunar, preparar las cosas y demás, puse el post de ayer. Recogimos a dos amigos, el del cumpleaños y otro que también estuvo en la manifestación, y nos fuimos a Maspalomas. El día estaba genial: mucho sol, nada de viento, el mar como un plato y poca gente, que estaba todo el mundo durmiendo la resaca. Y a hartarse de reir, porque el colega del cumpleaños no había dormido y estaba desarratao. Llegamos ya de noche y tan molido que me costó una hora coger el sueño. Pero que bien me lo he pasado.

Vamos, que casi podía haber cantado esto el sábado...