miércoles, 2 de noviembre de 2011

Coming back, alone

Llevo una larga temporada desaparecido por estos lares, más del que suele ser habitual y del que me habría gustado. Pero es lo que tocaba. Mi vida sentimental, que llevaba una larga temporada en plan montaña rusa con grandes altibajos e imitando a los cangrejos, ha hecho un doble looping con tirabuzón incorporado y se ha frenado en seco al llegar a la meta. Y no por esperado o intuído ha sido menos doloroso. Eso ocurrió la semana del Pilar y a día de hoy, tres semanas después, aún estoy intentado asimilarlo y asumirlo.

Desde entonces he estado buscando una nueva Estrella de la Muerte donde empezar una nueva vida e intentar pasar este momento de la manera más tranquila posible. Lo cual es una utopía, claro, porque el corazón y el cerebro no te dejan en paz; con lo fácil que sería tener un interruptor y apagarte un tiempo. Este puente ha sido especialmente jodido porque ya me he mudado definitivamente; me he llevado la ropa, mis dvds, la música, el ordenador y las cosas más esenciales. El resto, mis libros y sus estanterías, tendrán que esperar unos días porque requieren un trabajo extra. Y uno, que a pesar de su apariencia de serio y hasta con cara de mosqueo permanente no deja de ser un ñoño romántico sin remedio, no puede evitar emocionarse cada vez que subo a mi casa a recoger las cosas. Y esta tarde tengo que hacer otra visita.


Después de todo, y con lo que está pasando, reconozco que soy afortunado. Se lo he ido contando a mis amigos y a mi familia poco a poco, y todos ellos están detrás de mí, pendientes de si necesito algo, de saber cómo estoy, sin llegar al extremo de agobiarte. Y la relación no ha terminado mal (en el sentido de llevarnos a matar y eso) con lo que espero algún día poder retomar el contacto, básicamente porque tenemos muchos amigos en común y me jode que tanto ellos como nosotros no podamos estar en un mismo espacio sin sentirnos incómodos o mal. No obstante, en el fondo fondo y con todo uno siente cierta soledad, sobre todo en determinados momentos como el dormir en una cama grande. Lo cual no tiene porqué ser malo pero que tiene su miga cuando has estado durmiendo acompañado durante diez años.


En fin, esto es lo que hay. Se que estas semanas no voy a ser una buena compañía, al menos no la más alegre ya que, aunque uno se tome ciertas cosas con alegría o entereza, la procesión va por dentro. Una procesión muuuuuy larga. E intentaré ir publicando algunas cosillas poco a poco. Una explicación: he deshabilitado los comentarios para este post porque se que me voy a emocionar si empezais a escribir (de hecho, ya tengo los ojos cuajados escribiendo este post).

No pensaba poner fondo musical más que nada porque mi ánimo no está para muchas florituras. Pero pensé "que coño" pues claro que sí. Besos para tod@s.




No hay comentarios: