martes, 24 de noviembre de 2009

Carreras

Este ha sido uno de esos fines de semana para olvidar. Y eso que el domingo fue el cumpleaños de T. Así que para celebrarlo quedamos en casa de unos amigos y llevamos comida china. En mala hora, porque me sentó como un tiro. Al poco de terminar de comer, empiezo "que pesado me siento", "estoy como lleno", "no me encuentro bien" y, claro, estaba tan hecho polvo que a las once y pico nos fuimos. En cuanto llegamos a la calle, sentí la imperiosa necesidad de echar todo lo que había comido, y entre dos coches perdí la (poca) dignidad que me queda mientras vomitaba como un poseso. Vamos, que la niña de El exorcista era una aficionada comparada conmigo (y no pienso poner fotos como Otto, que luego no me desayunan). Fue un alivio pero mi cuerpo decidió que esa noche iba a ser especial, así que me la pasé corriendo al baño cada dos por tres (exacto, seis veces a lo largo de la noche) con diarrea.

Dudé en ir a urgencias pensando que podía ser un virus de esos que pululan y para acabar con todo, pero por la mañana la cosa mejoró bastante y ya sólo me empezó a doler la cabeza, que me duró hasta ayer lunes. Pero, vamos, que ya estamos recuperados y hoy he podido ir al gimnaso a quemar algo de mis flotadores.

Lo único bueno es que el domingo me lo pasé medio vegetando en el sillón, con mi edredón y mi disco duro. Y me enchufé a mi programa de televisión favorito: The Amazing Race. Doce equipos de dos personas cada uno. Once etapas, ocho de ellas eliminatorias (el último equipo en llegar a la parada de cada etapa). Y un premio de un millón de dólares. ¿Les suena? Algo debería porque es la versión original (y con dinero) del que en España conocemos Pekin Express.



Es un programa americana que ya va por la decimoquinta edición. A diferencia de Pekin Express, los equipos dan la vuelta al mundo: siempre salen de una ciudad de Estados Unidos y acaban en otra del mismo país. Entre media recorren casi todos los continentes, de un país a otro con una facilidad asombrosa. Al empezar cada etapa les dan una cantidad de dinero en dólares para gastos pero si tienen que coger un avión para llegar a la ciudad que señala la pista no pagan nada, eso lo hace el programa, aunque siempre deben ir en clase turista. Cada etapa empieza con una pista que les lleva a otro sitio, donde encontrarán otra pista y así sucesivamente; además, en cada etapa hay un desvío, es decir tienen que elegir entre dos pruebas y realizar una de ellas, y un bloqueo que es una tarea que sólo puede hacer un miembro del equipo. Si queréis saber más, pues aquí está la página oficial y su entrada en wikipedia.

Me aficioné a verlo cuando empecé con la TDT hace un par de años y lo emitían en uno de los canales, entonces estaban con la tercera edición. Y por ahí lo seguí hasta la sexta edición, cuando dejaron de poner el programa (¡¡malditos!!). Pero creo que ha sido mejor así porque me bajo las temporadas completitas por donde ustedes ya saben o se imaginan, me busco los subtítulos y los veo cuando quiero. En verano me chuté (así mismo porque lo hice en un par de semanas) la última edición de entonces, la decimocuarta y ahora estoy con la decimotercera, y es que estoy yendo hacia atrás. Me encanta porque es un puro viaje viendo lugares en los que no estaré nunca (hasta ahora han estado en Brasil, de ahí a Bolivia, luego a Nueva Zelanda, salto a Camboya y ahora en la India, sólo en media temporada), le dan un puntito de emoción y competitividad (hay equipos con pintas de favoritos pero un mal día lo puede tener cualquiera y si llegas el último se acabó) y, sobre todo, por ver a los usidenses por el mundo exterior. Es un puro tópico, desde el que no sabe donde está este o aquel país hasta el que sólo habla en inglés o despotrica contra todo si no consiguen las cosas como quieren, amén de una supina ignorancia por el resto del mundo. Un ejemplo: en esta edición hay dos rubias del Sur y cuando leen la pista que les dice que tienen que ir a Nueva Zelanda una de ellas comenta si habrá rubias allí y la otra señala "claro, si no somos tan raras". Mis carcajadas tuvieron que oirse hasta en casa de mis padres.

En fin, que altamente recomendable y se puede conseguir por los interneces. Así que ya saben, anímense. Es oir la sintonía y empezar a disfrutar como un enano.




Y hablando de vueltas al mundo, los mejores títulos de crédito con una música genial de Victor Young.


6 comentarios:

Shanks dijo...

Nene! No me des más faena, que ya tengo cola para ver...y no tengo prou horas!!
Parecen todos muy californianos, no?
La palabreja de hoy: deshonr...

Sota dijo...

Míratelo por el lado bueno, no hay como una buena gastroenteritis para perder peso rápidamente! (y mis diez quilos en tres meses dan fe).

Y como banda sonora de vuelta al mundo... Yo tengo mucha debilidad por las canciones que hicieron Mocedades para La Vuelta al Mundo de Willie Fogg, qué quieres.

starfighter dijo...

Shanks, sólo son ideas para no aburrirse. Y sólo parecen californianos, fíjate un poco mejor que hay un par del sur profundo XD

Sota, no creo que haya perdido gran cosa. Hooooombre, que las dos bandas sonoras (la de Mocedades y ésta) son estupendas ambas dos.

Anónimo dijo...

Todo sobre Pekin Express:
www.blogpekinepress2.com

Nyc dijo...

Pues los programas estos de "falsas" aventuras sí que no me llaman nada la atención, aunque supongo que será como todo, empiezas a probar a ver y al final te enganchas

starfighter dijo...

Nyc, dirigistas sí que son pero aventuras pocas y si las hay tampoco son para tanto. Más bien se trata de retos y hacer las cosas a contrarreloj.