A veces pienso que voy por el mundo como Pandora, desatando todos los males imaginables. A veces de manera inconsciente, pero en otras se que la culpa es mía y sólo mía. Y además, sabiendo en qué momento comenzó todo.
Momento confesionario. Padre, perdóneme porque he pecado. Yo sólo quería casarme, de verdad, lo juro ante el Spaghetti Volador si es necesario. Pero no sabía cuáles iban a ser las consecuencias. Mire que yo me llevo muy bien con mi familia, en el más amplio sentido de la palabra familia. Demasiado bien, diría más de uno. Y por eso les invité a la boda. Que si llego a saberlo me caso de estrangis en un juzgado y no se entera ni Dios. Ooopps, perdón Padre, no volveré a decir el nombre del Señor en vano. Pues eso, que a partir de la boda se ve que les ha gustado lo de verse y hablar de todo y han organizado ya tres asaderos en lo que va de año (vale que la última ha sido porque vinieron nuestros tíos los mañicos y había que hacer algo para vernos todos en conjunto). Y no se contentan con eso, Padre, no. Encima me han buscado por el feisbuk ese... ¿cómo qué que es el feisbuk? Un invento del diablo Padre, seguro, para hacernos perder el tiempo y no dedicarnos a menesteres más provechosos. Pues eso, como le decía, estamos todos agregados juntos en el feisbuk y, bueno, pues que hasta hace poco era llevadero: te conectabas, se conectaban, te mandaban algún mensaje, la mujer de un primo me pidió que la agregase como vecina de la granja... Sí, Padre, también hay granjas virtuales donde cuidas a los animales, cultivas, cosechas, visitas a los vecinos llevándoles regalitos, echando una mano y todo eso.
¿Por donde iba antes de esta divagación? Ah sí, que estábamos tranquilos en el feisbuk ese. ¿Se puede creer que a una de mis primas no se le ocurre otra cosa que crear un grupo familiar cerrado e invitarnos a todos los primos? ¿Y que a raíz de eso se pasan las tardes-noches comentando chorradas, despotricando unos contra otros, en especial con la mujer de uno de ellos y anunciando las actividades que planean? Se lo digo yo, Padre, es un sinvivir. Pero eso no es lo peor, no. Alguien tuvo la brillante idea la semana pasada de colgar una foto suya de la primera comunión. El susto que tuve fue morrocotudo. Y casi me ahogo con el café que me estaba tomando. Otro tuvo la desfachatez de seguirle el juego y, sin comerlo ni beberlo, habían montado un concurso de fotos de primeras comuniones. Sí, Padre, una verguenza, riéndose de ese momento especial en el que un niño recibe a Cristo por primera vez. Bueno, en concreto de Cristo no, más bien de los trajes, de las posturas, de las caritas. Espero que pueda entender el shock que supuso ver la foto de mi primera comunión sin que nadie me pidiese permiso. Y no sólo eso. Sino que encima me comparaban con este señor.
Yo que culpa tengo, si con una chaqueta y unas gafas de pasta hasta un mono se parecería a Alfredo Amestoy en aquella época. Horroroso Padre, ha sido una semana terrible. Porque lo peor es que encima he ganado, que no se que premio había por quedar el primero, pero así ha sido. Y estaba yo pensando qué podía hacer para evitar que esto se volviese a desmadrar... ¿Padre? ¿adonde va? Pero, pero, no se vaya todavía. Si apenas he comenzado con mis pecadillos y aún no me ha puesto la penitencia...
