Un joven ricachón y de buena cuna se dedica a vivir la vida loca, ligando con mujeres, casadas y solteras, acompañado de sus amigachos y subalternos. Uno de ellos, que es un pelín feo, se ríe de la desgracia ajena de otro hasta que éste le maldice. Como resulta que tiene una hija hermosa, teme que el grupo de jovenzuelos la descubran; y aunque la oculta lo que no sabe el pobre es que ella ya ha conocido al joven ricachón sin saber quién es porque él, listo que es, le da un nombre falso y se hace pasar por estudiante por esas cosillas de te sigo, quiero ser la madre de tus hijos y demás antojos de enamorados. Los amigos del joven, para demostrar su fervor por él, secuestran a la chica (con ayuda del propio padre que lo desconoce) y se la llevan a su casa para que, como decirlo, haya ayuntamiento carnal.
Y lo hay. La pobre joven, desengañada, se refugia en su papi el cual busca venganza. Para ello se va a un mesón y contrata a un asesino. El duque aparece y cae bajo los encantos de la hermana del asesino. El padre le dice a su hija que huya vestida de hombre a otra ciudad. La hermana del asesino convence a éste para que no mate al joven ricachón porque le gusta y deciden matar al primer hombre que pase por allí. La joven, que ha visto que el duque cae seducido por la otra, decide entrar y es asesinada. Cuando el padre va a buscar al joven asesinado, descubre que en su lugar se encuentra su hija y recuerda la maldición.
En esencia, más o menos, es la historia de Rigoletto, la ópera de Verdi que lo convertiría no en un conocido del mundo operístico, que ya lo era, sino en una estrella.
Es un auténtico drama, basado en la obra de Victor Hugo El rey se divierte y de la que Verdi y Piave, el libretista, tuvieron que variar algunos aspectos para sortear la censura austríaca. Fue la primera de la trilogía verdiana por excelencia y que culmina en La Traviata, en la que el músico intentó reflejar la complejidad de los protagonistas, en especial de Rigoletto, el bufón engañado y que clama venganza ante el ultraje con su hija Gilda. En estas óperas Verdi dio un paso adelante en la búsqueda de un mayor realismo musical y en Rigoletto mostraba la parte más oscura de la vida (el rapto, asesinatos...) para sorpresa de muchos coetáneos.
Esta fue la primera ópera que vi entera en vivo y en directo, en el antiguo Pérez Galdós y en el gallinero. Vamos, que decir que llegué a verla es un eufemismo porque la visibilidad era muy escasa aunque la música era, y es, maravillosa.
El prólogo ya indica que no estamos ante una comedia.
Y lo hay. La pobre joven, desengañada, se refugia en su papi el cual busca venganza. Para ello se va a un mesón y contrata a un asesino. El duque aparece y cae bajo los encantos de la hermana del asesino. El padre le dice a su hija que huya vestida de hombre a otra ciudad. La hermana del asesino convence a éste para que no mate al joven ricachón porque le gusta y deciden matar al primer hombre que pase por allí. La joven, que ha visto que el duque cae seducido por la otra, decide entrar y es asesinada. Cuando el padre va a buscar al joven asesinado, descubre que en su lugar se encuentra su hija y recuerda la maldición.
En esencia, más o menos, es la historia de Rigoletto, la ópera de Verdi que lo convertiría no en un conocido del mundo operístico, que ya lo era, sino en una estrella.
Es un auténtico drama, basado en la obra de Victor Hugo El rey se divierte y de la que Verdi y Piave, el libretista, tuvieron que variar algunos aspectos para sortear la censura austríaca. Fue la primera de la trilogía verdiana por excelencia y que culmina en La Traviata, en la que el músico intentó reflejar la complejidad de los protagonistas, en especial de Rigoletto, el bufón engañado y que clama venganza ante el ultraje con su hija Gilda. En estas óperas Verdi dio un paso adelante en la búsqueda de un mayor realismo musical y en Rigoletto mostraba la parte más oscura de la vida (el rapto, asesinatos...) para sorpresa de muchos coetáneos.
Esta fue la primera ópera que vi entera en vivo y en directo, en el antiguo Pérez Galdós y en el gallinero. Vamos, que decir que llegué a verla es un eufemismo porque la visibilidad era muy escasa aunque la música era, y es, maravillosa.
El prólogo ya indica que no estamos ante una comedia.
6 comentarios:
¡Ay el gallinero del Galdós, cuantos conciertos "vi" yo ahí! Salvo que te dieras mucha prisa para coger sitio en la cola y a correr escaleras arriba para coger la primera fila normalmente sólo alcanzabas a ver la percusión y como mucho una fila de los vientos.
También fue ahí, no en el gallinero sino un poco mas abajo creo recordar, mi bautizo operístico con una Salomé de R. Strauss.
AdMiles, no me digas que estuviste por aquí un tiempo. Que recuerdos lo de subir los tres pisos de escaleras a todo meter para coger un sitio decente. A veces compraba en general (gallinero) y me pasaba a paraíso, que era el nivel inferior siguiente.
Sí anduve por ahí, corría el año 92, aún existía "la mili", y yo solía vestimre de blanco...
Tenías que estar muy guapo de blanco por el Arsenal y Mesa y López ;)
Una de mis óperas favoritas verdianas.
Si he corrido en el Colón de Buenos Aires para estar en primera fila del paraíso...
A ver si Starfihgter se acuerda de AdMiles vestido de blanco, como una aparición...
Ufff Eleuterio, pides demasiado recordar, jejeje. Fíjate que AdMiles de blanco me pegaría mucho a Pinkerton ;)
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