Pues nada, hemos vuelto a la rutina. Un poco muertito pero ya estamos aquí después de un fin de semana interminable.
El encuentro gremial ha sido estupendo. Me lo pasé muy bien, encontrarse con los colegas, cotillear un poco, enterarse de las últimas noticias (algunas buenas, otras no tanto), comer, beber y echarse unas risas a costa del trabajo (sí, aún podemos). Lo peor ha sido la elección del hotel, que no era malo en sí sino que estaba lleno de vejetes del Imserso y de chiquillería que debían participar en algún campeonato deportivo porque había equipos de casi todas las islas y te despertaban (los muy cab...s) desde las siete de la mañana. Así que el descanso era una utopía lejana e inalcanzable y creo que ninguna noche dormí más de seis horas, y yo con menos de ocho casi que no soy persona humana. Menos mal que el viernes por la tarde me escapé un ratito y me encontré con María, que vino amablemente hasta donde estaba y nos tomamos algo en una terracita. Encima con regalo incluído (gracias de nuevo, guapa).
El sábado fue más cansado. Como acabé pronto el desayuno me fui al aeropuerto a ver si podía coger el vuelo anterior al mío; una señorita muy amable me dijo que nones, que tendría que pagar un billete nuevo (el mío era una oferta que conseguí) así que pasé y con paciencia jobiana y pertrechado con un periódico y una revista me gocé tres horas en el dichoso aeropuerto. Cuando llegué a Gran Canaria, cogí el coche que había dejado cerca del aeropuerto y recogí a T. para irnos al asadero que había organizado un buen amigo por su cuarenta cumpleaños. Menos mal que éste aceptó la sugerencia y lo hizo en un sitio donde había sombra y arbolitos porque el calor a esa hora (las tres de la tarde) era un poco achicharrante. Y ya todo fue ponerse a lo habitual ene stos casos: comer, cotillear, beber, saludar a todo el mundo, beber, regalos, beber. Nada, que llegué a mi casa como a las ocho de la tarde más muerto que vivo. No recuerdo ni haber cenado. Creo que me pegué una ducha, me cambié y casi que puse el turbo hacia la cama previa escala en el sillón.
Ayer, y aún hoy, sigo un poco cansado. Ya estoy mayor para tanto trasteo.
El encuentro gremial ha sido estupendo. Me lo pasé muy bien, encontrarse con los colegas, cotillear un poco, enterarse de las últimas noticias (algunas buenas, otras no tanto), comer, beber y echarse unas risas a costa del trabajo (sí, aún podemos). Lo peor ha sido la elección del hotel, que no era malo en sí sino que estaba lleno de vejetes del Imserso y de chiquillería que debían participar en algún campeonato deportivo porque había equipos de casi todas las islas y te despertaban (los muy cab...s) desde las siete de la mañana. Así que el descanso era una utopía lejana e inalcanzable y creo que ninguna noche dormí más de seis horas, y yo con menos de ocho casi que no soy persona humana. Menos mal que el viernes por la tarde me escapé un ratito y me encontré con María, que vino amablemente hasta donde estaba y nos tomamos algo en una terracita. Encima con regalo incluído (gracias de nuevo, guapa).
El sábado fue más cansado. Como acabé pronto el desayuno me fui al aeropuerto a ver si podía coger el vuelo anterior al mío; una señorita muy amable me dijo que nones, que tendría que pagar un billete nuevo (el mío era una oferta que conseguí) así que pasé y con paciencia jobiana y pertrechado con un periódico y una revista me gocé tres horas en el dichoso aeropuerto. Cuando llegué a Gran Canaria, cogí el coche que había dejado cerca del aeropuerto y recogí a T. para irnos al asadero que había organizado un buen amigo por su cuarenta cumpleaños. Menos mal que éste aceptó la sugerencia y lo hizo en un sitio donde había sombra y arbolitos porque el calor a esa hora (las tres de la tarde) era un poco achicharrante. Y ya todo fue ponerse a lo habitual ene stos casos: comer, cotillear, beber, saludar a todo el mundo, beber, regalos, beber. Nada, que llegué a mi casa como a las ocho de la tarde más muerto que vivo. No recuerdo ni haber cenado. Creo que me pegué una ducha, me cambié y casi que puse el turbo hacia la cama previa escala en el sillón.
Ayer, y aún hoy, sigo un poco cansado. Ya estoy mayor para tanto trasteo.
4 comentarios:
Con paciencia jobiana... ¿pero que son 3 horas? cuando un trayecto de 4 como fue el mio se convierta en 13 como fue te me quejas. Si es que eso de ser funcionario jajaja....
Hombre Mac, me quejo porque podrían haber sido menos. Mal de muchos no es consuelo, jajaja.
Cómo he sentido lo de Blanche... :-(
Pero bienvenido al mundo real!
Ainss, Sufur, ya me hubiese gustado estar un poco más de vacaciones ;)
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