Momento confesionario. Padre, perdóneme porque he pecado. Yo sólo quería casarme, de verdad, lo juro ante el Spaghetti Volador si es necesario. Pero no sabía cuáles iban a ser las consecuencias. Mire que yo me llevo muy bien con mi familia, en el más amplio sentido de la palabra familia. Demasiado bien, diría más de uno. Y por eso les invité a la boda. Que si llego a saberlo me caso de estrangis en un juzgado y no se entera ni Dios. Ooopps, perdón Padre, no volveré a decir el nombre del Señor en vano. Pues eso, que a partir de la boda se ve que les ha gustado lo de verse y hablar de todo y han organizado ya tres asaderos en lo que va de año (vale que la última ha sido porque vinieron nuestros tíos los mañicos y había que hacer algo para vernos todos en conjunto). Y no se contentan con eso, Padre, no. Encima me han buscado por el feisbuk ese... ¿cómo qué que es el feisbuk? Un invento del diablo Padre, seguro, para hacernos perder el tiempo y no dedicarnos a menesteres más provechosos. Pues eso, como le decía, estamos todos agregados juntos en el feisbuk y, bueno, pues que hasta hace poco era llevadero: te conectabas, se conectaban, te mandaban algún mensaje, la mujer de un primo me pidió que la agregase como vecina de la granja... Sí, Padre, también hay granjas virtuales donde cuidas a los animales, cultivas, cosechas, visitas a los vecinos llevándoles regalitos, echando una mano y todo eso.
¿Por donde iba antes de esta divagación? Ah sí, que estábamos tranquilos en el feisbuk ese. ¿Se puede creer que a una de mis primas no se le ocurre otra cosa que crear un grupo familiar cerrado e invitarnos a todos los primos? ¿Y que a raíz de eso se pasan las tardes-noches comentando chorradas, despotricando unos contra otros, en especial con la mujer de uno de ellos y anunciando las actividades que planean? Se lo digo yo, Padre, es un sinvivir. Pero eso no es lo peor, no. Alguien tuvo la brillante idea la semana pasada de colgar una foto suya de la primera comunión. El susto que tuve fue morrocotudo. Y casi me ahogo con el café que me estaba tomando. Otro tuvo la desfachatez de seguirle el juego y, sin comerlo ni beberlo, habían montado un concurso de fotos de primeras comuniones. Sí, Padre, una verguenza, riéndose de ese momento especial en el que un niño recibe a Cristo por primera vez. Bueno, en concreto de Cristo no, más bien de los trajes, de las posturas, de las caritas. Espero que pueda entender el shock que supuso ver la foto de mi primera comunión sin que nadie me pidiese permiso. Y no sólo eso. Sino que encima me comparaban con este señor.
Yo que culpa tengo, si con una chaqueta y unas gafas de pasta hasta un mono se parecería a Alfredo Amestoy en aquella época. Horroroso Padre, ha sido una semana terrible. Porque lo peor es que encima he ganado, que no se que premio había por quedar el primero, pero así ha sido. Y estaba yo pensando qué podía hacer para evitar que esto se volviese a desmadrar... ¿Padre? ¿adonde va? Pero, pero, no se vaya todavía. Si apenas he comenzado con mis pecadillos y aún no me ha puesto la penitencia...
[Basado en hechos reales. Ningún animal ha sido maltratado durante la redacción de esta entrada]
7 comentarios:
Tendremos que crear el grupo virtual de danmificados por los grupos familiares virtuales... y la otra opción es hacer correr el rumor de que alguien odia a alguien, ese rumor se extienda como el aire, y finalmente todos abandonen el feisbuk.
2soles, opto por la primera, porque seguro que la segunda se acabaría volviendo contra uno y no sólo no lo abandonarían sino que colapsarían el correo. ¿Y un grupo de terapia virtual?
Yo hago el numerito del antipático, del"mira, prefiero mantener esto en cuadros más bien pequeños, con poca gente" y santo remedio.
Si mi hermano quisiera hacer eso de lo de la familia en Facebook también le diría que no. Hay que negarse...verás lo divertido que es.
¡Hoy las ciencias adelantan que es una horrorosidad! Yo a un primo mío lo tengo en la lista de "pendientes de amistad" del Féisbuk ad eternum...
Eleuterio, si lo mío fue un momento de debilidad y porque me llevo bien, que si no ya verías.
Sufur, a ver quien es el guapo que les dice a estos que no. Los creo capaces de llamarte a las 3 de la mañana ;)
Eso te pasa por seguirle el rollo a la familia.
Rickisimus, que son muy persuasivos, de verdad. Y encima saben donde vivo, donde trabajo y ni te cuento la de detalles escabrosos que podrían esparcir por el universo.
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