El cine lleva una racha de muertes un poco dolorosa. Toda la gente que vivió una época dorada en los cincuenta y sesenta está desapareciendo. Ayer falleció Dino de Laurentiis. Si no sabes quien es este señor, ya puedes dar media vuelta y desaparecer de mi vista, bueno, igual puedes leer aquí y enterarte por qué fue importante.
Para mí Dino de Laurentiis siempre estará asociado a producciones excesivas, con decorados fastuosos donde el cartón piedra campaba a sus anchas, con ambientaciones barrocas y recargadas y estrellas de relumbrón perdidas en películas extrañas. La culpa la tienen King Kong, Flash Gordon, Conan el bárbaro o Dune, por citar unos pocos ejemplos. En realidad, la culpa de esta asociación mental no es tanto suya como de su hija Rafaella de Laurentiis, que también produce películas y los hizo en Conan el destructor, Llamaradas, Dragonheart, Sky Captain y el mundo del mañana o Kull el conquistador. Y es que los ochenta no se entiende sin los De Laurentiis, clásicos como los citados a los que hay añadir muchos más carnes de cañón de videoclubes de la época.
Luego, cuando creces y amplías las miras cinematográficas, te informas y te enteras que, gracias a este señor, Fellini pudo rodar La Strada y Las noches de Cabiria; que produjo Guerra y Paz, una superproducción de los cincuenta con una guapísima Audrey Hepburn; que gracias a él Jane Fonda se convirtió en un sex symbol con Barbarella; o que produjo Serpico con Al Pacino. No extraña que esté asociado al cine con mayúsculas, sí incluso al cine comercial donde tuvo tanto grandes éxitos como sonados fracasos. Para mí, ir al cine en los ochenta y empezar una peli viendo A De Laurentiis Production era sinónimo de que podía encontrarme cualquier cosa, para bien o para mal, pero que casi nunca te dejaba indiferente. Y si no has visto alguna de las películas que he citado más arriba, ya estás tardando en hacerlo. Algunas son obras maestras, otras películas de culto frikeras y otras auténtica caspa, pero todas entretienen y merecen ser vistas con mucha atención.
Ahora, un poco de música. De Laurentiis por supuesto.
6 comentarios:
Vaya! La verdad es que iba de lo mejor a lo peor, pero sin él el cine de hoy no seria lo que es... Igualito que ahora, vamos... xD
Otto, produjo de todo pero casi nunca dejaba indiferente. Y sólo por un puñado de ellas merece estar en el cielo del cine ;)
Y ahora, Berlanga :-(
Sufur, lo dicho, annus horribilis.
Mierda de vida...
Casta, y encima se va la gente que te la anima un poco.
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