Una de romanos

Hoy se estrena Ágora, la última película de Amenábar. No voy a contar nada de ella, en primer lugar porque aún no la he visto y en segundo lugar porque creo que la mayoría de la gente ya sabe de qué va, al menos por encima, después de la intensa campaña promocional de las últimas semanas (sobre todo en la cadena amiga, que para eso ha puesto mucha pasta en ella). Iré a verla, principalmente porque, por defecto profesional, siempre me han atraído las películas de ambientación histórica; encima es de romanos (bueno, vale, de la peor época del Imperio pero aún así), y además sale Rachel Weisz, que está estupendisisima.

En otra línea argumental paralela, no se si conocen ustedes a Jordi Costa. Este señor es crítico de cine, suelo leer algunas de sus críticas en el Fotogramas y lo escuchaba los viernes en el programa de M80 No somos nadie donde salía con Carlos Areces y criticaban los estrenos de cada fin de semana. Además, tiene una vena friki bastante desarrollada.

Las dos líneas anteriores se cruzan en un determinado momento. Hoy en El País acabo de ver que Jordi Costa ha publicado un comic titulado Mis problemas con Amenábar. Una vez leído el reportaje, he de reconocer que tiene parte de razón. Te pueden gustar sus películas o no, eso ya es personal; tienen una buena factura, luego lo de las interpretaciones o el guión ya es otra cosa. Pero debo confesar que esas personas que hacen de todo, que saben de todo, siempre me han dado malas vibraciones. Que dirijas un guión que has escrito tú pues estupendo, lo hace mucha gente, pero que además de eso escribas la música, que produzcas, que controles la fotografía, ya parece un poco demasiado. Vamos, que en la próxima película aparecerá diseñando el vestuario y en los créditos de diseño de producción. Que Orson Welles sólo hubo uno, y se limitaba a la dirección, interpretación y el guión.

Acabemos con una de romanos...