A examen

Hace unos meses, allá por febrero, comentaba que estaba rodeado por nerviosos opositores que me iban a durar una larga temporada. Pues ya puedo señalar que los nerviosos han pasado a la última fase y se han convertido en histéricos. Y en monotemáticos.

T. ya sabe que tiene dos exámenes en la última semana de este mes; de hecho lo conocía antes de su viaje a Suiza así que ha tenido tiempo para asimilarlo. Pero la cercanía de la fecha le está angustiando y de lo único que tiene ganas es de que pase ya el día (no se de qué me suena todo esto). Lo bueno es que el primer examen es para una plaza en la que no tiene ninguna posibilidad (básicamente porque es de consolidación de empleo y ya tiene cuasi dueña, aunque nunca se sabe) pero que le servirá como prueba para el que realmente le interesa. Eso sí, la cosa sigue estando bastante jodida aunque parece que habrá alguna plaza más en disputa.

Luego tengo dos amigas que se presentan a las de Secundaria y que tienen su puesta de largo justo después de San Juan. A una de ellas la llamé una tarde de esta semana, para felicitarla por su cumpleaños, y estaba atacada y despotricando contra el tema de la Unión Europea y los tratados y bla bla bla, jejeje. El sábado por la noche fuimos a cenar todo el grupo para celebrar su cumpleaños y el de un amigo común que siempre lo montan juntos y me puso verde porque le costaba estudiarse el tema que le había preparado. No lo entiendo, con lo sencillo que es sintetizar todo el período de los Austria en dieciséis páginas, ¿no están de acuerdo?

Eso por no hablar de las recientes oposiciones en el gremio y que ya prácticamente han acabado, o de las de otra amiga que se presenta a una también a finales de este mes.

Así que ya ven, ni tengo marido porque está en otro mundo ni casi vida social hasta fin de mes. Menos mal que siempre me quedan mis series para hacerme un poco de compañía y la granja del caralibro, claro.