Menudo fin de semana. Y no porque me lo haya gastado en juerga tras juerga, que ya podía haber sido así, sino por el maldito catarrazo que me he gozado.
El viernes empezó en la fase uno. Estornudos + moquillo = kleenex. Y la garganta como un papel de lija. Al principio no parecía gran cosa pero ya por la tarde noche aquello derivó en un trancazo monumental y me pasé la noche boqueando como un guppy cualquiera fuera de su acuario.
El sábado ya me encontré en la fase dos. El trancazo continúaba y cada vez que intentaba hablar parecía que había estudiado toda la vida en Wisconsin con el pato Donald; eso o es que mi organismo intentaba emular a Ronald Reagan. Y encima con amenaza de afonía. Porque empecé con la tos.
Ayer domingo ya estaba en la fase tres, mucho mejor del moqueo pero con una tos que parecía que llevaba fumando desde los trece años. Vamos, que podría haber interpretado el papel de cualquier romántico del siglo XIX en plena efervescencia tuberculosa. Además, mi voz competía con la de Lee Marvin o la de Mari Sofi de Grecia. Joder, ya puestos a pedir hubiese preferido parecerme a Gerald Butler o Ewan McGregor. Pero ¿quien ha dicho que la vida es justa? Pues eso.
Y aquí estamos, intentando hablar lo justito para no destrozarme los pulmones tosiendo.Que uno se pone malo lo justo pero cuando llega la tos parece que voy a sacar los pulmones por la boca...
El viernes empezó en la fase uno. Estornudos + moquillo = kleenex. Y la garganta como un papel de lija. Al principio no parecía gran cosa pero ya por la tarde noche aquello derivó en un trancazo monumental y me pasé la noche boqueando como un guppy cualquiera fuera de su acuario.
El sábado ya me encontré en la fase dos. El trancazo continúaba y cada vez que intentaba hablar parecía que había estudiado toda la vida en Wisconsin con el pato Donald; eso o es que mi organismo intentaba emular a Ronald Reagan. Y encima con amenaza de afonía. Porque empecé con la tos.
Ayer domingo ya estaba en la fase tres, mucho mejor del moqueo pero con una tos que parecía que llevaba fumando desde los trece años. Vamos, que podría haber interpretado el papel de cualquier romántico del siglo XIX en plena efervescencia tuberculosa. Además, mi voz competía con la de Lee Marvin o la de Mari Sofi de Grecia. Joder, ya puestos a pedir hubiese preferido parecerme a Gerald Butler o Ewan McGregor. Pero ¿quien ha dicho que la vida es justa? Pues eso.
Y aquí estamos, intentando hablar lo justito para no destrozarme los pulmones tosiendo.Que uno se pone malo lo justo pero cuando llega la tos parece que voy a sacar los pulmones por la boca...
5 comentarios:
Sana, sana, culito de corista...
(y la voz de Lee Marvin MOLA!)
Oh! La leyenda de la Ciudad sin Nombre!! :DDD
Qué casualidad que comentes lo de la tuberculosis...A mi me van a hacer una radiografia para descartar que la tenga...A ver si voy a ser como la Dama de las Camelias...
Por cierto, que mejórate, eh?? Besitos de ánimo! (ya lo sé, ya...No me acercaré mucho...)
Uy! palabra de verificación: Sugazon! jisjisjis
Sota, en Lee Marvin claro que mola, en mí suena taaaan wraro.
Shanks, dama de las camelias nonono, que ya sabes cómo terminó. Gracias y que no sea nada ;)
Claaaro,... pues vente a la península, ya verás qué maravillosos 5 grados matutinos sufrirás... con esto te arreglas la garganta y lo que haga falta xD
otto, hombre si la palmo no tiene gracia XD
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