lunes, 28 de junio de 2010

Con orgullo

Hoy es 28-J. No creo que haga falta señalar qué se celebra hoy. ¿O si? Releyendo el post que escribí el año pasado sobre este tema me reafirmo en lo dicho. Que cada cual se manifieste cómo y dónde le de la gana, a su gusto y a la manera que quiera. Y al que no le guste que no mire. Para lo demás, Otto, Sota, Sufur y 2soles te lo cuentan estupendamente y desde muchas perspectivas.


Y ahora un momento confesiones. Es bastante personal. Y un poco largo. Pero me apetece contarlo, no se porqué pero es lo que hay. Así que pongánse cómodos, si quieren leerlo.

Hace muchos años, cuando llevaba algo más de un año saliendo con T., él me propuso irnos a vivir juntos. Yo le comenté que esperase por dos motivos: uno era puramente económico, entonces trabajaba por horas y sin contrato y me ponía nervioso la inestabilidad monetaria; el segundo era que una de mis hermanas se casaba al año siguiente y no quería fastidiarle la boda. El verano de esa boda fui dejando caer que me independizaría después de la misma, les conté a mis hermanas lo que había y todo estupendo (mi madre ya me había sacado del armario cuando no llevaba seis meses con T., casi nada). Pues eso, mi hermana se casó y yo me fui a vivir con T. Unos días después volví a casa de mis padres y le conté a mi padre lo que había, lo cual no le sentó nada bien (de ahí lo de chafarle la boda a mi hermana). A pesar de que mis tías (las hermanas de mi padre) y algunos de mis primos, sobre todo los mayores, le dieron un poco de caña con el tema, digamos que las relaciones se rompieron.

En todo ese tiempo, nunca dejé de ir a casa de mis padres a ver a mi madre (lo hacía cuando él trabajaba) o ver a mis hermanas y, posteriormente, a mis sobrinas. La situación se prolongó como unos seis años y como veía que no se vislumbraba ninguna salida pues me planté en casa de mis padres a hablar con él. La situación fue un poco tensa y menos mal que mi madre (algún día tendré que dedicarle un post) hizo de intermediaria. Pero hablamos, dejamos las cosas claras y parecía que todo iba a seguir igual. Algo cambió porque la reunión fue a comienzos de diciembre y poco antes de Navidad mi madre me llamó para ir a cenar en Nochebuena. Pero ya habíamos avisado a la familia de T. para que se viniese a casa a cenar y ese fue el año que nos fuimos los dos en Nochevieja a Paris. Así que no pudo ser. Nos vimos en un par de ocasiones, como el año pasado cuando fuimos todos a comer por el cumpleaños de mi madre, y nos saludábamos y poco más. Vamos, lo que yo llamaba una cordialidad distante.

Hasta aquí los dos primeros actos de este pequeño drama familiar. El tercero comienza poco antes de la boda cuando quedamos T. y yo con casi todos mis primos (a excepción de los que viven fuera de aquí) para ir a cenar, un poco para presentarlo a aquellos que aún no le conocían. La experiencia les gustó y comentaron de quedar de vez en cuando. En febrero acordaron montar un asadero familiar y lo fijaron para el domingo antes de Semana Santa. El sábado anterior por la tarde me llama mi madre al móvil y me comenta que está cerca de mi casa pero yo estaba en casa de un amigo echando una partidita. Por la noche, cuando estaba en la celebración de cumpleaños de este amigo, volvió a llamarme y me extrañó porque mi madre no es una fanática de llamarte cada cinco minutos. Ahí me dijo que mi padre iría al asadero, más que nada para que no me sorprendiera, yo le comenté que muy bien, que no me importaba, faltaría.

Cuando llegué al lugar, bastante temprano, estaba un poco nervioso porque estas cosas me matan y no sabía cual sería su reacción. Pero me dejó de piedra porque se acercó a mí, me dio un abrazo y me dijo unas cosillas (que no voy a repetir) que me dejaron casi sin capacidad de reacción. Yo le dije que íbamos a disfrutar del día, de la gente y de todo. Luego se acercaron dos de mis primas que son un poco más mayores que yo y, mientras me abrazaban, me decían cuánto se alegraban por la actitud de mi padre. Tampoco es que hablara mucho ese día con él, algo sí, pero nos sacamos unas fotos y pudimos tener nuestros momentillos.

Justo después de Semana Santa, el día que llevé el coche a arreglar me pasé por casa de mi hermana la más pequeña y también estuvieron mis padres. Allí hablamos de todo un poco aunque no hemos tenido esa conversación definitiva. Y aún ahora no se si quiero tenerla ni plantearme cuál ha sido el motivo del cambio. Por ahora me basta con que sea así. Vino un día con mi madre por casa pero no estaba T. porque trabajaba. Así que ya quedaremos para que le conozca in person, porque lo ha visto en las fotos de la boda.

Y hasta aquí la historia. ¿Ponemos un poco de música?




10 comentarios:

rickisimus2 dijo...

:)

rickisimus2 dijo...

Aunque a veces creas que no, tienes suerte.

Mac Dubh dijo...

Yo vivi algo similar.... sin tener nada que ver... mi padre decia que yo no era hijo suyo...y siempre me despreció.Ya lleva 13 años muerto y sin embargo, fui el único que lo cuido en su larga enfermedad. No me arrepiento, hice lo que tenía que hacer. Por eso me alegro muchísimo por ti.... .

starfighter dijo...

Rickisimus, es verdad y aunque no siempre lo haya visto de esa manera es así.

Mac, gracias. En el fondo es lo que somos lo que importa ;)

Shanks dijo...

A veces lleva tiempo pero se acaba solucionando. Me alegro mucho de que vayáis en la buena dirección! :)

starfighter dijo...

Shanks, gracias guapa ;)

Grace dijo...

me alegro; el primer paso ya está dado, ahora poco a poco y se acabará solucionando :)
un abrazo muy muy grande, cielo

starfighter dijo...

Grace, pasito a pasito se va avanzando, besos guapa.

Otto Más dijo...

Tengo mucho retraso de blogas y estoy leyendo tooodas. Este post me ha encantado por dentro :-)

starfighter dijo...

Otto, me alegro un montón ;)