miércoles, 22 de diciembre de 2010

Inglaterra ayer y hoy

En realidad, esta entrada bien podría haber sido la tercera entrega de Finales. Porque voy a hablar de dos series inglesas, una de estreno y otra que ya va por su segunda temporada.

Downton Abbey es una serie ambientada en los años previos a la I Guerra Mundial, comenzando con la noticia del hundimiento del Titanic, y que narra la vida cotidiana que se desarrolla en la casa que da nombre a la serie, habitada por los Crawley y sus relaciones con los sirvientes.


Es una serie que recuerda mucho a la clásica Arriba y abajo y también a Gosford Park (aunque esta película estaba ambientada en los años treinta), lo cual es normal si tenemos en cuenta que el creador de la serie, Julian Fellowes, ganó el Oscar por el guión de Gosford Park. La comencé a ver por recomendación de Casciari en su blog Espoiler, y curiosamente la semana pasada Alberto Rey hablaba de ella en Asesino en serie, así que no me voy a extender demasiado porque coincido en casi todo lo que ellos señalan y pueden pasarse por los enlaces para leer sus comentarios.


Es un folletín, por supuesto, pero a la inglesa. Con una fotografía, un diseño de producción, un vestuario de lo mejorcito que se puede ver en televisión hoy en día (ya le gustaría a las cadenas españolas hacer algo similar). Aunque la historia se centra en las relaciones entre los señores y los sirvientes, y entre ellos mismos, no deja de explorar la época en la que está inmersa. Alta sociedad que no lo es tanto, criadas que aspiran a más, retazos de feminismo y la lucha por el voto de la mujer. Y, sobre todo, secretos, engaños, miradas y silencios que dicen más que las palabras. Salvo unos pocos, como Elizabeth McGovern, Jim Carter o Maggie Smith, la mayoría de los actores/actrices son poco conocidos por aquí aunque han trabajado bastante en la televisión inglesa. Lo cual se nota, y mucho, en la calidad de la serie. Altamente recomendable.




Esta semana finalizó la segunda temporada de Misfits. Que quieren que les diga, me ha encantado. Las aventuras de estos inadaptados y sus poderes han adquirido un tinte más trágico pero siguen siendo ellos.


En esta temporada empiezan a tratar con otros que también han adquirido algunos poderes, no esperarían que ellos fuesen los únicos en tenerlos ¿no? La trama ha avanzado y algunos de ellos se han centrado un poco más intentando lidiar con sus poderes y los servicios comunitarios, mientras otros, otros siguen siendo como son y no cambiarán jamás. Y me refiero a Nathan que sigue igual de soez, de irresponsable, de salido, y encima con el ego inflado al descubrir cuál es su poder, pero mantiene su encanto y en el fondo es un cachopan.

Nathan mirando su apéndice favorito


Cuando parecía que todo había acabado, con una temporada habitual de seis episodios, van y nos regalan un especial de Navidad, que para mí ha sido lo mejor de la segunda temporada. Lleno de ironía y cinismo en torno a la Navidad, es un extra que merece verse más de una vez y que da una vuelta de tuerca a la serie. Y ahora toca fastidiarse, y esperar unos meses a que empiece la tercera temporada.




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