Casi tengo asumido que este año no me voy a ir a ningún lado de vacaciones. Ya se que tal y como está el patio en materia económica suena a banalidad pero semos así de banales. Y cuando digo ir a ningún lado me refiero a un viaje largo, tal y como tenía previsto, que este año quería ir a los niuyores. T. sigue con sus oposiciones y aún no ha salido nada, ni siquiera la lista de admitidos (que incluiría la fecha del primer examen) con lo que es probable que tenga los exámenes para junio y/o julio. Eso, si no posponen todo el proceso hasta después del verano, que también es posible. Con este panorama no pienso arriesgarme a reservar vuelos y hoteles para luego tener que renunciar. Ni hacerme ilusiones. De hecho, ni siquiera tengo pensado cuándo voy a cogerlas salvo que serán para septiembre, octubre o, incluso, noviembre, que es lo que más me mata.
Al menos, alguien sí que se irá de vacaciones. El comité de la empresa que le quita la vida a mi marido, como diría Will, organiza todos los años un viaje para los empleados; T. se apuntó y tuvo suerte en el sorteo. Así que se va a Suiza durante una semana por un precio ridículo, 200 leuros, a finales de mayo. Para compensar, ya le he dicho que, pase lo que pase, en otoño nos vamos unos días a tierras peninsulares. El sitio está aún por decidir porque me gustaría ir a Bilbao o Barcelona, donde tenemos gente que visitar pero ya veremos de aquí a allá. Seguiremos informando.
Al menos, alguien sí que se irá de vacaciones. El comité de la empresa que le quita la vida a mi marido, como diría Will, organiza todos los años un viaje para los empleados; T. se apuntó y tuvo suerte en el sorteo. Así que se va a Suiza durante una semana por un precio ridículo, 200 leuros, a finales de mayo. Para compensar, ya le he dicho que, pase lo que pase, en otoño nos vamos unos días a tierras peninsulares. El sitio está aún por decidir porque me gustaría ir a Bilbao o Barcelona, donde tenemos gente que visitar pero ya veremos de aquí a allá. Seguiremos informando.
Hoy es 23 de abril, el día del libro, de San Jorge/San Jordi. A ver si esta tarde puedo echarme un salto y comprarme algún libro. Aunque tengo casi medio decidido cuál será, se aceptan sugerencias de lecturas. Ayer me terminé el tercer volumen de Canción de hielo y fuego, Tormenta de espadas. Como diría el de Ubrique: Im-presionante. Martin sigue manteniendo esa capacidad de asombrarte, de mantener los giros más inesperados, de absoluta precisión en todas las tramas y subtramas, de hacer que quieras más y más. Sólo espero que no se muera antes de que acabe de escribir los que le quedan.
6 comentarios:
Lo malo de la Canción de Hielo y Fuego, amigo, es que al paso al que va la publicación nos quedaremos sin saber cómo acaba la historia hasta el 2025...
Sufur, eso me temo, sí. Y confíemos en que la acabe porque como la deje tal cual...
Dile a T. que evite Ginebra como la peste. Es la ciudad más fea del mundo.
Sota, no creo que pueda, es un viaje programado. Pero se lo contare, jajaja.
Ey! Ven a Barna, que os quiero conocer! :D
Shanks, veremos veremos, gracias XD
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