Querido papa:
Ya se que andas muy liado últimamente con esos advenedizos que quieren derrocar a tu amado Palpatine. Se que lo has pasado mal después de que destruyeran ese juguetito que parecía una pelota pero reconoce que os pasásteis destruyendo Alderaán. Bueno, me consta que ya le habéis puesto remedio a la cosa y estáis haciendo una nueva (ooops, espero que nadie excepto tú lea esto). Como sé que tienes mal dormir te voy a contar mi último viaje. Esta vez hemos estado en un planeta totalmente atrasado, fíjate que nada de naves planetarias ni lásers ni demás; lo más que llegan es a unas cosas que parecen tubos y vuelan casi a ras de superficie utilizando combustible fósil. Hasta Tatooine parece lo más avanzado en comparación; en fin, totalmente retro y muy kitsch.
Pues eso, que el viaje lo habíamos organizado hace tiempo. Somos un grupo numeroso, diecisiete en total, pero no importa porque la idea es que cada cual se organice a su manera. Y para ser tantos la verdad es que nos llevamos bastante bien.
El primer día, en realidad, lo pasamos intentando llegar a nuestro destino, una ciudad que ellos llaman Estambul pero que ha tenido varios nombres (así que recuerde Constantinopla y Bizancio, entre otros). Llegamos cansadísimos porque eso de tener que viajar de noche y hacer paradas obligatorias pues es un poco agotador; en este caso en una ciudad llamada Madrid donde nos tuvieron cinco horas para coger un tubo de esos hasta Estambul. Menos mal que pude dar un par de cabezadas porque imagínate cuatro horas ahí metido. Ni tú cuando escapaste de la Estrella de la Muerte.
El hotel no estaba mal, no era ninguna maravilla pero para lo que queríamos estaba más que bien. Eso sí, cerquita de todo, con lo que podíamos ir andando a casi cualquier sitio. Así que llegamos, deshicimos un poco las maletas (qué engorro es no llevar el servicio en estos viajes, aunque tampoco es cuestión de ir alardeando) y nos fuimos a dar una vuelta para comer algo. No muy lejos, que después de dormir poco y comer menos no estaba el grupo como para mucho jaleo.
Al día siguiente teníamos pensado ver lo más importante pero I., el que había organizado más o menos el viaje, sugirió aprovechar el buen tiempo y hacer el recorrido por el Estrecho del Bósforo. Y allá que nos fuimos a la estación de Eminönü a coger el ferry. Que era uno igualito igualito al que se ve en esta foto, donde, por cierto, luce mi cogote en todo su esplendor.
Lo mejor de ir en un ferry público es que se va bastante tranquilito, con algunas paradas en ambos lados del estrecho y viendo el paisaje con gusto. Este que aparece a continuación es el Palacio del Dolmabahçe, uno que se construyeron los sultanes a mediados del siglo XIX para dejar el de Topkapi y mudarse a él; en estilo occidental, muy recargado y barroco y con un gusto, según me han contado, bastante escaso por no decir nulo. Una imitación en barato de un palacio europeo, de ahí que me recomendasen no visitarlo, cosa que hicimos.
Un poco más adelante está Rumeli Hisari o la fortaleza de Europa, que construyeron los turcos en tres meses para preparar el asalto final a Constantinopla hace más de quinientos años. No es tan espectacular como la del hutt ese que controla Tatooine, Jabba era ¿no? ni creo que tan sórdida.
Una de las cosas interesantes que podías hacer era contemplar las casas que se edificaron en las dos orillas del estrecho. Hay palacetes, chalecitos y casa más modestas pero la mayoría bien cuidadas y bastante bonitas, con un colorido que llama la atención. Te he hecho un montaje para no tener que ponerte cuarenta fotos de ellas. La verdad es que se disfruta viendo las casas y hasta podría imaginarme viviendo en una de ellas.
El ferry termina su viaje un pueblo que se llama Anadolu Kavagi, justo antes de que se acabe el estrecho. Una vez allí decidimos hacer una pequeña excursión hasta una fortaleza genovesa abandonada que se encuentra en la cima de una colina. El paseo fue un pelín asfixiante porque la cuesta era de impresión pero por el camino te encuentras con cosas sorprendentes, como una tienda de pinochos que, sinceramente, me recuerdan a otra cosa. Estos turcos tienen que ser unos cachondos, ¿no crees?
Cuando bajamos, nos fuimos a comer pescaíto, que estaba muy bueno (eso o que tenía un hambre que me hubiese comido un Rancor). La vuelta fue mucho más tranquila, disfrutando del paisaje, comiendo un yogur y contando chistes.
Ya se que andas muy liado últimamente con esos advenedizos que quieren derrocar a tu amado Palpatine. Se que lo has pasado mal después de que destruyeran ese juguetito que parecía una pelota pero reconoce que os pasásteis destruyendo Alderaán. Bueno, me consta que ya le habéis puesto remedio a la cosa y estáis haciendo una nueva (ooops, espero que nadie excepto tú lea esto). Como sé que tienes mal dormir te voy a contar mi último viaje. Esta vez hemos estado en un planeta totalmente atrasado, fíjate que nada de naves planetarias ni lásers ni demás; lo más que llegan es a unas cosas que parecen tubos y vuelan casi a ras de superficie utilizando combustible fósil. Hasta Tatooine parece lo más avanzado en comparación; en fin, totalmente retro y muy kitsch.
Pues eso, que el viaje lo habíamos organizado hace tiempo. Somos un grupo numeroso, diecisiete en total, pero no importa porque la idea es que cada cual se organice a su manera. Y para ser tantos la verdad es que nos llevamos bastante bien.
