lunes, 18 de enero de 2010

Metro

En plena Revolución Francesa dos hombres salen de Paris en direcciones opuestas: uno hacia Dunkerque, el otro hacia Barcelona. Ambos tienen que cumplir una misión que va a cambiar nuestra forma de contemplar el mundo. Misterioso, ¿verdad? ¿A que parece el extracto del próximo truño libro de Dan Brown? Pues no. La misión que tenían estos hombres consistía en seguir el meridiano que unía ambas ciudades y a partir de mediciones geodésicas y astronómicas establecer la medida exacta del metro, esa unidad que hoy usamos como algo natural pero que no lo fue hasta bien avanzado el siglo XIX, y casi en el XX si nos apuramos (al menos en España).

Esta es la historia del libro que me he estado leyendo las dos últimas semanas: La medida de todas las cosas. La odisea de siete años y el error oculto que transformaron el mundo, de Ken Adler.

Es un libro de historia de la ciencia, en el que se cuenta cómo la Academia de ciencias de Paris decide enviar una expedición para medir la distancia entre el Polo y el Ecuador, cuya diezmillonésima parte se convertiría en la nueva medida: el metro, buscando así una nueva que sustituiría a todo el conglomerado que pervivía del Antiguo Régimen y que, además, sería una muestra de la nueva igualdad de los hombres exportándose al resto del mundo (de ahí el título del libro) tras ser aprobado por el primer Congreso científico de la historia. Para ello encarga el trabajo a dos astrónomos y físicos, Delambre y Mechain, que trabajarán durante siete años para conseguir los datos necesarios. Sin embargo, Adler no se mete en contarnos los datos y las vías para obtenerlos (sólo de manera sencilla) sino que se dedica a contarnos la vida cotidiana de las dos expediciones, los avatares que sufren en plena Revolución Francesa y conflictos internacionales así como todos los incidentes que sufren para obtener las medidas geodésicas precisas.

El problema es que el elegido para realizar las mediciones desde Barcelona, Mechain, cometió un error al calcular la latitud de Barcelona, un error que le desquició por completo y casi le vuelve loco, al estar obsesionado con la exactitud de las mediciones, y que se puede decir que le provocó indirectamente la muerte, pues varios años después volvió a España para seguir triangulando la costa levantina e intentar corregir dicho error falleciendo de malaria. En realidad, lo que se trataba es que, según el autor, en esa época no había una teoría practicable del error que hiciese distinción clara entre precisión y exactitud. Y mientras Delambre aceptaba que el mundo y la naturaleza estaba lleno de defectos, Mechain era el típico sabio infalible que no supo aceptar dichas imperfecciones. Pero, al final, el sistema métrico decimal se ha impuesto en casi todo el mundo.

A pesar de que pueda sonar muy científico, el libro se lee casi como una novela. Hay una buena ambientación histórica, explicando por encima la Revolución Francesa y cómo afectaba a la ciencia francesa en aquel momento, así como los sucesos que podían perjudicar a la expedición, como la guerra entre Francia y España o la aparición de Napoleón (y no digo que la parte histórica sea excelente porque he notado un par de fallos, que bueno tampoco son de bulto). Además, se mete en la piel de los protagonistas y casi se puede notar la desesperación de Mechain por tratar de ocultar sus datos y postergar su deshonra por haber fallado. Y la lectura es bastante amena porque la parte más científica (aquella en la que explica qué es la geodesia o cómo funcionaban los círculos repetidores de Borda con los que hacían las mediciones) son breves y bastante asequibles para cualquiera. Si hasta yo lo he podido entender, jejeje. Vamos, que es una lectura altamente recomendable y apasionante.


5 comentarios:

Shanks dijo...

Pues me lo apunto que suena muy interesante!

Sota dijo...

Me lo apunto...

De lo del Sistema Métrico Internacional hay otra anécdota muy curiosa, que es que España es el único país del mundo que tiene dos kilos patrón, porque compró tres copias: Una para la metrópolis y las colonias africanas, una para Cuba/Puerto Rico y un para Filipinas. Y la de Filipinas dió tiempo a enviarla antes de la Guerra de Cuba, pero la de Cuba se quedó en Madrid...

Nyc dijo...

Me imagino que ya lo conocerás, pero por si acaso no, te recomiendo Una breve historia de casi todo, de Bill Bryson, (que por cierto, qué buenos son los anglosajones haciendo divulgación científica)

starfighter dijo...

Shanks, está bastante bien.

Sota, reconozco que de ciencia y astronomía se poco pero es una buena lectura.

Nyc, no lo conocía así que me lo apunto, gracias ;)

rickisimus2 dijo...

Ya sabes que el sistema métrico es el ÚNICO legal en España.

Son apasionantes las historias de ciencia básica como esa.