No creas que esa guerra que te traes entre manos te va a servir de excusa para que no me vengas a visitar. Como todo padre que se precie, aunque seas putativo, te vas a gozar las dos mil y pico fotografías que hice de mi viaje por la Tierra. No me irás a comparar eso con machacar a unos cuantos pobres aburridos que están por ahí dando tumbos entre planetas escapando de tí. Si quieres te puedo decir dónde están escondidos y así haces ese truco de clarividencia que tanto te gusta, igual que el de estrangular a tus oficiales.
En fin, a lo que iba. El segundo día decidimos visitar lo más tradicional: la zona de Sultanahmet, que es donde se encuentra Topkapi, Hagia Sophia etc etc. Empezamos por Yerebatan Sarnici, una antigua cisterna bizantina, repleta de columnas, y que abastecía de agua potable a la ciudad. Está bajo tierra y se puede pasear por ella mediante unas pasarelas de madera mientras escuchas música clásica de fondo y con una iluminación tenue. Impresionante, la verdad, y más si te paras a pensar que se construyó hace casi mil quinientos años.
Después intentamos entrar en Hagia Sophia pero hubo un cierto mosqueo con el personal y las entradas y lo dejamos para otro día. Así que nos fuimos enfrente, a la Mezquita Azul, contrapunto perfecto a Hagia Sophia. Es una de las mezquitas más espectaculares de Estambul y en el interior se aprecia la cúpula espectacular, sostenida por cuatro grandes columnas, que parecen "patas de elefante". Todo decorado con los mosaicos azules de Izmir.
Cuando salimos nos dirigimos al palacio de Topkapi, que estaba prácticamente al lado. Ya me hubiese gustado tener tus habilidades de persuasión porque nos hicieron pagar dos veces: una para acceder al interior del palacio y otra para entrar en el harén. Arquitectónicamente es una maravilla, un placer porque combina las zonas ajardinadas con la estructura del palacio; cuenta con cuatro patios que separan las distintas dependencias. Lo mejor son las vistas al estrecho desde un mirador y disfrutar del paseo.
Una de las partes más espectaculares es el harén, aunque también supuso una pequeña decepción. A ver, la arquitectura y decoración es preciosa pero se echa de menos una ambientación, el mobiliario de la época. Si uno va a un palacio occidental suele encontrarse con buena parte del mobiliario original (o al menos una recreación), cosa que no sucede en Topkapi. Y eso resta parte de espectacularidad al conjunto, y ayudaría a hacerse una idea general sobre cómo vivían, el entorno.
Después de comer nos dimos un buen paseo hasta una zona más alejada, en concreto para ver la Mezquita de Süleymaniye. Por desgracia estaba en obras y no se podía acceder salvo a una pequeña zona habilitada para la oración. Los alrededores estaban muy bien ambientados con madrazas.
De allí comenzamos a bajar hacia el Bazar Egipcio y, según te acercabas, podías ver cómo las calles se convertían en auténticos bazares al aire libre donde se vende de todo. Algunas calles parecían estar especializadas; pasamos por una donde solo habían hebillas y cinturones. El ambiente es impresionante, lleno de gente a cualquier hora.
2 comentarios:
Jo, qué chulería, yo quiero!!!
Lo de la antigua cisterna bizantina es im-presionante
Nyc, y eso que apenas tiene agua, imagínatela llena.
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