No es lo que parece

Tiene un cuerpo que casi podríamos denominar corriente en la zona: fuerte, un poco amasado, moreno y con el pelo prácticamente rapado al cero. Una cara de malote de esas que si te los encuentras en una calle desierta de madrugada te dan ganas de cruzar la acera y rezar para que no se fije en tí. Pero que a la luz del día y con la vestimenta del gimnasio da bastante morbo. Un tipo de esos que mientras se afeitan en el gimnasio miras de reojillo al tiempo que te secas y te vistes porque disfrutas mirándole y es lo único que vas a poder hacer con él. Mirar. Alguien de quien ni en tus mejores sueños, o peores pesadillas, hubieses esperado que tuviese como tono en el móvil a

Entonces es cuando se te quedan los ojos como chernes y en vez de morbo lo que te da es mucha ternura y ganas de pegarle un arrumaco, antes de que te pegue una galleta que te deje en órbita. Porque, como decía un amigo, o es miembro de la cofradía de María o tiene hijos. Y ya le gustaría a más de uno tener un padre así.