Cuando era un crío, el sábado era el día de los abuelos. Por la mañana me iba con mi hermana, la que me sigue en edad, a casa de mis abuelos maternos y nos quedábamos allí casi todo el día. Salíamos a jugar por la zona, leía, ponía a mis abuelos un poco de los nervios y comíamos.
Mientras mis abuelos se echaban una siestilla, uno aprovechaba para ponerse a ver lo que ponían en la única cadena (vale, a finales de los setenta ya existían dos canales pero el segundo llegó aquí con Naranjito en el 82), que por entonces era Primera Sesión o Sesión de tarde. Y uno esperaba con emoción porque aquello era como una lotería, podían poner una del oeste, una de aventuras, algunas comedias de los hermanos Marx o Jerry Lewis, de gangsters o incluso de ciencia ficción, que ya era lo máximo que se podía pedir, eso sí todo clásicos del cine y no como ahora "basado en hechos reales" (puajjjj). Pero si aparecía esto
Mientras mis abuelos se echaban una siestilla, uno aprovechaba para ponerse a ver lo que ponían en la única cadena (vale, a finales de los setenta ya existían dos canales pero el segundo llegó aquí con Naranjito en el 82), que por entonces era Primera Sesión o Sesión de tarde. Y uno esperaba con emoción porque aquello era como una lotería, podían poner una del oeste, una de aventuras, algunas comedias de los hermanos Marx o Jerry Lewis, de gangsters o incluso de ciencia ficción, que ya era lo máximo que se podía pedir, eso sí todo clásicos del cine y no como ahora "basado en hechos reales" (puajjjj). Pero si aparecía esto
entonces me temía lo peor: van a poner ¡UN MUSICAL!. Y de Fred Astaire y Ginger Rogers nada menos. A veces había trampa porque la RKO obviamente no hacía únicamente musicales y, en otras ocasiones, empezaba una película en color con el león de la Metro, te ilusionabas y, de repente, ¡ZAS! aparecía el nombre de Gene Kelly. Porque, claro, un chiquillo de ocho, nueve o diez años que tendría entonces no podía entender cómo en medio de una acción y sin venir a cuento la gente se ponía a bailar y cantar, así sin más. Era inconcebible.
Luego, uno va creciendo, lee más, se informa y aprende unas cuantas cosas, entre ellas algo del cine. Y entra por el aro porque sabe que los musicales son algo más. Bueno, que hay musicales clásicos y modernos, espectaculares y más modestos, en estudio o al aire libre, en color y en esplendoroso blanco y negro, y que sus protagonistas no se reducen exclusivamente a Fred Astaire y Gene Kelly, sino que ,quien más, quien menos, todo el mundo ha dado el cante y ha meneado el esqueleto alguna vez. Y aunque no sea mi género cinematográfico preferido digamos que ya ni pongo cara de asco, ni siento una aversión permanente y, de hecho, algunos se encuentran entre mis películas favoritas.
Mi película favorita de este género es, sin duda, Cantando bajo la lluvia. Una peli redonda. Un guión fantástico que encima te cuenta una parte importante de la historia del cine como es la transición del mudo al sonoro, unos actores geniales y no sólo Gene Kelly sino Debbie Reynolds o Jean Hagen como la "mala" de la película, unas canciones divertidas y, qué quieren que les diga, que me pone de muy buen humor.
Una pequeñísima muestra de que todos han dado el cante, con mejor o peor gusto.
2 comentarios:
Es cierto: uno empieza a apreciar los musicales cuando es más mayor. A mí también me aburrían, al igual que los westerns - que hoy me encantan-.
Mi padre era un fan absoluto del cine clásico de Hollywood y de los musicales y recuerdo cómo amaba "Cantando..." y "West Side Story".
Cuando pasaban en la tele algún clásico de la MGM había que verlo.
Aunque muchas estrellas de Hollywood no se hayan dedicado al musical supongo que cantar y bailar fue parte de su formación actoral, debían poder hacerlo para ser flexibles y las llamaran para trabajar.
Eleuterio, los musicales de la MGM son espectaculares y unos clasicazos. Y, en efecto, muchos cantaban y bailaban porque se les enseñaba en las compañías y así poder hacer cualquier papel, no como ahora, que casi ni saben actuar.
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