Maleteando

Una de las cosas que más me gustan de viajar es el previo, es decir, todo lo que hay que hacer antes de llegar a tu destino. Yo es que soy como un niño chico, que se emociona hasta con un caramelo así que un viaje es, bueno, como irse de aventura. Aunque sea a otra isla, que es como irse a la vuelta de la esquina. Que si mirar las opciones de vuelo, que si elegir un hotel, que si mirar las cosas que se pueden hacer, el transporte, etc etc.

Una semana antes empiezo a hacer una lista con las cosas que tengo que llevar: ropa, zapatos, neceser de baño, la farmacia (mis pastillas contra la migraña, algo para el estómago, ibuprofeno, paracetamol, tiritas y demás), libros para el viaje, cámara de fotos y pequeños detalles como el dinero, pasaporte (en caso necesario) y alguna guía. Si me acuerdo de algo, voy y lo apunto, así no dejo nada a la memoria final, que ya se sabe lo que pasa cuando uno intenta recordar algo necesario.

Y el día del viaje llega la operación de ingeniería: cómo meterlo todo sin que reviente. Cojo toda la ropa y la pongo encima de la cama, zapatos cerca y lo demás alrededor y empezamos a probar: esto por aquí, si empujo esto por allá, aquello va mejor aquí. Al final, todo suele acabar entrando porque mi vena pragmática me lleva al equilibrio entre llevarme el armario completo y dos trapitos de nada. Para que luego digan que los de letras no sabemos de distribución de espacios, jejeje.

Buen fin de semana.

PD: Para que no se aburran, he dejado unos cuantos posts programados. Intentare contestar pero no es seguro. Hasta la vuelta.