El primer día, en realidad, lo pasamos intentando llegar a nuestro destino, una ciudad que ellos llaman Estambul pero que ha tenido varios nombres (así que recuerde Constantinopla y Bizancio, entre otros). Llegamos cansadísimos porque eso de tener que viajar de noche y hacer paradas obligatorias pues es un poco agotador; en este caso en una ciudad llamada Madrid donde nos tuvieron cinco horas para coger un tubo de esos hasta Estambul. Menos mal que pude dar un par de cabezadas porque imagínate cuatro horas ahí metido. Ni tú cuando escapaste de la Estrella de la Muerte.
El hotel no estaba mal, no era ninguna maravilla pero para lo que queríamos estaba más que bien. Eso sí, cerquita de todo, con lo que podíamos ir andando a casi cualquier sitio. Así que llegamos, deshicimos un poco las maletas (qué engorro es no llevar el servicio en estos viajes, aunque tampoco es cuestión de ir alardeando) y nos fuimos a dar una vuelta para comer algo. No muy lejos, que después de dormir poco y comer menos no estaba el grupo como para mucho jaleo.
Al día siguiente teníamos pensado ver lo más importante pero I., el que había organizado más o menos el viaje, sugirió aprovechar el buen tiempo y hacer el recorrido por el Estrecho del Bósforo. Y allá que nos fuimos a la estación de Eminönü a coger el ferry. Que era uno igualito igualito al que se ve en esta foto, donde, por cierto, luce mi cogote en todo su esplendor.
Lo mejor de ir en un ferry público es que se va bastante tranquilito, con algunas paradas en ambos lados del estrecho y viendo el paisaje con gusto. Este que aparece a continuación es el Palacio del Dolmabahçe, uno que se construyeron los sultanes a mediados del siglo XIX para dejar el de Topkapi y mudarse a él; en estilo occidental, muy recargado y barroco y con un gusto, según me han contado, bastante escaso por no decir nulo. Una imitación en barato de un palacio europeo, de ahí que me recomendasen no visitarlo, cosa que hicimos.
Un poco más adelante está Rumeli Hisari o la fortaleza de Europa, que construyeron los turcos en tres meses para preparar el asalto final a Constantinopla hace más de quinientos años. No es tan espectacular como la del hutt ese que controla Tatooine, Jabba era ¿no? ni creo que tan sórdida.
Una de las cosas interesantes que podías hacer era contemplar las casas que se edificaron en las dos orillas del estrecho. Hay palacetes, chalecitos y casa más modestas pero la mayoría bien cuidadas y bastante bonitas, con un colorido que llama la atención. Te he hecho un montaje para no tener que ponerte cuarenta fotos de ellas. La verdad es que se disfruta viendo las casas y hasta podría imaginarme viviendo en una de ellas.
El ferry termina su viaje un pueblo que se llama Anadolu Kavagi, justo antes de que se acabe el estrecho. Una vez allí decidimos hacer una pequeña excursión hasta una fortaleza genovesa abandonada que se encuentra en la cima de una colina. El paseo fue un pelín asfixiante porque la cuesta era de impresión pero por el camino te encuentras con cosas sorprendentes, como una tienda de pinochos que, sinceramente, me recuerdan a otra cosa. Estos turcos tienen que ser unos cachondos, ¿no crees?
Cuando bajamos, nos fuimos a comer pescaíto, que estaba muy bueno (eso o que tenía un hambre que me hubiese comido un Rancor). La vuelta fue mucho más tranquila, disfrutando del paisaje, comiendo un yogur y contando chistes.
Al llegar a Estambul, optamos por hacer nuestra primera visita a un bazar: el Bazar Egipcio o Bazar de las Especias. Ya sabes cómo son esas cosas: muchos puestos, vendedores intentando camelarte, productos de todo tipo (desde alfombras hasta pistachos pasando por la viagra turca, sí, sí, has leído bien). Más pequeño que el Gran Bazar, es lo mejor para una primera toma de contacto con el mundo de los bazares, el regateo y las compras, porque tiene forma de L y te orientas mejor.
En fin, que el primer día cundió bastante. Espero que no te hayas quedado dormido mientras lees la carta. Te enviaré la segunda muy pronto.
Tu hijo putativo, A.
En fin, que el primer día cundió bastante. Espero que no te hayas quedado dormido mientras lees la carta. Te enviaré la segunda muy pronto.
Tu hijo putativo, A.
7 comentarios:
Joer con los turcos...Una fortaleza levantada en tres meses y que ya dura 500 años?? Maestros albañiles, coñe!
Y va, cuenta...Cómo va la Viagra turca?? Que seguro que la compraste y ya la has probado...
;)
Espera... que voy limpiando mis babas... y asimilo que no era yo el que hacía el viaje... y ya veremos si te dejo un coment alegrándome por tí, o llorando por mí.
Lili a la que tengo en mis brazos y yo estamos ambas muy celosas aunque encantadas que tu primer día de viaje fuera tan bien.
Ahora entiendo por qué tardabas tanto en contarlo. Y ansioso me quedo ante las siguientes entradas.
Definitivamente, mi próximo destino creo que va a ser Estambul, le tengo unas ganas...
Shanks, pues espera a que veas lo de los bizantinos. Y no, no probé ni traje la Viagra, que aún no hace falta, jajaja.
2 soles, espera que aún falta ;)
Casta, tu gata habría disfrutado con la de gatos que había por allí, jejeje.
Nyc, no has visto nada aún, ya verás la próxima XD
STAR ¿te ha tocao mi post? Vale... entonces os lo dedico, a los dos...
2soles, eres un sol ;)
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