lunes, 8 de marzo de 2010

Mujeres

Cuando mi madre tenía catorce años y terminó lo que entonces era la primaria se puso a trabajar. En un supermercado, uno de los primeros de entonces, que estaba al lado del parque Santa Catalina. Cuando era pequeño, y no tanto porque aún lo hace, se ponía a recordar cosas de aquel trabajo: que si venían los turistas o los de los barcos pesqueros, que si las galletas inglesas, que si bombones belgas (sí, mi madre es algo golosa, no hace falta decir de quien lo heredé), etc. Cuando se casó dejó aquel trabajo. Para coger otro más duro, claro, el de su familia. Que si mantener la casa, cuidar de tres hijos, ayudar a su madre y hermana cuando mi abuelo murió y más. Y ahí sigue, al pie del cañón con mis sobrinas, sus nietas, y trasteando de aquí para allá sin parar.

Y aunque se que el día abarca mucho más de lo que el simple nombre señala, hoy debería ser simplemente el día de la mujer, porque todas trabajan, unas más reconocidas, otras menos. Besucos a todas y que tengan un gran día.






2 comentarios:

Shanks dijo...

Casi que es el trabajo más duro, la verdad.
Hace poco ví la escritura de la casa de mis abuelos y me quedé sorprendida es poco cuando leí que ponía que mi abuela se dedicaba a sus labores. Más que nada por que trabajaba en un mercado vendiendo verdura, y era autónoma. Claro que eso al régimen no le gustaba y por eso en documentos oficiales (firmados por el notario) ponían lo que más les convenía...

starfighter dijo...

Aún me acuerdo lo de "sus labores", que era lo mismo que decir ama de casa.